“Salir con el Citroën siempre es una aventura”
Nahuel Torletti es dueño de un Citroën 3cv. Tenía un auto moderno que no lo convencía y lo cambió por una “rana” modelo 70, al cual le tiene mucho cariño.
La tecnología automotriz avanza a pasos agigantados y cada año sale al mercado un nuevo modelo equipado para satisfacer con mayor eficiencia las necesidades de quienes los conducen. Pero la historia de Nahuel Torletti va a contramano de esa lógica porque decidió cambiar su auto moderno por uno que cumpla con las necesidades básicas, pero no sabía en lo más mínimo que se iba a embarcar en una aventura que no pretende abandonar.
“No hace mucho que lo tengo, la verdad es que fue muy loco porque tenía otro auto nuevo, un Fiat Marea, espacioso, con aire acondicionado y todo, pero buscaba una movilidad más pequeña. Lo encontré en un clasificado y lo fui a ver, me gustó y lo compré”, contó Nahuel.
Torletti explicó que la primera vez que lo usó no quedó muy conforme, se quedó pensando si había hecho bien en comprar ese Citroën 3cv modelo 70, al cual todavía le faltaban algunos detalles para lucir un poco mejor. “Lo guardé en casa hasta que le agarré cariño, le fui tocando algunos detalles y ahora estoy enamorado de este auto”, señaló con una risa cómplice.
Nahuel comentó que quedó maravillado con la simpleza de la mecánica: “Se rompe algo, abrís el capot y lo arreglás enseguida, no te deja a pata, es muy difícil que te pase porque es muy simple y se puede arreglar con un par de herramientas, más a uno que le gusta un poco la mecánica, es espectacular. Ni hablar del consumo, hace 17 km. por litro y en la ruta tiene una velocidad crucero de 80 o 90 kilómetros”.
“Es modelo 70 y uno de los primeros 3cv, el mío tiene la ventana de atrás integrada a la lona. En los modelos más nuevos cambia y la ventana está integrada al baúl”, explicó.
“Se abre el techo de lona, para salir a dar una vuelta con amigos es muy lindo, llevo un parlante y la pasamos muy bien”, señaló.
Córdoba y Santa Fe
Nahuel contó que ya viajó varias veces a Córdoba y también a Santa Fe, donde le pasaron cosas muy raras y graciosas porque la gente se sorprendía al verlo viajar tantos kilómetros. “Lo más loco que me pasó es que la primera vez que fui a Santa Fe, en la autovía, en un momento me pasa un auto y un nenito se sorprendió y empezó a filmarme y a sacar fotos. Unos kilómetros más adelante un grupo de motos que iba a un motoencuentro me rodeó, me saludaron y con buena onda hasta me hacían chistes que me lo querían cambiar por una BMW. Fue muy gracioso, es más, cuando a fui a Córdoba en plena pandemia me paró Gendarmería en un control por Covid, les dije que iba a Córdoba y yo creo que le pusieron más atención al auto que al control que me tenían que hacer”, comentó en risas.
“El auto llama mucho la atención, tiene su ritmo, pero te da mucho gusto usarlo por la simpleza que lleva”, señaló.
“Fui a Santa Fe con un amigo, llegamos a la casa de otro chico que yo no lo conocía. Casi se muere cuando nos vio llegar con el Citroën. El abuelo tenía un taller especialista en Citroën, me llevó a visitarlo, muy melancólico todo, tenía muchas cosas guardadas en el patio y me regalo algunas para el auto”, contó Nahuel.
Un club en San Francisco
En noviembre de 2020, un grupo de fanáticos de la “rana” se reunieron a la vera de la ruta 19, sector conocido como la “costanera”. El lugar, fue punto de encuentro y el inicio de una gran relación de amistad.
“Hay gente muy copada que tiene estos ‘bichos’, me cruzaron y me invitaron a formar parte del grupo. Somos unos 10 u 12, cada tanto nos juntamos a charlar, ahí nos ponemos al tanto para conseguir algún repuesto o algún detalle para agregarle al auto”, contó Nahuel.