“Los hijos de la Talidomida”, así se tituló un informe televisivo del noticiero de Canal 13, Telenoche, el cual se emitió días atrás. El mismo mostró las historias de personas que nacieron con malformaciones, según entienden, por consecuencia del consumo de la Talidomida, una droga que se recetaba décadas pasadas a embarazadas para evitar las náuseas.

“Fue un escándalo mundial. En los 50 y los 60 los médicos recomendaban tomar pastillas de talidomida para evitar náuseas en el embarazo. Pero los métodos de evaluación de medicamentos de esa época no detectaron el potencial embriotóxico que tenía la talidomida”, relata el periodista Guillermo Lobo, quien estuvo al frente del informe.

Como consecuencia de esta droga en todo el mundo, muchas madres perdieron a sus hijos e hijas, otras más los tuvieron con malformaciones en brazos, piernas, manos y pies. El 40% de los afectados murieron antes del primer año de vida, indican las personas afectadas.

“Creemos que fuimos parte de un experimento”, sostiene una de las integrantes de la asociación que reúne a las víctimas y que busca generar conciencia de lo que les hicieron, además de un resarcimiento económico por parte del Estado.

LOS HIJOS DE LA TALIDOMIDA: La lucha cotidiana de las víctimas de la Talidomida
La historia de Olga, la mujer que nació sin sus manos, llegó a un documental

Paradójicamente, en 2012, el laboratorio que generaba la droga se limitó a pedir disculpas públicamente por las consecuencias generadas. No más que eso.

Olga Zalazar sigue dando pelea para un reconocimiento desde San Francisco. Ella particularmente pudo hacer su vida, pese a las dificultades por malformaciones en sus manos.

Su caso

Tiempo atrás, Olga contó que su enfermedad fue de nacimiento por un origen genético, debido a una droga que le recetaron a su madre para que consuma durante el embarazo.

“Se trataban de unas pastillas que como especie de experimento se las otorgaron para las náuseas. Esa droga es la talidomida, cuyo efecto secundario podía producir malformaciones en los bebés. En mi caso me faltaron las extremidades de las manos, algo que se denomina agenesia de ambas manos”, explicó.

Desde entonces su vida fue de lucha constante en una época donde la integración social era muy dura para cualquier persona con una discapacidad.

“Siempre la familia buscó seguir y avanzar, con altibajos, con barreras y una durísima etapa en la adolescencia donde tuve que enfrentarme al mundo”, recordó. Pero por fortuna pudo hacerlo con su frente en alto.

Y continuó: "Mi mamá y mi papá trataban de ocultarlo para que la gente no me mirara, pero la gente te mira igual".

La mujer también le dedicó un párrafo aparte a su papá por la ayuda brindada en sus primeros años. "Mi papá siempre fue mi sostén, tanto de mi mamá como mío, pero siempre buscando la forma de solucionarme los problemas de la vida cotidiana", se la oye decir ya en un fragmento del informe.

Actualmente, Olga pelea además de su causa, por otros compañeros que tuvieron serios problemas para afrontar su desarrollo y hasta la actualidad no cuentan con los recursos suficientes para llevar una vida con dignidad.