Paralelamente a deportes de convocatoria masiva como el fútbol o el básquet, coexisten actividades deportivas de carácter alternativo, a veces vanguardistas, que por sus reglas o por los elementos utilizados, escapan a la concepción tradicional de deporte.

Una de esas actividades en cuestión es la del buceo, que desde hace años intenta erguirse como opción viable para los ciudadanos de San Francisco. Su principal referente es Julio Kohan, que en este 2017 cumplirá 19 años en la disciplina. “Empecé en agosto de 1998 en un viaje que hice a Puerto Madryn. La primera experiencia allí no fue sencilla, hasta que me relajé en el agua y lo disfruté. Hice el curso Open Water en Córdoba y empecé a bucear cada vez más. La sensación de desconectarse de la superficie es atrapante”, afirmó.

Julio se propuso compartir sus experiencias para darle mayor facilidad a la gente para realizar la actividad sin ningún factor externo. De esa manera nació la idea de crear una escuela de buceo en la ciudad, para formar a aficionados y también instructores de buceo. “Tenemos gente de todo el país que se ha unido a los viajes y a las actividades que hacemos con la escuela. Haber traído una actividad y haberla desarrollado desde cero en la ciudad es un orgullo muy grande”, aseguró, sorprendido por el creciente interés de la gente (son 110 las personas que comenzaron a tomar los cursos) y confirmó que en junio realizarán un viaje a la paradisíaca Isla de Roatán, Honduras.

Fines de semana

Las edades de la gente que participa son muy diferentes. “Tenemos un rango etario muy amplio, desde los 10 años en adelante, hasta tenemos personas de 70 años participando”, remarcó Kohan, y precisó que las clases son dictadas los días sábados en la pileta de San Isidro y los domingos en el Centro Médico.

La disciplina es una alternativa también para aquellas personas que sufren algún tipo de discapacidad y desean realizar una actividad fija. “Trabajar con gente con discapacidad ha sido una de las cosas más gratificantes que he sentido. Lo importante es aportar un granito de arena para cambiarles un poquito el día a estas personas. Debajo del agua no necesitamos hablar, todo es con señas de mano, la comunicación es igual para todos, allí todos somos iguales”, confesó el instructor, que destacó la admirable voluntad de superación diaria de todos sus alumnos.

La escuela Julio Kohan Buceo - Buzos de San Francisco está afiliada a Scuba Schools International (SSI), certificadora de mayor crecimiento hoy en día a nivel mundial. “Tengo la representación para nuestra región. Cualquier persona que viaje con el carnet avalado por SSI no va a tener ninguna dificultad para bucear. Una persona que hoy quiera irse a trabajar a cualquier centro de buceo del mundo lo puede hacer a partir de mi escuela”, cerró.

El caballo, mi amigo fiel

La equitación es otra de las disciplinas que se dan paso en nuestra ciudad y la región. Uno de sus principales abanderados en la ciudad del este cordobés es Ignacio Luengo, que con sus jóvenes 25 años continúa dándole rienda suelta a su amor por los equinos.

“Siempre tuve una gran pasión por los caballos. Arranqué a los 14 años a montar y a partir de ahí fui aprendiendo trote y galope y en base a eso se generó como una conexión con el animal y de a poco se convirtió en una actividad que me terminó fascinando”, evocó el sanfrancisqueño rememorando aquellas tardes en las que salía del colegio deprisa para poder montar a su caballo y entrenar.

Buceo y equitación, dos opciones para salir de los deportes convencionales

“Como hay personas que tienen conexión con un perro o un gato, yo siento eso con el caballo, puedo ir y hacer como una especie de psicología. Estaría todo el día saltando”, manifestó sobre el estrecho vínculo que se debe conseguir con el animal.

Uno de los “trucos” en la equitación reside en el conocimiento previo del animal. “Cada caballo tiene sus mañas, se debe conocer con certeza cada punto positivo y negativo del caballo. Depende de eso se utiliza tanta fuerza de piernas como sea necesario para el buen control del mismo. Desde el vamos la conexión con un animal, es sorprendente, por algo para personas con discapacidad se utiliza equinoterapia”, certificó.

Semanalmente se realizan entre dos y tres entrenamientos que no tienen límite horario y que se basan en ejercicios para lograr el fortalecimiento óptimo de las piernas. Sobre el precio, Ignacio afirma que es un deporte caro si uno se quiere dedicar a competir, pero que “la gran ventaja que tiene es que cuando uno inicia te prestan los caballos y las monturas para agarrar confianza”.

“Si bien en los eventos se ven caras nuevas, estaría bueno que la gente se sume y brinde su apoyo”, finalizó.