Facundo Malacalza ingresó a los 14 años al mundo del rock. Si bien más de niño se animó a aprender guitarra criolla y empezó a tocar folclore, influido por su padre, fue de adolescente que se compró un disco de Los Piojos que –asegura- le voló la cabeza.

En el programa Yo Digo, el ciclo de entrevistas de El Periódico TV, el vocalista y guitarrista de la banda local I Griega adelantó que la banda se radicará a mediados de este año en Buenos Aires: “Vamos a buscar nuevos caminos, nuevas oportunidades”.

- Ya van 11 años de vigencia de la banda desde el primer ensayo en febrero 2011. Pienso, por ejemplo, en un trabajo formal tenés el sueldo y le sumás esa antigüedad y es un extra que suma. En la música esa lógica no se da.

- Claro que no. Los otros días hablamos con el resto de la banda y decíamos once años, a veces te pesa el número, no tenemos un sueldo y siempre invertimos en videos y giras. Arrancamos de chicos, es cierto, con un proyecto serio. Y para nosotros en 2017, cuando salió el segundo disco, nos propusimos ser más profesional y laburar en serio. Los años anteriores fueron más de aprendizaje.

- ¿Cuál fue el click en 2017? ¿El disco?

- El disco Diana, el segundo nuestro. Laburamos con un productor de Buenos Aires y dijimos vamos a encarar seriamente la cosa, con giras en la costa. Nos dimos cuenta que queríamos esto y aquellos que no lo querían fueron dejando el grupo. Fuimos quedando quienes queremos vivir o intentar vivir de la música.

- Algo que se le destaca a la banda es ir por más. La idea de sacar videos que aportan a lo que hacen. ¿Cómo es la parte creativa?

- De este segundo disco hicimos un video de la canción Utopía, fue como un cambio porque si bien los videos que producíamos acá no estaban mal, sí había recursos limitados. Entonces empezamos a laburar con una productora de Buenos Aires, que tenía maquillador, iluminador, todas cosas nuevas. De ahí le pusimos otra mirada al encarar los videos. En 2020, con la pandemia, teníamos tres canciones dando vueltas y decimos grabar tres videos. Habíamos pensado hacerlo de manera casera antes de no hacer nada, porque no sabíamos cuánto iba a durar esto de la pandemia. Conocimos a Andrés Tamagnini que estudia cine, Laura Pratto que es escritora y empezamos a charlar. Surge la idea de tres canciones, tres videos, había un hilo conductor y lanzamos un cortometraje. Fue una idea conjunta de hacer algo novedoso.

“La movida local tiene mucho de autogestión y eso desgasta”

- Por lo visto han seguido la línea de toda banda, el juntarse con ganas, en un garaje o donde sea; salir a tocar ante el público, perfeccionarse y muchas veces sin cobrar un peso. Hoy pareciera que todo ese proceso se quiere ahorrar y se busca trascender por las redes. ¿Las bandas o solistas optan hoy por ese camino más corto?

- Es real que antes para hacerte conocido debías tocar todos los fines de semana. Ahora no es tan necesario, es más lo visual, las redes que son importantes. Lo que decidimos es que si surge una fecha donde no sacamos un peso o no va a rendir tratamos de evitarla. Fuimos a la Costa (Argentina) e hicimos diez shows donde no recibimos dinero, pero nos sumó, seguidores, algunos te compran un disco. Preferimos hoy tocar menos, pero mover las redes con contenido. Y cuando los shows van llegando son bienvenidos.

- Alguna vez el líder de Los Cafres, Guillermo Bonetto, dijo: "Hace 30 años que tocamos y estuvimos casi 20 años sin llenar la heladera". ¿Cómo se maneja esa frustración?

- Yo arranqué a los 14 años, muy pibe, con X Motivo y la cosa era tocar. No me preocupaba más que eso. Con I Griega después de un tiempo tratamos de sacarle un jugo; nosotros nunca nos habíamos anotado en Sadaic, que era una posibilidad para ganar un dinero por tener temas propios. Hoy lo vemos más como una empresa. En cuanto a la frustración te agarra el tema de que se te pasa la edad. Yo laburo de otra cosa, pero igual pesa hasta esto de que hasta qué edad voy a probar. Siento que nunca voy a dejar de cantar y tocar. El tema es hasta dónde voy a poner las energías.

- Ya sé que la pandemia hizo lo suyo, pero parece pinchada la movida local de rock. ¿Lo ves así y en ese caso a qué lo atribuís?

- Hay varias bandas. Muchas que por ahí solamente están bien con eso de disfrutar de tocar y está perfecto. Seguro sufren menos que quienes quieren ir por más. Pero veo otras que apuestan y trabajan a full como Vesta, Astronautas del Futuro… Por ahí San Francisco es complicado, no por la gente que acompaña, pero si faltan espacios. Los pocos bares que había cerraron, la Municipalidad siempre apoyó, estuvo el Llenate el Mate, arrancó Música al Patio, otro ciclo, y eso te da un lugar. El tema no es quedarnos solo con eso.

