Ana Paula Galíndez Mora divide su vida básicamente en dos cosas que son muy importantes, la escuela (va a 6° año de la Escuela Proa orientada a las Tecnologías de la Información y Comunicación) y el fútbol, práctica que lleva adelante en Antártida Argentina.  

Su emoción era notable en la previa del clásico con Sportivo Belgrano en la apertura del primer torneo federado de fútbol femenino, pero no pudo estar en la cancha por una lesión. Sin embargo, la ocasión sirvió para conocer qué proyecciones personales tiene en la disciplina y cómo contribuyó a su formación humana.  

Cuando Ana habla de fútbol se le encienden los ojos, por eso puede sorprender que recién haga un año que se dedica de lleno a la práctica. "Yo pasé por todos los deportes, pero nunca me animé a jugar al fútbol por un tema mío, pero mis papás y mi familia siempre me apoyaron. Pasé por vóley y hockey … pero el año pasado dije bueno me voy a anotar”, contó a El Periódico.  

El primer lugar donde recaló no fue su club actual, sus entrenamientos iniciales la llevaron a Sportivo Belgrano. La superposicion de horarios la llevó a tener que elegir entre el club y los horarios de su escuela, por lo que decidió emigrar.  

"Pensé, bueno pruebo en otro lado y ahí vi que me coincidían con Antártida. Me quedé ahí, es hermoso el grupo, me integraron súper bien y rápido, la verdad que me enseñaron un montón de cosas”, añadió.  

Mejor en grupo

Antártida le permitió encontrarle una vuelta a las cosas y aprender que en un equipo de fútbol sin la confianza y el empuje colectivo es difícil escalar, aunque seas goleadora. 

“Yo no estaba acostumbrada. Siempre me preocupé por lo individual, me centré en mí y en ese equipo entendí que es necesario avanzar juntas, por eso crecí mucho como jugadora de fútbol y también como persona”, comentó asombrada de esa Ana Paula del pasado.  

Un futuro prometedor 

Hace un tiempo decidió probarse como potencial incorporación para el femenino de Atlético Rafaela, parece irreal, pero a una distancia relativamente cercana esta división de la disciplina tiene mayor auge.  

El resultado fue alentador porque quedó entre las seleccionadas para seguir entrenando, pero ella todavía no decidió qué rumbo tomar en la siguiente pretemporada.  

"No sé bien qué haré, pero es una gran experiencia la que tuve y que también me ayudó a crecer mucho. En mi caso al fútbol yo no lo tengo como un hobby, me gustaría ser profesional”, afirmó. 

En alza 

En el fútbol femenino de Argentina hay muchas situaciones que todavía son novedad y que dentro de la división de varones pasan desapercibidas. Un caso es, por ejemplo, el partido del ascenso de Belgrano a primera división que tuvo un estadio con más de 25.000 personas alentando a las “Piratas”.

Pocos días después en México ocurría lo opuesto. Todos celebraban el clásico de Tigres y Rayadas donde hubo cuatro goles que hicieron vibrar al estadio.  

Son realidades muy dispares, pero que alimentan la ilusión de chicas como Ana Paula: “El fútbol femenino creció mucho, hay muchísimas chicas que se anotan (en el club) y se están preparando físicamente para entrar a la cancha. Veo como mejoran y te dan ganas de ayudarlas”, cerró.  

Es por eso que, con el ascenso de Belgrano a primera división, para el fútbol femenino del interior se abren nuevas puertas y la idea de verlo como un trabajo se hace más cercana, muchas chicas como Ana Paula esperan que así sea.