La lectura en el ámbito educativo es una actividad donde el rol de maestros y maestras es fundamental, ya que deben ser ellos quienes despierten el interés de los jóvenes por la lectura.

Al respecto dialogamos con Sandra Cagliero y Paola Raspo, docentes de la localidad de Morteros que dan clases en distintos niveles educativos, tanto en el ámbito público y el privado. Sandra es docente en escuela primaria y secundaria del ámbito privado, mientras que Paola es docente en escuela primaria y en una carrera de formación docente en el ámbito público.

“Ellos tienen una parte de literatura, en la materia lengua y literatura, y otro tipo de lectura que es la de los textos de circulación social, porque también hay que enseñarles a comprender textos de circulación social, ya que cuando se trabaja este tipo de textos hay que hacerlo con portadores reales”, manifestó Cagliero.

Cabe destacar que la literatura seleccionada por el docente responde a los intereses de los alumnos, donde en algunos casos se les da opciones. “Generalmente selecciono en función de lo que les puede llegar a interesarle a ellos, hay que tener en cuenta ciertos criterios; por ejemplo, si una novela tiene mucha descripción, esto a un chico de entre 10 y 14 años lo cansa y puede resultar tediosa, entonces tenés que ver que sean novelas o cuentos donde haya mucho diálogo entre los personajes”, mencionó.

Vocabulario

“Una de las cosas por las que promuevo la lectura de cualquier tipo de texto es por el tema de ampliar el vocabulario; un niño lector aventaja a quien no lo es, ya sea en conocimientos culturales, en el manejo del vocabulario o en las relaciones  sintácticas. Una persona lectora tiene la capacidad de descubrir el significado de las palabras y mayor posibilidad de comprender”, indicó la docente.

“La relación entre los niños y la lectura está compleja en estos tiempos, los chicos tienen mucho acceso a la tecnología y eso dificulta el gusto por la lectura, por lo tanto cuesta hacerlos leer en el aula y hay que ponerle más empeño en buscar textos que le llamen la atención; se trabaja particularmente con las ciencias ya que son los temas que más los atrae”, aseguró Raspo.

Con respecto a la motivación para leer, distintos investigadores coinciden en que están mucho más motivados los niños que vienen de un hogar donde se promueve la lectura, y también aquellos cuya docente incentiva esta actividad, porque determinan que si a una docente no le gusta tanto leer, tampoco  se lo va a poder trasladar a sus alumnos.

“A los chicos les interesa el tema de la lectura por placer en el aula, este año armamos una biblioteca y hacemos por lo menos dos horas semanales de lectura por placer, después ellos tienen que hacer una actividad con eso que leyeron haciendo hincapié en la comprensión. Los temas son variados, entonces van eligiendo y van rotado para no leer siempre del mismo estilo”, agregó Raspo.

Propuestas

También haciendo alusión al tema de la motivación en el aula, Cagliero dijo: “El chico es dócil según la propuesta del docente, y a su vez las problemáticas de ellos son lo que más le llaman la atención, es decir, las que están más en el entorno de su realidad, como adicciones, redes sociales, violencia de género, bulimia, anorexia; pero no nos podemos limitar a trabajar solo con eso, tenemos que hacerlos conocer el mundo también y ayudarlos a que lo puedan leer”.

Según las docentes, cuando se abordan temáticas de difícil comprensión deben utilizarse todos los recursos posibles, ya que un video “le da todo servido y los niños no tienen que elaborar nada”. Por eso, ambas destacan que a través de un libro pueden hacerse una imagen mental de la situación que puede ser diferente a la del otro porque la imaginación es infinita y no tiene límites.

“Si bien dicen que los videos son los libros del futuro, el video te da todo servido y no podés ejercitar la capacidad creativa o la imaginación. En cambio la lectura de textos escritos genera más trabajo, y por eso los chicos no quieren, porque representa un esfuerzo de comprensión y de imaginación”, expresó Cagliero.

Mejor escritura

Respecto a la falta de correcta ortografía, ambas docentes sostienen que la lectura puede influir o no, dependiendo de la capacidad de memorizar que tiene cada niño o adolescente, pero sí destacan que aquellos que más ejercitan la lectura son menos propensos a cometer errores ortográficos o sintagmáticos.

“Igual hay que entender que son otros tiempos en los que nosotros nos formamos nosotros, y en los que se forman los chicos ahora, los intereses son distintos y el atravesamiento de la tecnología y la comunicación se da en forma diferente. Pero hay cuestiones básicas que tienen que estar, y si el mundo externo no lo ofrece, o la familia tampoco, lo tiene que ofrecer la escuela”, concluyó Cagliero.