“Se vienen las fiestas, y mi mayor deseo es que nadie, absolutamente nadie, tenga que compartir la mesa con su abusador”. La frase corresponde a Milagros Carballo, quien sufrió abusos sexuales por parte de su padre cuando era una niña y de adulta decidió denunciarlo, logrando así que Carlos Taborda fuera condenado a 16 años de prisión (domiciliaria).

Fechas como las que se avecinan, Navidad y Año Nuevo, pueden convertirse –según reconocen desde la Justicia- en un disparador de denuncias de víctimas de abusos sexuales. Tal es así que en los últimos días, la fiscalía de Delitos Complejos recibió alrededor de diez, las cuales ya son materia de investigación. La mayoría son casos que habrían ocurrido en San Francisco y dentro del ámbito familiar.

Fuentes tribunalicias agregaron que hubo algunas derivaciones desde el Juzgado de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género y Penal Juvenil. Otras llegaron desde el ámbito escolar, surgiendo dentro de los gabinetes interdisciplinarios los relatos de quienes estaban sufriendo un abuso.

“Siempre hay algún disparador, un hecho que se hace público y puede generar una ola de denuncias. También puede serlo las fechas que se avecinan, el fin de año para evitar que una víctima tenga que pasar un momento de estos con su abusador. Estamos en un contexto de susceptibilidad exacerbada y ante una sospecha se está denunciando”, indicó la fuente.

Según datos de la Encuesta Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes de Unicef (2019-2020), el 11% de las mujeres de 18 a 49 años en Argentina declararon haber sido víctimas de abuso sexual durante su infancia o adolescencia, es decir que -extrapolándolo a las infancias- al menos 1 de cada 10 niñas y adolescentes sufren violencia sexual en nuestro país.

Trabajar en la prevención

Días atrás, el fiscal de Delitos Complejos, Bernardo Alberione, consideró que se debe trabajar más en la prevención de los abusos porque cuando interviene la Justicia “el daño ya está provocado”.

No obstante, el funcionario judicial reiteró que es importante para las víctimas poder efectuar la denuncia y luego transitar el proceso judicial, al que calificó como “desgastante”, y mantuvo un mensaje esperanzador de que si bien no es nada fácil es posible sobrellevar el dolor y sanar las heridas.

Alberione señaló que en la medida en que se logre frenar dónde se genera el abuso, disminuirá el número de casos: “Cuanto antes tomemos el caso y lo resolvamos, vamos a estar transmitiendo un mensaje de que hay consecuencias y además educando. Cuando una persona se cría en un ambiente de abuso, naturaliza esta conducta y la vuelve a realizar. Se trata de romper el círculo de violencia no con castigo, sino con educación, contención y otro tipo de herramientas. Pero no al final, sino al inicio”, dijo.

El fiscal explicó que la Justicia lo que puede hacer es dar una respuesta ante el hecho y aclaró: “Pero si queremos evitar o frenar la cantidad de hechos, tenemos que ir a una instancia previa, que no es tarea de la Justicia. Hablo de educación, concientización y acompañamiento. No me cabe duda que el camino es la prevención y la educación, y no la represión”.

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