Una ovación estalló en el recinto mientras afuera, en la calle, atronaban las bombas de estruendo y los fuegos artificiales iluminaban la Plaza del Congreso. Así fue el corolario de la sesión de dos días en la que la Cámara de Diputados convirtió en ley, con 208 votos a favor y 32 en contra, el proyecto del Gobierno para expropiar el 51 por ciento de las acciones de YPF que estaban en poder de la española Repsol.

Después de 21 horas de debate, un oficialismo enfervorizado celebró con la marcha peronista la sanción de la norma, duramente criticada por España y por la Unión Europea (UE), que amenazaron con represalias comerciales por la intervención que dispuso la presidenta Cristina Kirchner sobre la petrolera. Pero estas amenazas no calaron entre el 81% de los diputados que respaldaron la iniciativa.

Semejante mayoría se obtuvo gracias al apoyo de buena parte de la oposición : tanto la UCR (con excepciones) como el Frente Amplio Progresista (FAP), Proyecto Sur, Unión Peronista (que conduce Felipe Solá) y un puñado de legisladores de la Coalición Cívica y del PJ disidente apoyaron la ley porque priorizaron el retorno de la petrolera al Estado. Sin embargo, sus discursos fueron duramente críticos hacia la política energética del Gobierno y expresaron escepticismo sobre la gestión de YPF en manos del kirchnerismo.

Sólo medio centenar de diputados no votó la expropiación de YPF . Los bloques de Pro, la mayoría de los miembros del Frente Peronista y el diputado radical Roberto Aspiazu votaron en contra, mientras que cuatro legisladores de la Coalición Cívica y la diputada Graciela Ocaña se abstuvieron. Entre los once ausentes figuraron los radicales Oscar Aguad, Hipólito Faustinelli, Pedro Molas (del Frente Cívico de Catamarca) y Hugo Castañón, todos ellos en disidencia con la decisión del partido de votar a favor, actitud que confirma las fisuras en el seno de la UCR.

En medio de los festejos, se supo que la presidenta Cristina Kirchner convocó para esta tarde a todos los gobernadores a la Casa Rosada: anunciará en un acto oficial la inmediata promulgación de la ley.