César Bossa es un vecino de San Francisco que decidió rememorar épocas de su niñez con la adquisición de un Borgward Isabella modelo 1958. El mismo que tenía su padre y con el cual, según cuenta, casi toda la familia aprendió a manejar.

Logró encontrar el viejo Isabella que usó su familia hace varios años atrás, pero ya no estaba en condiciones de ser restaurado. Sin embargo, no se quedó con eso y hace seis años atrás consiguió el mismo modelo, pero en mejores condiciones.

Se trata de un auto fabricado íntegramente en la planta de la popular marca -por aquellos tiempos- ubicada en Bremen, Alemania. Un sedán confortable para la época de dos puertas, con tracción trasera y un motor de cuatro cilindros.

“Mi viejo tenía uno igual, modelo 58. Con este auto aprendimos a manejar mi hermano, mis primos, yo y después pasó a manos de un tío que lo vendió y hace como unos 25 años más o menos (en la década del 90) se me dio por ver dónde estaba ese y lo encontré. Estaba muy deteriorado y lo compré igual, lo tengo, pero está imposible de restaurar. Siempre estuve dando vueltas para ver si conseguía otro y en el año 2017 encontré uno en buenas condiciones, acá en San Francisco”, explicó.

Bossa contó que tardó algún tiempo en comenzar la restauración. La dejó en manos de un experto, Eduardo Jobet. “En julio y agosto del año pasado llevó adelante la restauración, él fue quien manejó todo y lo hicimos completo, paragolpes, pintura, cromados, motor, interior, frenos, se hizo completo y se terminó hace un mes”, indicó.

“Ya debutamos en el Rally (Paseo de los Clásicos) y anduvo bien, perfecto, no tuvo inconvenientes, pero hay que hacerle algunos ajustes”, contó orgulloso.

Con un Borgward alemán por las calles de San Francisco

Nostalgia: “El mismo aroma”

Una de las particularidades que Bossa destacó del auto es el aroma, el olor en el interior que lo lleva a tiempos pasados. “La sensación que me dio cuando apenas lo compré fue que me subí la primera vez. Tiene un olor adentro que no cambia y me hizo acordar al auto que tenía mi viejo, que tiene el mismo olor. No sé si son los tapizados o algún componente del interior. Es el mismo que tenía el auto que teníamos nosotros hace 45 años”, señaló.

“Y ahora cuando lo empecé a usar me acordé de cuando nos íbamos a las sierras con este auto, con mi viejo, mi vieja y mi hermano. Nos íbamos de vacaciones en ese auto y tantos otros viajes que hemos hecho por todos lados, es una sensación muy linda. Yo lo quería tener terminado para que lo viera mi viejo, pero lamentablemente falleció hace dos años y no llegué para que lo viera en marcha. Pero está cumplido el sueño de tener un Borgward en funcionamiento”, relató Bossa.

“Lo más lindo que tiene este auto es el andar. Es un auto confortable, no es ruidoso adentro, tiene una caja de cambio y una suspensión increíble para la época. La gente que se acuerda de los autos de esa época se acuerda muy bien de este Borgward porque era muy bueno a pesar de que fue bajo el ingreso en la cantidad al país. Era un auto veloz para la época y muy confortable”, señaló.

“El auto no tenía faltantes, estaba completo, tenía sus faritos, baguetas, insignias, no le faltaba nada. Solamente tuve que buscar algunos repuestos para el motor como juegos de aros, juntas y alguna otra cosa para la reparación de los frenos, pero conseguí todo”, contó Bossa.

Con un Borgward alemán por las calles de San Francisco

Borgward Isabella argentino

El Borgward Isabella también fue fabricado en Argentina por la empresa Dinborg, creada a partir de la unión de la estatal DINFIA y Borgward Argentina en 1959. Los motores se producían en una planta en Isidro Casanova (Buenos Aires), pero los autos se ensamblaban en la planta de DINFIA de Córdoba con piezas de carrocería y suspensión que proveía la casa matriz en Alemania (algunas eran producidas en el país).

Según el plan de la empresa, la producción comenzaría con 500 unidades en 1960, cifra que al año siguiente treparía a 2.000 unidades. En 1962 y 1963 se construirían 3.000 autos cada año, para nivelarse en 4.000 a partir de 1964. Sin embargo, sólo se llegaron a producir 3.000 unidades durante la corta vida de la empresa Dinborg.

Con un Borgward alemán por las calles de San Francisco