Ariel Ontivero es bombero desde hace siete años. Aunque su interés por ayudar comenzó cuando era muy chico, recién en 2010 decidió acercarse a la institución para ingresar al mundo bomberil. Hoy forma parte del Grupo Especial Materiales Peligrosos.

Trabaja en la empresa local Macoser S.A desde hace 27 años. En este ámbito conoció al Oficial Principal Bombero Voluntario Marcelo Muratore, quien lo ayudó a formar parte de la institución. “Le hable a Marcelo, que lo conocía del trabajo, y él me ayudo a acercarme a la institución, empecé el primer nivel y en marzo de 2011 juré como bombero”, recuerda Ariel.

Ariel explica que si bien siempre le gustaron los riesgos y la adrenalina, solo luego de su separación encontró el tiempo que necesitaba para poder cumplir con su rol como voluntario. “Hoy Bomberos para mí es algo muy bueno porque ayudás al prójimo. Cualquier cosa que pase, nosotros estamos ahí para ayudar al otro, vamos a incendios, a rescatar animales, accidentes, lo que sea” expresa.

Ontivero, o “Toto” para sus amigos, tiene dos hijas que son su orgullo. Sofía, de 20 años, y Candela, de 14. Cuenta que la mayor estudia Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica Nacional de nuestra ciudad mientras que la más pequeña está finalizando su segundo año del secundario en el Instituto  Pablo VI. “Son muy aplicadas, muy responsables. Su mamá las educó bien, es muy exigente, y su abuela también, yo soy más permisivo”, confiesa.

Grupo especial de Materiales Peligrosos

Desde que ingresó, se desempeña en el área de Automotores, a cargo del Sargento Bombero Voluntario Gerardo Musto. Además, pertenece al grupo especial Materiales Peligrosos junto a los bomberos voluntarios Sargento Iván Grande, Cabo Gamaliel Galvan, Santiago Muratore y Emilio Córdoba.

Dentro del grupo se encargan de controlar y manejar toda sustancia sólida, líquida o gaseosa que pueda ocasionar daños al ser humano y al medio ambiente. Dichos integrantes realizan capacitaciones a nivel provincial, y algunos incluso tuvieron la oportunidad de viajar a otros países para formarse en la problemática. “Viajamos por toda la provincia, nos capacitamos siempre. Acá por suerte no hay mucho peligro, estuvimos haciendo relevamientos a camiones pero lo mayor que pudo pasar es que pierdan combustible”, detalla Ariel.

Por último, cuenta que la pasión que sienten por este voluntariado les permite enfrentarse a situaciones difíciles e impactantes. “A mí lo que más me impacta es la sangre, pero voy igual a los accidentes y veo hasta donde llego. Igual en ese momento la cabeza te funciona diferente, una vez que tocó la alarma y salís la cabeza ya está preparada para ese momento, vos mismo te das cuentas que podés hacer más cosas, supongo que será por la adrenalina o por la pasión” finaliza.