“Pocholo” o “Pocholito”, así lo conocen al menor de 14 años que el miércoles fue trasladado nuevamente al Complejo Esperanza de la cárcel de Bouwer, en la ciudad de Córdoba. Está señalado como el presunto autor del crimen de Santiago Dávila, ocurrido en Frontera el último jueves 7 de julio, pero además se le adjudican otros delitos.

El adolescente estuvo detenido durante un año en el mismo lugar que esta semana lo volvió a recibir, tras ser uno de los partícipes del asalto –junto a otro menor- donde resultó herido de bala el 2 de abril de 2015 el preventista Adrián Cravero.

“Pocholo” recuperó la libertad alrededor de dos meses atrás y volvió a vivir con su familia. Desde el Juzgado de Niñez, Juventud y Violencia Familiar y Penal Juvenil, a cargo de Esther Martínez, se le concedió el permiso para que se radique junto a su padre en la localidad de Balnearia. Pero el menor volvió para San Francisco donde viven sus hermanos.

Tras la muerte de Dávila comenzó a ser buscado por la Policía de Frontera. Finalmente se entregó el pasado miércoles.

Historia de vida complicada

La vida de “Pocholo” no ha sido fácil, como la de muchos chicos de la ciudad y de Frontera. En noviembre de 2013, su madre murió luego de las quemaduras sufridas en una violenta discusión con su esposo en su vivienda de barrio Parque. Según los investigadores, la pareja había discutido y ambos estaban rociados con nafta y se habían prendido fuego.

El menor quedó en manos de una hermana pero con el correr de los meses fue derivado en noviembre de 2014, por la Justicia local, a la Granja Siquem, una asociación civil sin fines de lucro ubicada en Río Cuarto. Allí, una familia contiene, educa y sobre todo forma a niños y adolescentes derivados por la Justicia o por organismos estatales.

Una fuente judicial consultada por este medio contó que el desempeño del menor fue muy bueno en ese lugar, lo que le valió poder reintegrarse nuevamente a la sociedad. La Justicia lo puso bajo la tutela de sus abuelos en la localidad de Balnearia. Pero otra vez volvió a nuestra ciudad.

“Pocholo” se vio involucrado en algunos hechos delictivos, siendo el de Cravero el que lo termina privando de su libertad el año pasado.

¿Por qué salió?

Si bien la ley sostiene que un menor puede estar detenido en el Complejo Esperanza hasta dos años, este adolescente estuvo un año detenido. Desde la Justicia local creyeron que debía volver a reintegrarse a la vida en sociedad bajo un “permiso transitorio”. Ello con un seguimiento sobre su accionar.

Sin embargo, “Pocholo”, según fuentes policiales de Frontera, antes de la muerte de Dávila, hecho por el cual era buscado en los últimos días, tenía dos causas por abuso de armas durante el mes de junio de este año. 

Entrega y vuelta al Complejo Esperanza

Bien temprano el miércoles, el menor se presentó en la fiscalía de Rafaela junto a su padre y su abuela. Luego fue derivado a la Subsecretaría de los Derechos de Niñez, Adolescencia y Familia de esa ciudad. Allí –le confiaron fuentes judiciales a El Periódico- “Pocholo” negó los hechos por los que se lo acusa y desde ese organismo lo consideraron no punible a razón de su edad, 14 años. Además se excusaron de no tener competencia jurisdiccional que le permita intervenir ya que el menor tiene domicilio en la provincia de Córdoba (Balnearia). Por estos motivos y otros fue derivado a la Unidad de Desarrollo Regional (UDER) con sede en San Francisco, a cargo de Lorena Vanay, con la intención de que vuelva a quedar al cuidado de su familia.

La decisión cayó como un balde de agua helada teniendo en cuenta los hechos recientes en Frontera, donde hubo una muerte días atrás. “La situación fue desesperante, tanto por la integridad física del menor como por la de la comunidad. La Justicia santafesina resolvió no hacerse responsable”, señaló Vanay a El Periódico, asegurando que el adolescente “debe ser sometido a un trabajo integral antes de reinsertarse en la sociedad”.

En virtud de ello, desde UDER le solicitaron a la Justicia local su intervención y mediante una resolución firmada por el juez Guillermo Rabino, se procedió al traslado del menor al Complejo Esperanza.

Entre las causas de la decisión se encuentra la participación de “Pocholo” en dos delitos de robo calificado con armas, uno de ellos con encubrimiento y amenazas, que se tramitan ante el Juzgado de feria. Cabe señalar que la muerte de Dávila ocurrió en Frontera, jurisdicción santafesina.