Son las 10:30 del jueves y en las dependencias municipales Víctor Hugo Urquía (65) arranca la segunda ronda de recorrida por las oficinas para servir el café o el mate cocido a sus compañeros. Cuando traspasa la puerta de la sala de cómputos los empleados se dan vuelta y lo saludan cordialmente. Por ahí, y en más de una oficina, se filtra alguna que otra broma futbolística de por medio.

Hugo lleva 14 años trabajando como maestranza en el municipio, sirviendo diariamente a empleados, funcionarios y, cada tanto, también al intendente.

“Siempre digo que este trabajo es como la gente que hace radio; tenés que levantarte muy contento, con mucho optimismo, uno no puede servirle un mate cocido o un café o un té con mala onda”, comenta con una sonrisa.

Sus mañanas arrancan bien tempranito, ya a las 6:30 todo tiene que estar preparados para servirle el desayuno a los compañeros, esos que minutos después deberán atender las inquietudes y reclamos de los vecinos de la ciudad.

La regla para el personal de maestranza es servir primero a los compañeros y funcionarios. Por último, desayunan los tres “cafeteros” del municipio. “A lo último-remarca Hugo-, recién tipo 8:30”.

Muchas veces a Hugo se lo observa en conferencias de prensa y anuncios gubernamentales, allí es donde amablemente atiende a reporteros y periodistas. “A la gente de prensa da gusto atenderlos, siempre están con buena onda”, sostiene.

Luego Urquía refiere que quizás este sea su último año de labor. “Ya el año que viene voy a ir preparando los papeles de la jubilación, ya estamos para retirarnos, seguramente esto lo voy a extrañar”, asegura.

“La buena onda, siempre”

Samuel Madrea lleva más de 20 años en el municipio. Comenzó como guardia y luego pasó al sector de maestranza. Por aquellos tiempos llegaron a ser cinco empleados encargados de servir los desayunos en el Palacio Tampieri. Cuando el Concejo Deliberante tuvo su sede propia, Samuel también se mudó a calle Libertad.

Con seguridad Samuel se jacta de conocer qué infusiones son las preferidas de los concejales y de los empleados en dicha dependencia y es que es el único encargado de la cocina.

“Acá le conozco el gusto a todos, sé quién toma café con azúcar, con edulcorante, hay quien prefiere el cortadito. Pero lo principal es atender de la mejor manera, ser deferente con las personas, amable y amigable. Hace 20 años que sirvo así y estoy acostumbrado”, cuenta.

Madrea ha servido en las administraciones de Hugo Madonna, Martín Llaryora e Ignacio García Aresca. Inclusive fue encargado de la secretaría privada en la intendencia de Llaryora y siempre le servía el desayuno.

“Martín tomaba té o mate cocido. Ignacio, mate cocido. Mientras que la señora Graciela Brarda té con endulzante”, asegura. Si bien siempre tuvo muy buena relación con todos los intendentes, Samuel se confiesa un seguidor político de Llaryora.

Sin secretos

Según el personal de maestranza no existe ningún secreto a la hora de preparar el desayuno. “Está todo a la vista”, dice con una sonrisa. 

Madrea ingresa alrededor de las 5:30, toma un desayuno simple -un té o café con leche- y ya se prepara para la llegada de los empleados del Concejo y luego, a medida que van llegando los concejales, les va sirviendo sus infusiones. Alrededor de las 10:30, realiza otra ronda para llenar las tazas vacías.

“Mi trabajo me encanta, soy muy feliz acá, me encanta el contacto diario con la gente”, remarca visiblemente emocionado.