El sargento Marcelo Torres (42 años) y la cabo Vanesa Ferreyra (34) son dos agentes de policía de la Departamental San Justo que siguieron la vocación de sus padres, oficiales caídos en servicio en distintos hechos. Pese a la dura situación que les tocó vivir con las muertes violentas de sus papás, ambos aseguraron que ser policía es una vocación “que se lleva en la sangre”.   

El sargento Héctor Tomás Torres (47) falleció un 1 de agosto de 1997. En aquella ocasión tenía una consigna policial para custodiar un remate que se realizaba en un frigorífico. Unas tres personas ingresaron y en un violento asalto ultimaron al efectivo.

El 23 de enero de 2004, el sargento primero Argentino Rubén Ferreyra se encontraba de servicio en la agencia de quiniela Alemani, en pleno centro de la ciudad, cuando un grupo comando de unos siete delincuentes ingresó para efectuar un golpe y llevarse el botín. No tuvieron piedad con el policía, le efectuaron tres disparos, uno de ellos en la cabeza. Ferreyra se debatió diez días entre la vida y la muerte hasta que finalmente falleció.

Las duras experiencias no intimidaron a los hijos de estos policías que siguen la profesión de sus padres y con orgullo los recuerdan.

De nacimiento

Tanto Marcelo como Vanesa aseguran que la vocación viene de familia. En el caso de Torres se trata de la tercera generación de policías, mientras que es la segunda de parte de los Ferreyra.

“Desde que tengo recuerdo siempre quise ser policía, quería seguir la vocación de mi papá. En mi familia vendría a ser la tercera generación de policías, lo fue mi abuelo, mi papá, mi tío y ahora yo”, reconoce Marcelo.  

Para Vanesa la vocación se tiene desde nacimiento pese a lo que les tocó vivir a sus padres, la mujer también tiene un hermano que es oficial.

Ninguno de los agentes temores ante lo que les tocó vivir a sus padres; y en caso de tener miedo no se hubieran alistado para formar parte de la fuerza, sostienen.

El recuerdo de “los viejos”

“Ya pasaron 20 años de la muerte de mi papá y todavía la gente lo recuerda mucho. Era muy conocido, de la vieja escuela que tenían mucha cercanía con la gente. Casualmente hace unos días se me acercó una persona y me preguntó por mi apellido y enseguida me preguntó si era hijo de Héctor Torres y lo recordaba. Esas cosas a uno lo sorprenden y lo llenan de emoción”, manifiesta Marcelo.  

Por otra parte, Ferreyra además de ser policía también era bombero, por lo que, su hija cuenta que también es muy recordado.