“No tiene patología psiquiátrica de base sino un trastorno de personalidad obsesiva”. Así definió el médico psiquiatra y forense Mario Vignolo, quien junto a otros médicos psiquiatras (Falconi y Dagatti) le realizaron una pericia a Mauro Bongiovanni meses antes del asesinato de su ex mujer María Eugenia Lanzetti. En esa oportunidad, el acusado había violado la orden de restricción impuesta por la Justicia y había ingresado armado a la casa de la víctima.

“Estaba obsesionado con la víctima, excitado”, agregó Vignolo, quien destacó que Bongiovanni colaboró con el examen psíquico y destacó que “tenía una carga de ansiedad importante”.

Vignolo explicó luego que en esa oportunidad Bongiovanni tenía su capacidad de discernir “conservada, sabiendo qué estaba bien y qué estaba mal”. En otro orden de la indagatoria, el director del Hospital Iturraspe contó una infidencia que le había comentado el propio acusado: “Me contó en esa oportunidad que sus amigos lo querían llevar a conocer otras mujeres pero él solo decía que quería estar con Marita”.

Por último, Vignolo dijo que Bongiovanni no es un psicópata porque este tipo de personas “es muy inteligente, elabora minuciosamente un delito sin dejar rastros y además disfruta del daño”. En el caso del imputado, el médico dijo que “dejó rastros por todos lados y por su estado de excitación hasta se cortó las manos”.

Alivio

Por otro lado, se presentó Victor Monina, psicólogo que coordina el equipo técnico de tribunales y además cumple tareas en el pabellón de Salud Mental del Iturraspe.

Monina tomó contacto con Bongiovanni la noche de la jornada donde ocurrió el asesinato para elaborar un informe e incluirlo en la historia clínica del imputado: “No presentaba alteraciones, no había delirios, ni alucinaciones; el discurso guardaba lógica y coherencia y no se observaba en ese momento un rasgo psicótico”.

Monina contó que cuando le preguntó al acusado qué sentía, la respuesta que recibió fue un sentimiento de culpa hacia su madre, su hermano y su hijo menor. También le preguntó si había sentido alivio después de hacer lo que hizo, a lo que Bongiovanni respondió: “En parte sí”.

Otros testimonios

La primera testigo del día fue una mujer que había llevado a su bebé a la pediatría del dispensario del centro vecinal de barrio Jardín. Luego le tocó a María Moreno, empleada doméstica de la familia Bongiovanni, quien presenció en una oportunidad como el imputado violó la orden de restricción e ingresó a la casa donde “Marita” vivía con sus hijos.

El tercero fue el suboficial mayor de Policía Ricardo Panero, quien secuestró el arma homicida, el cuchillo, que mostraba manchas de sangre. Lo mismo dijo del interior del automóvil.

Entre los últimos de la lista se encontraron el médico psiquiatra Armando Fiore, quien atiende desde el primer día a Bongiovanni dentro del servicio penitenciario. Este contó que desde hace un año y medio tiene la sensación de estar sentado “frente a una cosa” cuando habla con el acusado. Aseguró que solo habla del pasado y que no tiene presente ni proyección en el futuro.

Pasaron también por la sala el médico de la Policía, Aníbal Pizarro; el médico psiquiatra Carlos Falconi, quien atendió al imputado entre diciembre de 2014 y febrero de 2015, a quien le había dado un tratamiento pero Bongiovanni terminó abandonando. El último fue el médico neurólogo González.

El juicio continúa este miércoles con la presentación de otros testimonios.