El objetivo de Andrés Massaro inicialmente era terminar el colegio y migrar para estudiar Medicina. Lo hizo durante dos años y tuvo que pegar la vuelta a San Francisco porque así lo quiso el destino.

Buscó una nueva carrera que estuviera relacionada y se terminó recibiendo de enfermero. Con 33 años es el primero en el Hospital J. B. Iturraspe en contar con una especialidad en Cuidados Críticos, esa misma área en la que trabaja todos los días.

Aunque no fue su primera opción, el joven profesional es apasionado por su trabajo y busca seguir perfeccionandose. Inicialmente estudió en Fasta, luego se licenció en la Universidad Maimónides y después llegó esta gran oportunidad.

Su historia es la de alguien que a pesar de tener muchísimo trabajo en las peores épocas del covid siguió adelante con sus estudios. Trabaja desde 2017 en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Hospital, así que estuvo siempre en el “foco de la tormenta”.

Todo inició por el empuje del jefe de la UTI, Rodolfo Buffa, que hizo los contactos. “Con todo el tema de la pandemia se lanzó un programa por parte de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva orientado a las terapias humanizadas. Nos dieron una beca a algunos profesionales para hacer una especialización en Terapia Intensiva”, contó a El Periódico.

De los cuatro profesionales que iniciaron, Massaro es el primero que terminó la especialidad, hecho que ocurrió en diciembre del año pasado. Fueron dos años de un cursado a distancia que se coronaron con un examen final de forma presencial.

Para hacer esta especialidad se necesitaba tener la Licenciatura, por eso es muy importante seguir capacitándose. Yo rendí en el Hospital San Martín de Paraná en diciembre y tuve la suerte de rendir bien y recibirme gracias incluso al apoyo de mi familia, pero hay otras personas que comenzaron y les falta rendir la instancia final”, explicó con humildad.

Siempre más

Con el título de técnico - que fue su primer logro - ingresó a trabajar en la Clínica Enrique J. Carrá. Pasó por un área, luego otra y terminó en Terapia Intensiva, posteriormente en 2017 al pasar al Hospital ingresó a trabajar a la UTI.

En el medio de eso siguió haciendo cursos y estudiando, es por eso que resaltó la importancia de saber cómo avanza la tecnología, la forma en que se dan mejores cuidados y cómo ayudar al paciente.

“El paciente crítico tiene una patología donde puede correr riesgo de vida, la especialidad nos ayuda a innovar, conocer ciertas patologías de forma más profunda y cómo actuar en el tiempo para evitar que el paciente se agrave”, afirmó.

Mucho para dar

Massaro valoró que se han abierto muchas posibilidades de perfeccionarse a distancia en muchas carreras, también en las áreas que los estudiantes o profesionales pueden elegir. En un mundo tan vertiginoso es normal que la capacitación se haga de forma permanente.

Lo que se busca con estas propuestas es renovar el rol de la enfermería frente al cuidado del paciente y profesionalizar la carrera, porque muchas veces es valorada de forma diferente. La carrera en sí ha cambiado y puede seguir creciendo”, puntualizó.

En este aspecto citó el caso de su área de trabajo donde hay casi 20 profesionales. Allí todo el tiempo ven distintos casos de pacientes que tienen patologías o traumas por los que están ingresados en la UTI.

Los únicos que no pueden atender son los relacionados a la parte vascular y neurológica, que son derivados a otros hospitales.

En función de su experiencia y del rédito que logró sacarle a la profesión se animó a dejar un consejo a colegas y estudiantes. “A las personas que quieren estudiar les digo que se dediquen porque es una profesión linda. Hay que pelear para que sea mejor vista en un futuro y tiene mucho para dar. Las especializaciones hacen que se vea a la profesión desde otro punto”.