Un pueblo cordobés vive hace más de un siglo sin saber quién fue ese tal James Craik al que le debe su nombre. Muy escasos datos y nada sobre su historia, su destino, qué hizo para merecer que le pusieran su nombre y su apellido a este poblado en el centro de la llanura cordobesa.

Casi nadie lo pronuncia en inglés: para todos es “James”, tal como se lee. Muchos menos saben cómo es el rostro del tipo al que le deben el nombre, porque nunca vieron un retrato, ni hablar de una foto. Se supone que alguna vez pasó por allí, pero tampoco es una certeza.

En esta localidad, de unos seis mil habitantes y situada 116 kilómetros al sudeste de Córdoba capital, conviven hace más de un siglo con ese gran interrogante sobre la identidad de su epónimo.

Ante la curiosidad de cualquier viajero que se detuviera a consultar por el dueño del curioso nombre, nadie podía satisfacerlo con una respuesta.

Pero, como todo misterio, finalmente llega el día en que se devela. Con un poco de tesón y otro de fortuna, por esos caminos que suelen tejer las redes sociales, la resolución de la historia recibió un empujón. Los craikenses están a punto de saber gracias a quién son llamados así.

Lo sabrán hoy, y con todos los detalles. Tendrán respuestas sobre quién fue ese hombre, cómo era su rostro y hasta podrán hablar con un descendiente.

Guillermo Abel Santana MacKinlay es tatarasobrino político de James Craik. Vive en Buenos Aires y llegará hoy a este pueblo cordobés junto con Harry Charap, un apasionado de la historia de los trenes en Argentina.

Ambos traen en sus manos los secretos sobre el nombre de este pueblo, alguna vez llamado “Chañares”, pero que desde un ya lejano 1907 es conocido como “James Craik”.

Algunas certezas

Una de las pocas certezas hasta ahora es que el presidente José Figueroa Alcorta firmó en 1907 el decreto para imponer el nombre de James Craik a la estación de tren de Chañares. Se cambiaron los carteles en la parada, y el pueblo, por uso y costumbre, dejó de mencionarse con su nombre original y fue adoptando el de su estación. Les pasó también a otros.

Craik era, en realidad, una alta autoridad de los ferrocarriles que tendían los ingleses. Se supone, porque era costumbre de la época, que ha pasado en algún momento por estos pagos inspeccionando la línea férrea.

Ana María Defilippi de Pautasso es una docente de historia de la localidad que hizo los primeros intentos de acercarse a la verdad. Relata en una publicación que en 1964 llegó al municipio una carta proveniente desde Estados Unidos firmada por James Everest Craik.

La sorpresa fue mayúscula. Pero –dice Ana María– no pudo saber si alguien le respondió para constatar si era o no descendiente. Todo quedó en la nada. Otra vez, más preguntas que respuestas.

A la posta la tomó después Gonzalo Pérez, quien daría finalmente con lo que tanto buscaban.

“Publicaba y buscaba en páginas web de historia de ferrocarriles para saber si alguien lo conocía o tenía datos. A partir de una de esas publicaciones en Facebook, me respondió Harry Charap para preguntarme si quería la biografía de James Craik. Fui a reunirme personalmente con él a Buenos Aires”, contó Pérez a La Voz del Interior.

A partir de allí empezó un intercambio de información. Pero la sorpresa fue mayor cuando Charap indagó más.

Casualmente, tres años antes había comprado un libro que hacía tiempo buscaba: una onerosa edición canadiense de un diccionario biográfico sobre ferroviarios que trabajaron en Argentina.

“Ahí leí sobre James Craik”, contó a La Voz del Interior desde Buenos Aires este apasionado de la investigación. Obsesionado por hallar más huellas, navegó por páginas web de genealogía a las que está abonado y encontró el árbol genealógico de aquel Craik.

Lo increíble fue que, al seguir las ramas de los descendientes, halló el nombre de su amigo MacKinlay. “No lo podía creer”, apuntó.

La historia estaba ahora a un contacto de WhatsApp de distancia.

Fue así que, por caminos inesperados y tras 112 años, los craikenses finalmente sabrán hoy quién fue ese tal James Craik.

Una pista para adelantar: el hombre ni siquiera era inglés, como se suponía hasta ahora. Otra: su descendiente tocará aquí la gaita, como para que vaya pintando el país de origen de James.

El tren, esa columna fundadora de pueblos

La estación de tren, tras años sin uso, fue restaurada y reacondicionada hace unos años. Actualmente, es sede del Concejo Deliberante, presidido por Oscar Ferradans. Junto al intendente Oscar Fasolis, serán los anfitriones principales, ante la llegada del tatarasobrino político de James Craik, hoy a las 20.30. Para la comunidad, es un hecho histórico y se vive con ese nivel de expectativa. También fueron invitados el embajador del Reino Unido en Argentina, Mark Kent, y las bisnietas de Craik, que viven en Canadá.
Fuente: La Voz del Interior