Este lunes 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes. En ese marco, El Periódico dialogó con Paola Masuero, especialista en medicina general y diabetología, acerca de la enfermedad y la vida con diabetes.

¿Por qué es tan importante esta fecha?

Es una fecha muy importante. Desde que se empieza a conmemorar este día el mundo se puso a pensar en que esta epidemia que tenemos de diabetes va avanzando cada vez más. Ese día, 160 países están haciendo actividades de promoción y prevención en lucha contra la diabetes. Es una enfermedad que tiene en el mundo 415 millones de pacientes y se espera que sean 640 millones para 2030. Es el aniversario del natalicio de quienes descubren la insulina. Es un día muy importante para que la gente tome conciencia de qué es la enfermedad. Este año, la Federación Internacional de Lucha contra la Diabetes hace hincapié en detección precoz. Hay que resaltar que uno de cada dos diabéticos no está diagnosticado.

¿Qué se puede hacer para prevenirla?

En primer lugar, llevar hábitos de vida saludables y reconocer la propia historia que uno tiene. Si uno tiene antecedentes familiares de la enfermedad o antecedentes de obesidad o alteraciones en la glucosa en el embarazo, abortos en repetición, o nació con un peso inferior a 2.5 kilos o más de 4.5 kilos tiene cierta predisposición más allá que a partir de los 40 años la edad ya es un factor de riesgo. La mayoría de los diabéticos tiene hoy entre 40 y 59 años.

La diabetes engloba a todas las alteraciones en la glucosa. Hay distintos tipos. Diabetes tipo 1, tipo 2, diabetes en el embarazo y tipos específicos. El tipo 2 engloba al 90 por ciento de los diabéticos, mientras que el tipo 1, el insulino dependiente, al 8 o 9 por ciento. El resto son diabetes específicas.

“Hay que perderle el miedo a la diabetes”

¿Hay que esperar algún síntoma para acudir al médico?

La diabetes tiene síntomas, como son la sed excesiva, orinar mucho, la pérdida de peso, el cansancio generalizado, pero muchos de los pacientes tienen estos síntomas cuando la enfermedad ya está avanzada. Los estadíos iniciales no tienen síntomas, ahí tenemos que hacer la detección precoz. Tenemos que controlarnos principalmente si tenemos factores de riesgo, y sino controles una vez al año. Hay que saber que la diabetes no se cura peros sí se previene.

¿Un diabético diagnosticado y controlado puede llevar una vida normal?

Sí, absolutamente. Ambos tipos son similares en cuanto al cuidado alimentación. Varía la medicación. Deben llevar vidas saludables, es decir, lo que todos deberíamos hacer, comer sano, realizar actividad física, no es tan complicado. Sí estar más atentos a controles de salud o a la medicación que tienen que tomar a horario, o colocarse la insulina. Hoy la medicina ha avanzado bastante, los tratamientos ya no son tan complejos como antes.

¿Notás que en San Francisco hay conciencia o solidaridad con la enfermedad?

Yo creo que si bien ha mejorado, todavía falta. En muchos restaurantes no encontrás gaseosas cero, el diabético tiene que terminar tomando agua mineral o agua gasificada. En muchos festejos hay pocos alimentos que puedan ser más saludables para un paciente que lleva una vida más controlada.

¿Cuáles son los mitos que existen sobre la enfermedad, o las consultas más frecuentes de consultorio?

La gente todavía tiene mucho miedo a la enfermedad. Hay que perderle el miedo, asumirlo y ver que no es tan complicado, que requiere adquirir otra forma de vida mucho más sana.

Hay miedo a las complicaciones y ese miedo hace que el paciente no vaya a hacerse los controles. Si uno lo atiene a tiempo evita consecuencias. Las amputaciones, las cegueras las vemos en pacientes que no se controlan.

Hay falta de tratamientos integrales de la diabetes, esto de que no sea sólo el médico diabetólogo sino que haya un equipo con un nutricionista, un cardiólogo, un oftalmólogo, un odontólogo, para evaluar todo lo que es la diabetes, todos los órganos que la enfermedad afecta. Si el paciente tiene control no va a sufrir estas complicaciones.