En otra de las tantas historias de vocación, compromiso y servicio que involucran a personas de nuestra comunidad, dos hermanos se destacan como bomberos voluntarios en los cuarteles de San Francisco y Frontera.

Se trata de Pamela (33) y Jorge Robledo (38), dos agentes que se desempeñan, la primera, en la emblemática institución del lado cordobés, y el hombre, en el joven cuartel de Bomberos Voluntarios en el lado santafesino.

La mujer ya cuenta con cinco años de experiencia en la profesión y vocación, mientras que su hermano lleva apenas un año como agente activo. Pero ambos comparten un profundo compromiso por ayudar a los demás y proteger a sus comunidades.

Los hermanos Robledo son nacidos y criados en Frontera (Santa Fe). Sin embargo, Pamela se mudó a San Francisco hace ocho años y forma parte de la primera camada de bomberas que ingresaron a la institución.

Consultados sobre el nacimiento de su vocación, la mujer confiesa que su deseo de ser voluntaria es algo que lleva desde pequeña: “Siempre supe que iba a ser bombero. Fui a un colegio religioso, ISFA Instituto San Francisco de Asís, por lo que teníamos un grupo que hacía tareas voluntarias de trabajar solidariamente. Me parecía que lo más acertado para mí era ser bombero, era mi lugar. Cuando se dio la oportunidad ni lo dudé, fui una de las primeras en llevar la planilla”, recuerda.

Por su parte, Jorge cuenta que está encontrando su lugar, pero que su vocación surge por su deseo de ayudar al otro. “Lo veo por ese lado, por la parte humana. Todos en algún momento necesitamos ayuda y ser bombero es hacer algo por el otro. Aparte me gusta esa adrenalina que te genera el toque de alarma y no saber qué te podés encontrar”, admite.

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Una familia “inquieta”

Los hermanos bomberos se definen como provenientes de una familia “inquieta”, de trabajadores de oficio y siempre dispuestos a dar una mano. Son hijos de Nancy Bravo, a la que definen como “una buscavida que hizo de todo”-desde trabajar como cocinera, en tiendas de ropa y otras múltiples actividades- y de Julio Robledo, ex empleado de Entel-Telecom desde muy joven y jubilado en la actualidad.

Son tres hermanos, el mayor falleció en un accidente en 2002, Jorge es el del medio y Pamela la menor.

Por su parte, Jorge es baterista y toca en la banda Moby Dick -agrupación creada por el músico local Pablo Salvay- y además es herrero: “Me gusta la metalúrgica y toco heavy metal, un combo que va de la mano”, dice entre risas. Es papá de dos adolescentes, Ezequiel (14) y Mora (12).

Mientras que Pamela pertenece al Equipo Técnico de Acción ante Catástrofe (ETAC), cuerpo que forma parte de la Policía de Córdoba que interviene en emergencias, siniestros o situaciones de desastre.

“Forma parte de la segunda camada que ingresó y estoy trabajando en Villa Tulumba, a 360 kilómetros de San Francisco. Mis jornadas de trabajo son de 48 horas por 96 y me desempeño como bombera, el grueso de los siniestros que se nos presentan son incendios forestales y estamos capacitados en rescate acuático, por los ríos que hay en la zona”, comenta la mujer, por lo que pertenece a la Policía como parte del cuerpo de la Etac, mientras que mantiene el voluntariado como bombera en nuestra ciudad.

Pamela en su tiempo activo.
Pamela en su tiempo activo.

En la actualidad, Pamela se encuentra gozando de su licencia por maternidad ya que hace poco más de un mes y medio nació Patricio, su primer hijo.

“Por estos días nos estamos acomodando con ‘Pato’, dedicados al voluntariado, ya que estamos cerca de nuestro puestito, siempre de guardia”, asegura sonriendo para no despertar a su bebé que duerme en su cochecito.

- ¿Qué opinan sus padres al verlos a los dos como bomberos?

- Pamela: Mucho no lo hemos hablado, pero me ha tocado compartir actos con Bomberos de San Francisco y ahí me di cuenta que mi papá se emocionó de verme con ese uniforme, como entendiendo dónde estaba. Una capaz lo toma a la ligera, pero ellos se deben hacer un mundo, es un oficio que tiene sus peligrosos y ellos, quizás, ante cualquier toque de alarma se asustan y es lógico.

- Jorge: Siento que ellos están orgullosos de pensar que nosotros hacemos esto solo por ayudar a otras personas. Incluso en la gente cambia la forma en que te ven, ya te saludan de otra forma, hay otra valoración, un respeto.

 - ¿Les tocó trabajar juntos en un mismo siniestro?

- P: Hemos trabajado juntos los dos cuarteles pero todavía no en un siniestro los dos al mismo tiempo. Por ahí pasa un poco que la gente está acostumbrada de tantos años y llaman al cuartel de San Francisco y nosotros derivamos el alerta a Frontera.

- ¿Se imaginaron cómo sería verse involucrados en un mismo siniestro?

- J: La calma ante todo. Ante una situación vas concentrado en hacer tu trabajo y no te fijás. Lo ideal es tener a otro bombero al lado tuyo siempre, tenemos un lema que dice que “no hay nada mejor para un bombero que otro bombero”, un colega que esté atento a cubrir todo lo que sea necesario.

- P: Uno no quisiera involucrar esas cuestiones, pero pienso que si me llegara a pasar que él está en una situación de peligro o viceversa, no sé, creo que se nos activarían otras cuestiones de adrenalina y de decir ‘es mi hermano, es mi familia la que está ahí’, creo que sería algo distinto y surgiría aún más el instinto protector.

- J: Sin dudas, ese instinto te sale sin conocer al otro en la mayoría de los casos, imaginate sabiendo que está tu familia.

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Prestos al llamado

Pese a tener diferentes vivencias al no haber participado en los mismos siniestros, los hermanos coinciden en que uno de los incendios que los marcó fue el reciente que sufrió una familia dueña de una fábrica de juegos de living en Frontera, sobre Calle 56 al 400.

El dueño de la fábrica, Daniel Madera, es vecino y conocido de la familia Robledo desde hace muchos años y los hijos del hombre asistieron a la escuela con los de Jorge. Por eso, para los bomberos de nuestra historia fue una situación que los tocó de cerca.

Aquel día de mediados de abril, Jorge todavía guarda en su memoria haber visto la enorme columna de humo que significaba el fuego consumiendo la fábrica de un amigo y en su desesperación tardó menos de un minuto en llegar al cuartel, cuando su tiempo de respuesta promedio es de 1:30’.

En el caso de Pamela, que vive a prácticamente una cuadra de distancia del cuartel central de Bomberos en San Francisco, esa cercanía y su compromiso ante los llamados de urgencias la transformó en la mujer con mayor cantidad de asistencias a siniestros. Según explica, esa corta distancia influye mucho. “A veces me sentaba para almorzar y sonaba la alarma y no medía mucho esa cuestión, dejaba lo que estaba haciendo, sacaba las perras afuera, cerraba la casa y me iba fuera la hora que fuera. Y tengo mis amigas que me han bancado muchísimo, porque estando con ellas me iba”, destaca.

Los hermanos Robledo personifican la esencia misma de nuestros bomberos, tanto de un lado como del otro del camino interprovincial, demostrando que el sacrificio y la entrega van de la mano con la ayuda a los demás, el servicio desinteresado y el amor.