“Yo a vos te voy a matar. Te voy a cagar matando de un tiro”. Varias fueron las veces que Adriana Giménez escuchó esa amenaza de boca de su pareja. También la oyeron sus propias hijas y nietas.

Sin embargo, nadie dio a esas palabras la trascendencia que tenían. “Nadie pensaba que fuera verdad, que fuera a hacerlo. Era muy celoso...”, contaría luego una de sus hijas.

Aquella noche del 18 de diciembre de 2017, las amenazas se hicieron realidad: Adriana fue asesinada de un disparo de escopeta. Su sobrino, de 10 años, quedó conmocionado al ver lo sucedido en ese humilde hogar de villa Los Galpones, en la ciudad de Córdoba.

El asesino escapó por algunas horas. Llevaba libre cuatro meses tras salir de la cárcel por robo.

En pocos días, Maximiliano Maldonado, de 27 años, comenzará a ser juzgado por la Cámara 4ª del Crimen de Córdoba, con la participación de jurados populares. De ser hallado culpable por femicidio, le espera la prisión perpetua.

Si Maldonado es condenado, se convertirá en el femicida número 13 que, en lo que va del año en córdoba, recibirá de la justicia el máximo castigo que prevé la ley argentina.

La cifra supera la decena de femicidas que fueron condenados a perpetua el año pasado en tribunales de distintos puntos de Córdoba, según datos del Tribunal Superior de Justicia.

Y pueden ser más.

En la Cámara 1ª del Crimen de Córdoba se juzga a Miguel Ángel Steritemberger (69) por haber matado de un tiro en la cabeza a su pareja, Silvina Mónica Merlo (47), en una oficina del crematorio de camino a Capilla de los Remedios, en 2017. Según la causa, el hombre la mató con un arma de su propiedad y quiso prenderse fuego en un horno. Fue sacado por los empleados.

Esta semana, será el fallo.

En Cruz del Eje, pronto será juzgado Nahuel Rojas (20) por haber estrangulado a su novia, Tali Moyano (20), quien estaba embarazada. Los médicos no lograron salvar al feto. El femicida y la víctima tenían un hijo en común.

En 2017, hubo al menos otras 10 condenas a perpetua por femicidios en Córdoba.

En ámbitos judiciales, más allá de lo dolorosa que resulta la sucesión sin freno de mujeres asesinadas en Córdoba, analizan como positivo el hecho de que los autores finalmente sean sentados ante un tribunal y reciban el máximo castigo penal.

En la mayoría de los juicios desarrollados por violencia de género en Córdoba en lo que va de 2019, surge que víctima y victimario eran conocidos entre sí y en muchos casos seguían unidos como pareja, pese a la existencia de episodios de violencia previos.

Ninguna mujer contaba con botón antipánico. Según los expedientes, en pocos casos hubo denuncias previas.

De acuerdo con los casos juzgados, los femicidas actuaron en venganza contra exparejas. En los debates surgieron claramente las conductas violentas previas por parte de los homicidas, ya sea a través de golpes o bien en situaciones de control y celos.

Muchas dejaron hijos que hoy se encuentran al cuidado de sus abuelos.

Cuando no eran pareja, los agresores conocían a sus víctimas; en algunos casos, con cierto grado de familiaridad y, en otros, porque habían tenido contacto con ellas en el pueblo.

Los femicidios juzgados (datan de 2013, 2015 y 2017) ocurrieron, por lo general, en viviendas del interior cordobés.

Puñaladas

En la mayoría de los casos juzgados este año, los asesinos utilizaron armas blancas para quitar la vida.

Uno de los casos más brutales fue el de Azul Montoro, la joven trans trabajadora sexual asesinada en el marco de un encuentro con un cliente en un departamento del Centro de Córdoba.

El juicio por el asesinato de Azul fue, por lejos, el caso judicial más resonante del año porque el asesino, Fabián Casiva, fue sentenciado a perpetua por femicidio. La calificación de violencia de género, por parte de un tribunal, en sintonía con la fiscalía, sentará jurisprudencia: nunca antes, el crimen de una mujer trans había quedado enmarcado en esta figura.

Además de Casiva, los otros femicidas que recibieron perpetua este año fueron: Ángel Enrique Juárez, quien mató a Analía Gómez; Maico Cejas, asesinó a Claudia Soria; Mariano Gutiérrez Cingolani, por el crimen de la pequeña Luna Viera; Néstor Carnero, por haber matado a Marta Núñez; Héctor Gómez, quien asesinó a Silvia Maddalena; Marcelo Ferraretto, por el femicidio de Ana Barrera; Osvaldo Varela, quien asesinó a Olga Moyano; Alan Barrios, por el crimen de Tamara Córdoba; Juan Ramón Rodríguez, que estranguló a Mariela Bortot; Carlos Heredia, por asesinar a Celeste Caballero; y Luis Valles Medina, por el femicidio de Ana Mendoza.

