Casi tres años después del asesinato de la farmacéutica de Arroyito, Lorena Auban, la causa daba un giro trascendental. Era detenido Cristian Bizone, su marido, luego de que el fiscal conociera el resultado de una pericia científica que permitió establecer que el ADN mitocondrial de unos cabellos hallados en la escena del crimen pertenecían al viudo.

Los cabellos estaban junto a un guante de trabajo que fue encontrado –según la investigación policial- en un bolso cuyo interior contaba con las pertenencias de la víctima. Éste apareció tiempo después de la muerte en la terminal de ómnibus de Córdoba.

La relación del guante con el crimen se basaría en que sobre el rostro de la víctima se halló un hilo correspondiente a una prenda de ese tipo. Esto fue explicado en la primera semana del juicio por el Comisario Inspector Raúl Araya, Jefe de la Comisaría en Arroyito en el momento del hecho.

Cuando le tocó declarar, el oficial sostuvo que sobre el torso de Lorena Auban encontró partículas de tela que provenían de una prenda de ropa. Minutos después se refirió al guante que fue hallado tiempo después e indicó que cuando lo tomó con sus manos se desgranaba en partículas similares a las que la víctima tenía sobre su cuerpo.

El ex jefe de investigaciones de Arroyito, el oficial Carlos Cabral, que declaró el miércoles pasado, también dio esta versión del guante e indicó que pudo observar el contenido del bolso, el cual quedó guardado luego en un armario dentro de la comisaría hasta que lo pidió la fiscalía.

Tanto Araya como Cabral fueron indagados por el abogado de Bizone, Héctor Flores, quien les preguntó sobre quiénes tenían acceso al bolso una vez en Arroyito y qué se hizo con el guante en un primer momento, encontrando respuestas dubitativas por parte de los policías.

La prueba del guante es fundamental en la causa teniendo en cuenta que hasta el momento nadie pudo vincular a Bizone con el otro imputado, Jonathan Arias, el joven que también está sospechado de haber cometido el crimen.

Encima, uno de los últimos testigos de la semana que pasó y que fuera quien encontró el bolso en la ciudad de Córdoba, declaró no haber visto el guante mientras buscaba algún dato en el interior de este para saber a quién le pertenecía y poder devolverlo.

Se trata de Gustavo Martell, quien el 25 de junio, dos días después del asesinato de la farmacéutica, se encontraba en la ciudad de Córdoba por un trámite y vio el bolso en un cantero frente al viejo Hospital de Niños. Dentro de él observó una cartera marrón, tarjetas de crédito y una agenda con números telefónicos donde consiguió el contacto para comunicarse con la familia Auban.

El testigo señaló que no pudo advertir la existencia del guante dentro, aunque agregó que no observó los bolsillos laterales.