La violencia contra la mujer es un fenómeno que atraviesa nuestra sociedad y se presenta de innumerables modos. En sus diferentes formas, es una problemática social presente y preocupante, pero que en nuestra ciudad cada vez se silencia menos y se aborda de distintos en diferentes espacios.

El maltrato físico, el verbal, la violencia psicológica, sexual, económica, laboral u obstétrica, son sólo algunas facetas de la denominada violencia de género que se tratan en las escuelas y en diferentes charlas.

Esta semana se llevó a cabo en nuestra ciudad una jornada de capacitación sobre discriminaciones, relaciones de poder y violencias invisibles. La misma fue organizada por la asociación civil “Basta de Violencia Doméstica” y se realizó en la Delegación Oficial del Gobierno de Córdoba. En la oportunidad distintas profesionales disertaron sobre violencia de género y temáticas vinculadas.

Entre ellas, se encuentran la violencia obstétrica, económica y laboral, que por lo general se manifiesta de hombres hacia mujeres. En estos casos, generalmente la parte agresora actúa motivada por un deseo de poder y dominación y suele ser influenciada por los estereotipos de género. 

Violencia obstétrica

Amalia León, obstetra e integrante del Comité de Violencia del Hospital J. B. Iturraspe, explica que la violencia obstétrica es aquella que se genera desde los equipos de salud (desde el área de admisión hasta el directorio) hacia las pacientes.

“A veces las mujeres por miedo no quieren hablar pero sí, hay violencia obstétrica”, reconoce León desde su experiencia en la profesión desde hace más de 20 años.

En cuanto a cómo se materializa desde los profesionales, explica que con prácticas y con palabras: “Muchas veces minimizando un 'gordita' hasta una práctica invasiva, como por ejemplo un tacto que no era necesario”.

Para León, este tipo de violencia poco conocida se minimiza. “A veces uno quiere que lo respeten, entonces desde el Área de la Salud necesitamos respetar. No nos tenemos que olvidar de que tenemos una parte humana”, resalta la profesional.

Violencias invisibles: otras formas de la violencia de género

Sobre los motivos que llevan a invisibilizar este tipo de agresiones, León explica: “La paciente se reprime por miedo, porque tiene que volver, porque tiene que ser atendida”.

La obstetra entiende que el tema, en la actualidad, se está hablando más. “Antes directamente no se hablaba. Hoy se está trabajando más, eso antes no lo veíamos”, comenta.

Violencia económica

La contadora Melisa Toloza hace referencia, también, a la violencia económica como un tipo de violencia un tanto más “sutil” y “encubierta”.

En su experiencia, este tipo de violencia se ve a diario y asegura que no todas las mujeres suelen detectarlo. “Está muy escondida por debajo de otras cosas, entonces no es muy fácil de detectar pero está presente siempre”, dice.

En cuanto a cómo se materializa, generalmente es en el seno familiar y está relacionada con los ingresos económicos del hogar. Por ejemplo, explica, se da cuando el hombre trabaja y la mujer no, o cuando la mujer aporta un porcentaje menor de dinero al hogar que el hombre. “El marido suele denigrarla diciendo que el dinero no alcanza, entonces la víctima suele sufrir, tener estrés, depresión, parece mínimo pero es importantísimo”, considera.

Para Toloza, está impuesto en la sociedad “que el hombre es el que trae dinero y la mujer es la que tiene que quedarse en casa”. “Entonces ahí viene la dominación por parte del hombre hacia la mujer. Hay mujeres que también suelen hacerlo pero en gran parte son los hombres”, explica.

Violencia organizacional o laboral

Otro tipo de violencia suele ser la organizacional o laboral que, también con excepciones, suele tener componentes de género.

En el campo que maneja Verónica Chiavassa, licenciada en Recursos Humanos, que es el de las organizaciones privadas, principalmente empresas, explica que tiene que ver con aquella que afecta a la persona en su puesto de trabajo.

Violencias invisibles: otras formas de la violencia de género

El problema, para la profesional, es que si bien los casos van en aumento, “no se difunden” o se confunden con otras cosas.

Ejemplo de hostigamientos hacia los trabajadores son, enumera Chiavassa, el acoso sexual, el acoso laboral en donde se le dan demasiadas actividades al empleado, el acoso psicológico, la violencia verbal, que puede ser individual hacia un trabajador o colectiva hacia un conjunto de personas.

Para la profesional, hay “prejuicios” por los cuales los empleados no se animan a denunciar este tipo de hechos. “Suelen decir ‘no voy a denunciar o a reclamar lo que me corresponde para no quedar manchada en el Ministerio de Trabajo’. O piensan que no van a conseguir otro trabajo. Hay que animarse o al menos hacerlo anónimamente, para que esto se difunda”, asegura la mujer.

Y agrega que la situación se torna más complicada en ciudades chicas que en ciudades grandes. “En Argentina se está tomando más conciencia a partir de que se creó la Oficina de Asesoramiento de Violencia Laboral. Solo en 2017 trabajó en 572 casos”.

La violencia también se discute en las escuelas

Desde que se comenzó a implementar la Jornada “Educar en Igualdad, Prevención y Erradicación de la Violencia de Género” enmarcada en el cumplimiento de la Ley Nacional Nº 27.234, en 2015, la violencia de género comenzó a discutirse en las escuelas.

Dicha ley establece la obligatoriedad de realizar al menos una jornada anual en escuelas primarias, secundarias y terciarias de todos los niveles y modalidades, ya sean de gestión estatal o privada, con el objetivo de desarrollar en los alumnos actitudes, valores y prácticas que promuevan la prevención y la erradicación de la violencia de género.

“Es ambicioso”

Para Azucena Sánchez, inspectora de Educación Primaria, es un título “muy ambicioso” pero que a la vez también habla del compromiso de las escuelas.

Sánchez explicó que, generalmente para dichas jornadas, los padres asisten a las escuelas y trabajan en talleres. Puede haber actividades conjuntas con los chicos pero en la mayoría de los casos el equipo directivo se aboca a trabajar con los padres específicamente y cada grado con sus docentes.

Y opinó: “Realmente surgen cosas muy lindas del trabajo con los papás”.

“Se trabaja el buen trato”

Claudia Pinto, inspectora de Educación Inicial y Primaria de Institutos Privados, coincidió en la importancia de abordar el tema en las aulas y explicó que con los niños no se trabaja la violencia en sí, sino el “buen trato”.

“Hay valores como el respeto que siempre se están trabajando desde el nivel inicial. Especialmente se hacen talleres con los padres donde también están los niños. En algunas escuelas se hacen dramatizaciones, no de la violencia sino justamente de la no violencia. Lo que se trabaja es el buen trato para que no se llegue a la violencia”, detalló.

Y consideró que hay una “muy buena discusión” a nivel de los adultos. “La temática se aborda más con los padres en talleres. Con los niños se trabaja desde el respeto al otro, sea con quien sea, no pasa por el género”, explicó.

“Sirve si se encara pedagógicamente”

Por último, Fernando Quaglia, inspector de la Dirección General de Institutos Privados de Enseñanza, brindó su opinión y recordó cómo se trabaja la jornada en las escuelas secundarias.

“En algunas escuelas se hacen talleres con los chicos, en otros colegios, sobre todo en la zona, se hace con la participación de los padres y hacen producciones los mismos chicos para concientizar sobre la problemática”, mencionó.

Según el inspector, la jornada “sirve si se encara pedagógicamente”. “Es una instancia más de aprendizaje. Aparecen problemáticas, aparecen casos, entonces el espacio de reflexión es muy importante”, concluyó.