En la mayoría de los episodios, los autores aceptaron ser los homicidas. Pocos se mostraron arrepentidos.

Ataques sexuales

Cuatro de los femicidios juzgados este año fueron derivaciones de ataques sexuales. En todos los casos, las mujeres fueron estranguladas.

El juicio más conmovedor, por el perfil de la víctima, fue el de Luna Viera. La pequeña tenía 5 años y fue atacada por un vecino en Tío Pujio, en 2017. La niña había salido a hacer unas compras.

La condena a perpetua a Mariano Gutiérrez Cingolani es de destacar, si se tiene en cuenta que, en un primer momento de la causa, había sido declarado inimputable.

El fiscal René Bossio no se convenció con las pericias psiquiátricas y ordenó una nueva serie de estudios interdisciplinarios que demostraron que el individuo era consciente de la criminalidad de sus actos.

La Cámara del Crimen de Villa María lo condenó por abuso sexual calificado, femicidio y homicidio criminis causae (cuando se mata para lograr la impunidad).

Idénticos cargos tuvo a la hora de su condena Juan Ramón Rodríguez, quien en 2014 atacó y estranguló a Mariela Bortot, en Inriville. La mujer fue hallada enterrada en un monte.

Los otros dos femicidas violadores condenados este año fueron Héctor Gómez y Alan Barrios. El primero era paciente de la odontóloga Silvia Maddalena. La atacó en su consultorio de Alta Gracia. Barrios atacó sexualmente a Tamara Córdoba en Villa María. La joven fue atacada cuando volvía de bailar. Apareció calcinada.

10 condenados en 2018

De la decena de femicidas que fueron condenados a perpetua en 2018, están por caso los nombres de Walter Sánchez, quien mató a puñaladas a su pareja Natalia Padilla en la ciudad de Córdoba; Gustavo Dómini, quien en degolló y atacó con 29 puñaladas a Claudia Carrizo en Las Tapias; Emanuel Retamar, el violador y asesino de Brenda Arnoletto, atacada en Pozo del Molle; Elías Iván Lesta, quien asesinó a puñaladas a su expareja Lis Funes en un country de La Calera; Lucas Di Giovanni, el joven que ahorcó a su exnovia Yamila Candela Garay en Huerta Grande.

Brutales femicidios bajo análisis del TSJ

Varias perpetuas ratificadas. Hay apelaciones bajo análisis.

Agravamientos. El femicidio de Paola Acosta, la joven madre muerta a puñaladas y abandonada en una alcantarilla de Córdoba junto a su hijita (que sobrevivió) sentó jurisprudencia: el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba entendió que el caso debía ser calificado como de violencia de género. De esta manera, el TSJ le agregó un agravante más a la perpetua que ya había recibido Gonzalo Lizarralde, el asesino. El máximo ente judicial entendió que, pese a que víctima y victimario no vivían juntos ni eran pareja, sí se trató de un caso de violencia de género, algo a lo que no habían arribado los jueces de la Cámara 9ª del Crimen de Córdoba.
En efecto, el TSJ viene confirmando distintas condenas por femicidio, anulando otros fallos (los criminales fueron sentenciados por el delito de homicidio simple) y analizando algunos fallos apelados.

Juzgado otra vez. El TSJ supo anular una condena contra Néstor Carnero, quien había degollado a su esposa, Marta Núñez, y fue condenado a 27 años por homicidio calificado por el vínculo en circunstancias extraordinarias de atenuación. Ese juicio se anuló, tras una serie de apelaciones (entre ellas, del fiscal Marcelo Altamirano), se hizo uno nuevo y Carnero terminó siendo condenado a la pena de prisión perpetua por femicidio.

Fallo apelado. Un caso bajo análisis del TSJ tiene en el blanco a Santiago Bonelli, quien fue condenado a 16 años de cárcel por haber matado de un escopetazo a su novia, Rocío Rodríguez. Bonelli fue condenado por homicidio agravado por el uso de arma por la Cámara 5ª. El fallo fue apelado.
 
Camila. Otro fallo bajo análisis es por el femicidio de Camila Carletti, quien fue degollada y arrojada a un río en Adelia María. El homicida, Juan Ramón Villar, llegó a juicio por femicidio en Río Cuarto. El fiscal Julio Rivero pidió perpetua. Sin embargo, fue sentenciado a 20 años de cárcel por homicidio simple. El fiscal y la parte querellante apelaron. El TSJ tendrá la última palabra.

Fuente: La Voz del Interior