- ¿Hay mucho de autogestión?

- La movida local es mucho autogestión y eso desgasta, y sino lo hacés bien perdés plata. Nosotros hicimos varios shows autogestionados y nos fue muy bien, pero lleva tiempo. El apoyo la Municipalidad a su manera lo da, te abre puertas, te permite tocar con un buen sonido que no es fácil conseguir. El Llénate me gustaba mucho, había muchas bandas que aparecían como nuevas y pasaba que se armaban para eso y está bueno que suceda. Por eso digo de aspirar a un poco más. Villa María ya tiene bandas de renombre a nivel nacional.

- ¿Es una ciudad jodida con el rock?

- Es jodida, sí. Pero siento que el rock en general está más caído con toda la música nueva que hay.

Los nuevos géneros 

- Hay nuevos géneros, no hay dudas. ¿Cómo te llevás con el trap, el rap? ¿Están ganando los sectores que antes ganaba el rock?

- El rock quedó un poco de lado. Se está escuchando mucho pop. No soy una persona que se pondría a escuchar trap, tampoco a hacerlo porque hoy funciona porque seguramente no me sale. A mí me hace bien tocar rock, no sé si sería feliz haciendo trap, por ejemplo.

- ¿Es moda?

- No lo sé. La cumbia cheta en su momento lo fue. Está bueno porque muchos se acercan a la música, en San Francisco se está haciendo rap. El rock de todos modos no es algo que vaya a desaparecer.

- ¿Cómo empezaste con la música, viene de familia?

- Mi viejo es músico, compone, pero no se dedica. Siempre fue más del palo del folclore, luego fue para el lado de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés. Yo me nutrí de eso, empecé con la guitarra cantando folclore. Luego dejé, me cansó. A los 14 me compré una remera de Los Piojos sin saber quiénes eran. Me compré un disco de ellos y me voló la cabeza; así empezó. Estuve en X Motivo y a los 17 largué con I Griega. Mi mamá es profesora de Arte, así que de los dos lados viene lo artístico.

- ¿Te tomás tiempo para escuchar música, tranquilo, o la ponés de fondo mientras ves el teléfono celular o hacés otra cosa?

- Antes lo hacía más, cuesta no agarrar por una hora el celular. Sería lo ideal. Me descargo lo que tengo ganas de escuchar y me voy a caminar y hago ejercicio. Soy muy de escuchar bandas nuevas.

Facundo Malacalza pasó por el ciclo Yo Digo.
Facundo Malacalza pasó por el ciclo Yo Digo.

- ¿Te nutrís de lo nuevo para componer?

- Hay que escuchar música para componer, pero a veces estoy quedado por la vorágine del día. Escuchar música nueva te abre la cabeza.

- ¿Qué banda te guió en tus composiciones?

- Cielo Razzo es una banda de Rosario que soy fan. Fuimos tres veces soporte de ellos y hasta subí a cantar con ellos en Morteros. Siempre estuvo en lo compositivo al igual que Soda (Stereo), Gustavo Cerati, Silvio Rodríguez que me hacía escuchar mi viejo. Me cuesta mucho leer, los compositores deben hacerlo, pero cuesta concentrarme en leer un libro que también te nutre de palabras para componer.

- ¿Cuántos escenarios en las espaldas tenés con I Griega?

- Desde el primer show en la casa de mi mamá hasta hoy unos 200.

- ¿Alguna anécdota que tengas bien latente al día de hoy?

- ¿Algo bizarro?

- Puede ser, ya me contaste lo bueno que fue tocar con la banda que seguís.

- Hay una muy bizarra (ríe). Éramos pibes y fuimos a tocar a las sierras en los comienzos de la banda. Carlos Paz era el primer lugar, en un bar que ya en la foto no garpaba. Nosotros que hacemos rock pop era un ambiente pesado, bravo, gente más del metal. Eran pocos, estaban afuera y el escenario era chiquito y adentro. Nos sentamos en una mesita, había unos pibes en el bar, se acercan. Uno contó que había estado preso en Buenos Aires, que había salido hace poco y se vino a las sierras. Nos ofrecieron droga, les dijimos que no consumíamos y nos dicen “¿cómo no van a tomar si hacen rock?”. Cuando estamos por arrancar viene uno y me pide un tema de ‘El Mató a un Policía Motorizado’ y yo pensaba tirar uno de Enanitos Verdes. En el primer tema nos miraba una mujer y este loco con una jarra de whisky en la mano. Empezamos a tocar el segundo tema y se van, así que nos bajamos del escenario y nos fuimos. Fue un garrón.

- ¿Qué viene para I Griega?

- Se viene el paso más importante que es irnos a Buenos Aires. Si todo sale bien nos vamos en julio y un mes antes nos despedimos de la ciudad para instalarnos allá a buscar nuevas posibilidades. Tenemos cinco canciones que nunca salieron, vamos a grabar otro video e irnos con eso terminado. Buscaremos nuevos caminos en Buenos Aires; acá no es que nos trataron mal sino que buscamos nuevas oportunidades.