La música clásica del circo se viene a la mente de cualquiera que ve la plaza de barrio San Cayetano, mientras los chicos del lugar están en la escuela y los padres trabajan a la siesta Silvina Vila estuvo pintando un mural que cambió ese espacio.

La mujer de 45 años solo tiene un par de horas por día para descansar, justo en el intermedio de su trabajo en un comercio y las actividades de sus hijos, pero eso no impidió que el día que se conoció públicamente el proyecto “Las paredes hablan” se acercara para ofrecerse a realizar murales.

El “Sí” llegó de inmediato y en un abrir y cerrar de ojos tuvo su primer proyecto que fue en Amos, luego le siguió el escenario de la Escuela Raúl Villafañe y el viento la llevó hacia barrio San Cayetano donde imprimió su estilo en la Guardería Evelina Feraudo y la plaza.

Circo completo en una plaza lejana.
Circo completo en una plaza lejana.

Artista “tardía”

Desde muy chiquita Silvina se dedicó a pintar y dibujar, el arte la acompañó siempre e incluso tiene un título en esta área, pero el trabajo eventualmente siendo más grande la llevó a otro lugar.

“Yo siempre pinté, después tuve hijos, estudié y nunca pude seguir la carrera. A los 18 años me recibí en un instituto de dibujo y después me puse a trabajar en un comercio que lo sigo haciendo. También estudié y soy martillera y corredora inmobiliaria, pero es difícil insertarse laboralmente, además ya tenía mis hijos”, contó a El Periódico.

Un día una amiga la incentivó a cambiar un poco y buscar otra actividad ya que se define como “inquieta”. Fue suficiente que le preguntara si volvería a pintar y rápidamente salió a buscar personas que le abrieran las puertas. “Me ofrecí para pintar vidrieras en negocios y de 10 3 dijeron que sí, desde ahí nunca paré porque siempre me llaman de un lado o de otro”, dijo.

De ese hecho ya pasaron dos años y aunque su tiempo para pintar es limitado siempre aprovecha todos los minutos posibles para realizar grandes trabajos.

Pinocho aparece en el escenario de la Escuela Villafañe.
Pinocho aparece en el escenario de la Escuela Villafañe.

Un mural muy especial

Los padres de Silvina viven en el edificio al lado de la Estación Terminal de Ómnibus y ella lo hizo ahí también hasta los 29 años, hace unas semanas terminó su mural en el paredón donde se puede ver a Salvador Dalí por ejemplo, pero también está el suyo que es muy especial.

“Pedí un pedacito de pared para pintar ahí en la Terminal y me lo dieron, estoy muy agradecida porque mis padres viven en el edificio de al lado y es una casualidad que cuando abren todos los días la ventana ven directo el mural que pinté. Estoy muy agradecida por eso”, relató sobre la anécdota.

Silvina y el mural que todos los días ven sus papás desde la ventana de la casa donde vivió.
Silvina y el mural que todos los días ven sus papás desde la ventana de la casa donde vivió.

Alegría y pasión

Curiosa e inquieta Silvina logró también pintar en la guardería Taglioretti por la cual pasa a menudo y siempre se lamentaba de que necesitaba visibilizarse más ese espacio o sea que llamara la atención. Con la misma idea llegó a San Cayetano que ahora tiene paredes llenas de color, infancia y un espíritu que a veces se pierde en los barrios más alejados de la ciudad.

Ese ajetreo no la cansa a Silvina, le permitió reencontrarse con su pequeña artista de una manera distinta en un momento de la vida ciertamente impensado por eso las sensaciones que la embargan son muchas.

Los colores distinguen ahora a la guardería Taglioretti.
Los colores distinguen ahora a la guardería Taglioretti.

“Siempre escuchaba gente que dice que trabaja de lo que ama y decía ‘wow que suerte’ y a mí nunca me había sucedido, la mayoría vamos trabajando de cosas que nos fueron tocando, aunque lo hagas con dedicación y sentimiento. En mi caso yo pinto de corazón más allá que sea o no remunerativo porque no tiene precio la sensación que me produce ver el trabajo terminado y ponerle la firma”, aseguró.

En la actualidad hay 29 artistas que realizaron distintos murales en espacios de San Francisco, el proyecto le imprimió una alegría y llenó de historias a estos lugares, pero sobre todo permitió conocer lo valiosos que son los artistas. Silvina puso en valor eso: “Es una cosa hermosa donde están todos estilos y tenemos formas de pintar diferentes nos ayudamos con todo, además las puertas están abiertas para quienes quieran acercarse”.

La guardería de barrio San Cayetano también fue intervenida por Sivina.
La guardería de barrio San Cayetano también fue intervenida por Sivina.