No es un loteo nuevo. Tampoco es un espacio tan alejado del radio urbano, mucho menos en estos últimos años donde la ciudad se expande tanto para el norte como el sur. Incluso, prácticamente no quedan terrenos sin construir. Así y todo, Campo Chico debe ser el barrio de San Francisco con más espacio natural, aire libre, pero que pasa desapercibido para muchos sanfrancisqueños.

El sector tiene ingreso por ruta provincial 1 y linda con el predio del Suoem. Parece un barrio cerrado, pero no lo es. Y además tiene varias particularidades.

Campo Chico es un barrio de unas 6 hectáreas aproximadamente, con 17 lotes de más de 1300 m2 cada uno, de los cuales 12 ya están construidos desde hace años como vivienda residencial o casa quinta. Su esencia: ser un espacio tranquilo, poco alejado de la urbe, con mucho verde y naturaleza y bien familiar.   

Alberto Müller, quien loteó el terreno décadas pasadas, coincidió en diálogo con El Periódico que el barrio da la impresión de ser cerrado, aunque no es así. “Parece cerrado porque tiene ingreso solamente por ruta 1, pegado al camping del Suoem, mientras que la calle central es Juan XXIII. Tiene calles laterales o trasversales, pero son arterias ciegas que tienen un recorrido de 50 metros para cada lado ya que lindan con los predios vecinos que no están loteados”, sostuvo.

El creador de este espacio explicó que no hay demasiados requisitos de construcción, pero aclaró que se prioriza la naturaleza, el aire libre y que los espacios sean para vivienda residencial: “No se permiten galpones, fábricas o talleres porque perdería la esencia del loteo, de vida en naturaleza y aire libre”.

Alberto Müller
Alberto Müller

Campo Chico también cuenta con dos espacios verdes que fueron exigidos por la Municipalidad. Uno con juegos para chicos y otro donado al municipio que todavía están en estado de baldío y que deben darle un destino especial.

El nacimiento

La historia de este espacio verde con grandes árboles y mucho aire libre nació por casualidad. Al menos así lo explica Müller, quien en 2001 recibió una propuesta de su hija. Invertir en un terreno ubicado sobre ruta provincial 1, un campo que no tenía demasiada utilidad.

El loteo se habilitó tras algunos años de trámites y obras. La familia pudo ir vendiendo algunos terrenos y construyendo hasta que se conformó el barrio. “Terrenos por vender quedan uno o dos, pero pertenecen a una inmobiliaria y a otra familia”, agregó Alberto.

La calle principal es Juan XXIII.
La calle principal es Juan XXIII.

“Nace prácticamente de casualidad. Una de mis hijas se dedicaba a animar fiestas infantiles y necesitaba un espacio para poder organizarlas y no tener que depender de los clubes. Ellos tenían que trasladar caballos, burritos, petizos, puentes colgantes, juegos de maderas y el traslado era muy incómodo. Fue así que un día pasando por la ruta 1 vio que había un predio que se vendía. Allí fue que me invitó a que invirtamos comprando esas casi 6 hectáreas aproximadamente”, relató.

Cuando lo adquirieron era todo campo, solo tenía un alambrado al frente y el resto era utilizado para tener animales por parte del dueño anterior.

“Pasó el tiempo y logramos concretar la compra del predio. Mi hija se quedó con un espacio de unas dos hectáreas para desarrollar lo suyo y me puse a pensar qué podía hacer. Por eso junto a unos arquitectos decidimos subdividirlo con la idea de hacerme una casita de fin de semana y de ahí en más veríamos”, indicó, a lo que añadió: “Mi hija comenzó hacerse la casita, yo me hice la pileta. Y surgió la idea de hacer un pequeño loteo. En esa época no había ningún loteo de estas características, ni Casonas del Bosque”, mencionó.

Manos a la obra, averiguaron en la Municipalidad para ver qué exigencias tenían en materia de infraestructura. “Nos exigían agua, alumbrado, electricidad y calles mejoradas”, explicó Müller.

Con grandes árboles y mucho verde.
Con grandes árboles y mucho verde.

Allí fue que decidieron avanzar con el proyecto de Campo Chico. “Son 17 lotes nada más. Podríamos haber hecho 50 a lo mejor, pero tomamos la decisión de hacer terrenos grandes del orden de los 1300m2 y 1800m2 para darle un sentido especial”, expresó.

Mucha gente no lo conoce

El propio creador del barrio reconoce que Campo Chico es un espacio que muchos no registran.

“En San Francisco no es mucha la gente que lo conoce, incluso hasta hace poco tiempo conocidos míos no se ubicaban dónde es el terreno”, explicó Müller.

“Ocurre que no le dimos mucha difusión comercial en medios y redes. El que viene porque visita o prestan un servicio profesional se sorprenden y resaltan que es un espacio muy lindo y natural”, manifestó.

La aventura de lotear

Alberto Müller tiene 74 años y si bien no viene del rubro inmobiliario, tienen el placer de haber sido creador de un barrio especial de San Francisco.

“El inmobiliario no era mi rubro, fue mi primera y única experiencia”, reconoce. Además explicó que a lo largo de su vida logró hacer algunos ahorros porque la inversión en ladrillos siempre le gustó.

“Fue un ahorro desde la juventud y ahora tengo casi 75 años. Fui muchos años empleado de una industria metalúrgica de San Francisco, después tuve una actividad metalúrgica por mi cuenta con un socio y después me jubilé. Ahora mantengo como puedo el espacio de mi quinta”, manifestó.

Campo Chico, el barrio de San Francisco menos conocido pero con más naturaleza

En este sentido, sostuvo que la idea principal era que viviera el resto de la familia. Finalmente, comentó que el proyecto se hizo con tal profesionalidad que el propio municipio acompañó y se hizo una obra muy linda.  “Nos habían dicho que en Córdoba los loteos nuevos se hacían con instalación eléctrica subterránea, es más caro, pero no nos arrepentimos porque queda más bonito, hay menos contaminación visual y no se ven cables colgando”, destacó.

En este sentido, exaltó que fue el primer barrio de San Francisco que contó con la instalación de iluminación y electrificación completamente subterránea.

Otra de las obras que hicieron entre los propietarios con colaboración de la Municipalidad fue el tendido de red para el gas natural. “Lo trajimos desde la esquina de Juan de Garay. El único servicio que falta es la cloaca, pero notamos que se está avanzando en determinados barrios y no estaríamos tan lejos para que en algún determinado momento se lleve adelante”, se esperanzó.