El uso del barbijo en la población en general para protegerse el coronavirus es uno de los temas que más controversias dispara entre especialistas de todo el mundo. Y si bien los científicos no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto a la eficacia y recomendación de utilizarlo, ya hay tres provincias argentinas que decidieron que sea obligatorio usarlo para todas las personas que circulen por espacios púbicos. ¿Y qué va a pasar en San Francisco y a nivel provincial en Córdoba?

Si bien no estaba recomendado por la Organización Mundial de la Salud, Catamarca fue la primera provincia que dos semanas atrás reglamentó el uso obligatorio de protector facial y desde este lunes una medida similar comenzó a regir en La Rioja. Además, también Jujuy lo anunció como obligatorio a partir del próximo viernes. A nivel municipal, en Zárate (Buenos Aires) adoptaron la misma decisión a través de un decreto municipal que entrará en vigencia desde este martes 7.

En San Francisco las autoridades municipales están evaluando si aplicar una norma similar para todos aquellos que transiten por la vía pública y la decisión podría conocerse en los próximos días, si es que no lo resuelve antes el Gobierno provincial.

Más allá de su eficacia en la prevención de la expansión del virus, lo que las autoridades también analizan es si se puede contar con una cantidad suficiente de estos materiales para que no resulte desabastecido el personal médico y otros que sí tienen más probabilidad de estar expuestos al virus. 

Argumentos

Por otra parte, también los especialistas que asesoran al Gobierno nacional adelantaron que están estudiando nuevas evidencias y que en pocos días se decidirá si cambia la política actual, donde no es obligatorio para todos los ciudadanos. Hasta ahora Argentina sigue los lineamientos de la OMS en cuanto a que su utilización sea para quienes estén infectados y quienes podrían estar en contacto con casos sospechosos o confirmados en centros de salud.

¿Entonces cuál es el objetivo de que todos usen barbijo? Evitar el posible contagio principalmente por parte de todas aquellas personas consideradas asintomáticas, es decir, que tienen el virus pero que no manifiestan síntomas ni desarrollaron la enfermedad, pero que sí pueden contagiar a otros; algo sobre lo cual todavía no hay evidencias determinantes.

Entre los argumentos a favor, se menciona que además de evitar que las gotitas al hablar o estornudar se propaguen, también el uso del barbijo hace que la gente se toque menos la cara.

Entre los motivos en contra, distintos epidemiólogos aseguraron que el mal uso de estos dispositivos puede incrementar, en lugar de disminuir, el riesgo de infección, del mismo modo que ocurre con los guantes. Además, no todos los barbijos son efectivos sino que depende de sus materiales.

¿Cambia la política a nivel mundial?

Desde el comienzo de la pandemia, la OMS desaconsejó su uso en la población en general y lo reservó únicamente para los profesionales de la salud o para quienes estuvieran en contacto con algún caso positivo o sospechoso, o para quienes estén con tos o estornudos frecuentes. Sin embargo, esto podría cambiar en breve y las autoridades del organismo se mostraron dispuestas a revisarlo.

Pero además, otras prestigiosas entidades sanitarias como los Centros de Control Epidemiológico de los Estados Unidos ya han comenzado a recomendarlo para las zonas de alto riesgo y más países también han adoptado esta medida, como Alemania, República Checa, Israel y próximamente España.

Lo que sí parece estar claro es que el barbijo debe estar acompañado del resto de las medidas de prevención ya conocidas como el lavado de manos, la distancia social y el aislamiento.

“La OMS está reuniendo toda la evidencia disponible y continúa evaluando el uso potencial de máscaras de manera más amplia para controlar la transmisión de COVID-19 a nivel comunitario", explicó días atrás el director general de la organización, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, en conferencia de prensa. "Todavía es un virus muy nuevo y estamos aprendiendo todo el tiempo", agregó.

Con información de Agencias / La Nación.