Septiembre recién comenzaba a gatear cuando su corazón no aguantó más. Desde las últimas horas del 31 de agosto, Lucas Pérez permanecía atado a la vida gracias a un respirador artificial. Hijo de los márgenes, el pequeño de 11 años había sido atropellado por un auto en el tramo en el que la ruta nacional 19 comienza a convertirse en ciudad, entre la Circunvalación y el CPC de Pueyrredón, en la capital cordobesa.

Allí donde los conductores aceleran ante el temor de sufrir un robo, un piedrazo o que alguien se les cruce en el camino para obligarlos a frenar y así poder asaltarlos. Lucas no tenía nada que ver con todo eso. Sólo intentaba cruzar en medio de la velocidad ajena. No logró hacerlo a tiempo y fue embestido. Murió a las pocas horas.

Como ya lo habían advertido antes, otra vez la tragedia llevó a los vecinos a cortar la ruta. A intentar que las autoridades visibilicen un reclamo tan viejo como lógico: pasarelas peatonales, lugares seguros para que los que caminan, aquellos que en caso de un choque sólo tienen como defensa su propio cuerpo.


Ese mismo 1° de septiembre, pero a la siesta, Alejandro Garay, un niño de sólo 5 años, salió en bicicleta con toda su inocencia encima. Pedaleó y pedaleó, y sin que él ni los suyos se dieran cuenta, terminó en el medio de un tramo de acceso de la ruta provincial 13, en Las Varillas, cerca de su casa. El hombre que iba en la camioneta no pudo hacer nada. La aparición del chico en bicicleta fue tan sorpresiva como imposible de eludir.

Un caso similar ocurrió el viernes 15, en un barrio pobre de Jesús María. El mediodía ya empezaba a convertirse en siesta cuando el pequeño de 4 años apareció, también en bicicleta, por el medio de la calle, en la esquina de Cerro Champaquí y Sierras de Macha. El camionero nada pudo hacer.

Menos de una semana después, el miércoles 20, otro niño, de sólo 4 años, fue atropellado por un transporte escolar en barrio Cooperativa La Cañada, cerca de Parque Liceo, en el norte capitalino.

También, plena siesta: 14.30. “El niño fue trasladado al Hospital Infantil por su madre, pero falleció”, concluyó la información oficial por parte de la Policía.

En septiembre, el mes que ayer acaba de finalizar, fueron cuatro los niños menores de 12 años que murieron en las rutas y calles de la provincia de Córdoba a causa de un siniestro vial.

Son los más pasivos y vulnerables de la jungla del tránsito cordobés. Dispersos, con poca noción del riesgo y una altura que les impide ver muchas veces con una perspectiva amplia, los chicos necesitan ser observados a tiempo completo cuando se asoman a la vía pública por la que transitan vehículos automotores.

Los lugares donde ocurrieron estos dramas no son meras casualidades. En la mayoría de los casos, se trata de zonas donde la infancia está más desprotegida, por múltiples factores ajenos al tránsito.

“Si existen víctimas inocentes del tránsito, son los niños”, es un lema al que suelen recurrir los especialistas cuando se refieren a los chicos en el universo vial.

Demasiados

En lo que va del año, ya son 17 los chicos que han muertos en diferentes tragedias viales. Cuatro en enero, uno en febrero, tres en marzo, uno en abril, mayo, junio, julio y agosto, y los cuatro pequeños de este septiembre. Una tragedia silenciosa que no reconoce de temporadas.

Diecisiete pequeños que formaban parte de manera pasiva del tránsito de todos los días.

La cifra ya es bastante más gruesa que la de todo 2016. En los 12 meses del año pasado, hubo 11 chicos y chicas menores de 12 años que fallecieron a causa de un choque de tránsito.

Ahora, cuando aún faltan tres meses completos, esta estadística ya se ha superado con holgura.

Todas estas cifras surgen de una base de datos propia que La Voz elabora desde 2007 con el objetivo de contribuir con estadísticas fiables e independientes al debate urgente sobre una de las principales causas de muerte en el país: los siniestros viales.

Choques cotidianos que ocurren tanto en calles como en ruta y que atraviesan a todo el sistema social. Y que nada tienen de naturales. Porque lejos de ser accidentes, estas tragedias responden a factores y falencias estructurales.

Un repaso por los 10 años relevados hasta ahora, indica que en 2007 hubo 25 niños fallecidos por choques, que en 2008 la cifra trepó a 34 y que en 2009 fueron 30.

En 2010 hubo 20 chicos muertos, 23 en 2011 y 25 en 2012. En 2013 fueron 19, 29 en 2014 y 25 en 2015.

Advertencia mundial: el informe de la OMS

Una de las principales causa de muerte de los más chicos.

Ya en 2014, el informe sobre seguridad vial publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba que los traumatismos causados por siniestros de tránsito eran la mayor causa de muerte de niños de entre 5 y 14 años, y de jóvenes de entre 15 y 29 años, en todo el mundo. “Los accidentes de tránsito son prevenibles”, se insiste desde la OMS cada vez que inicia una campaña de concientización sobre la mortalidad en el tránsito mundial.

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Fuente: La Voz del Interior