Laura y Florencia son dos beneficiarias de la tarjeta Alimentar en San Francisco. La primera tiene empleo, aunque en negro, mientras que la segunda está desempleada. Ambas cobran la Asignación Universal por Hijo (AUH), lo que demuestra que viven una difícil situación económica.

En estos días, gracias a este instrumento impulsado por el Gobierno nacional para que más personas accedan a la canasta básica alimentaria, en el marco del Plan Argentina contra el Hambre, pudieron volver a recorrer los pasillos de un supermercado, algo que para ellas había quedado en el olvido.

La tarjeta emitida por el Banco Nación les permite a ellas (como a las familias beneficiadas) comprar alimentos -excepto bebidas alcohólicas-, pero no extraer dinero de los cajeros, como los plásticos tradicionales o la misma AUH.

Durante el viernes, este lunes y martes, fueron más de seis mil sanfrancisqueños y vecinos del departamento San Justo los que retiraron el plástico en el Superdomo.  

Comer como corresponde, aun con poca plata

La tarjeta Alimentar es otro de los beneficios sociales que despertó críticas en parte de la sociedad. Quizá por no entenderse qué función viene a cumplir en un momento complicado del país o simplemente por puro cuestionamiento.

“Estuve leyendo en las redes sociales a mucha gente quejarse de la tarjeta porque se compraban algunos productos de marca. Pero que estés en una situación complicada no implica comer mal”, razonó Laura Molina (26) en diálogo con El Periódico.

La joven tiene una hija de 4 años en edad escolar y dijo estar pendiente de su alimentación: “Busqué darle siempre comida con calidad de nutrientes, trato de comprarle lo mejor en eso. Ella come mucha verdura y fruta, toma mucha leche y a su edad cuerpo lo requiere. Sin una alimentación como corresponde sufrirá en otros aspectos, como en el rendimiento escolar”, explicó en forma clara.

Molina tiene trabajo pero en negro, al igual que su expareja y padre de la niña. Sobre la tarjeta opinó que le significó un “cambio enorme” porque ella cobra por día o semana un dinero que “nunca alcanza”.

“Jamás me encontraba con un monto de cuatro mil pesos, todo junto para ir al súper y hacer una compra más grande. Al recibir la tarjeta lo primero que hice fue usarla y me rindió, pude aprovechar ofertas que antes no podía porque vivía con lo justo”, narró Molina.

¿Destinada a quiénes?

Con esta tarjeta alimentaria se busca beneficiar a 2 millones de personas, entre ellas madres y padres con hijos e hijas de hasta 6 años de edad que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), así como a embarazadas a partir de los 3 meses que cobran la Asignación por Embarazo y personas con discapacidad que reciben la AUH.

Los plásticos se recargan de manera automática el tercer viernes de cada mes con 4 mil pesos para familias con un sólo hijo de hasta seis años o con 6 mil pesos en total para las que tienen dos o más chicos de esas edades.

Ese yogurt era mi lujo

Florencia Bon (28) volvió el último viernes a pisar un supermercado, tras retirar su tarjeta por la mañana. Con su pareja actual tienen un bebé de un año pero ella además tiene otros dos hijos, de 3 y 5 años. Por este motivo cobra la AUH. Está sin empleo, al igual que el padre de estos dos últimos. Además alquilan la casa donde viven, otro gran gasto que va acompañado de los servicios cada vez más caros.

“Lo primero que compré con la tarjeta fue yogurt y leche, que es lo que más consumen mis hijos. En casa se toman dos litros de leche por día, yo venía comprando una de 60 pesos según donde conseguía precio. Otras veces no tenía para comprar, había días que no llegaba y lo reemplazaba por mate cocido, té u otras cosas. Comprar yogurt era un lujo, por ejemplo, que tenía cada dos semanas”, afirmó.

Otro de los productos que pudo adquirir fue carne, algo que no acostumbraban a comer en casa.

“Hacía mucho tiempo que no iba al súper, vivíamos en el día a día, la comida para el mediodía y la noche. Unos cuatro años atrás iba una vez por semana, luego me encontré con que ya no podía ir al supermercado”, mencionó Bon.

No solo supermercados

La tarjeta se utiliza solo para comprar alimentos. Y si bien durante los primeros días los beneficiarios llenaron los supermercados, aquellos comercios como almacenes, carnicerías o verdulerías que cuenten con el posnet pueden recibir la tarjeta Alimentar.

"Hemos tenido buen acompañamiento de quienes recibieron la tarjeta alimentaria. Han recurrido a nuestro supermercado, por ende hemos trabajado muy bien y 'a full' se podría decir", aseguró Jorge Careglio, titular del Chapulín.

Sin lugar a la discusión

El objetivo que se planteó el gobierno nacional con Alimentar es ambicioso, ya que se trata de proteger del hambre a dos millones de niños vulnerables. Y cuando hablamos de chicos, de hambre, la discusión y la crítica no deberían existir ni obviar que se trata de una necesidad básica e impostergable.

Claro que no será tan fácil alcanzar la meta saludable propuesta. Expertos en nutrición ya remarcaron el límite que imponen los montos del subsidio, que no siempre son suficientes para solventar los altos costos de una dieta infantil completa y equilibrada.

Por lo pronto, la tarjeta ya pasó por diversos posnet durante los últimos días y con ello se logró llevar la comida a casa, algo que hoy en este país es un lujo, como el yogurt en la heladera de Florencia.