El centro vecinal realizó gestiones para que unas 20 familias tengan un pico subsistente a su vivienda para poder recolectar agua corriente. Son personas que no se pudieron conectar a la red de agua por su precaria situación económica y recorren las calles del barrio con sus bidones que llenan de agua en uno de los picos de este popular sector de la ciudad.

“Es una cuestión de higiene y salud. No pedimos que se le haga la conexión sino que tengan picos de agua frente a la casa. La misma gente pide que saquemos los tres picos dispersos porque los chicos dejan la canilla abierta”, explicó Vera.