Hace unos meses Luciano González (15) y su mamá Cintia Mansilla iniciaron una cruzada para recaudar fondos y adquirir una nueva prótesis ocular, ya que al adolescente en 2011 le detectaron un tumor en su ojo. 

Como consecuencia de ese hallazgo, los médicos en Córdoba se lo extirparon así que a los 4 años se enfrentó a la enfermedad con mucha fuerza y entereza. Hasta 2023 logró mantener la misma prótesis, pero el desgaste, su crecimiento y otros factores hicieron necesario un recambio. 

Ahora a pocos días de cumplir 16 años, “Lucho” logró con la colaboración de muchos vecinos de San Francisco adquirir la prótesis justa a su edad. “Agradezco a todas las personas que me ayudaron para recaudar la plata para la prótesis. Me sirve mucho ya que … había quedado chica la otra”, expresó emocionado a El Periódico. 

Su mamá dijo que “es algo estético, pero necesario teniendo en cuenta su crecimiento y la adolescencia que atraviesa”. Por lo pronto tiene varios años por delante para utilizar esta prótesis y aun cuando necesite una modificación se puede trabajar sobre esa misma. 

"Lucho" y su mamá tienen una relación muy especial.
"Lucho" y su mamá tienen una relación muy especial.

Diagnóstico 

A Luciano le detectaron el tumor a los 3 años aproximadamente, fueron con Cintia por una consulta a la Asistencia y allí apareció la señal de alarma. Por medio de otra especialista en un sanatorio en una semana fueron atendidos en la capital provincial. 

Era urgente porque el tumor estaba en el ojo, podía extenderse en el nervio óptico y pasar al cerebro, ahí ya no podría haberse hecho nada, pero en su caso estaba encapsulado. Sacaron todo el ojo y parte del nervio óptico, luego inició la quimioterapia por un año”, recordaron juntos.

La buena evolución hizo que los controles se espaciaran y hace dos años obtuvo el alta definitiva después de 10 años de controles médicos. Ya no hay rastros de la enfermedad, aunque a “Lucho” a veces lo asalta el pensamiento de cómo habrá sido ver con los dos ojos. 

“Mis amigos me preguntan, las personas que conocía también cuando era mas chico, principalmente porque yo un ojo lo muevo y el otro es menor el movimiento”, contó. De todas formas Luciano ha desarrollado una vida como cualquier otra, se acostumbró a que muchas veces le pregunten por sus ojos. 

Con la nueva prótesis tiene su seguridad estética y visual asegurada, lo que nunca le va a faltar es el abrazo y acompañamiento de su mamá que la peleó con él desde que eran los dos muy pequeños.