Cuando faltan pocos días para finalizar otra etapa del aislamiento social y obligatorio decretado por el Gobierno nacional para hacer frente a la pandemia de coronavirus, crece la expectativa por conocer qué nuevas actividades sociales y laborales comenzarán a permitirse en las próximas semanas y en qué lugares, ya que parece estar claro que hay una diferencia marcada entre los grandes conglomerados urbanos y ciudades menores. 

¿Qué va a pasar con la economía? ¿cuánto tiempo más podrán resistir pequeños comercios y trabajadores independientes sin poder desarrollar sus tareas? ¿cuánto más podrá aportar un Estado con pocos recursos?, son solo algunas de las preguntas que están a la orden del día y que las autoridades de los distintos niveles de Gobierno deberán dar respuesta de alguna manera en un futuro cercano.

Consultado al respecto, el economista Ricardo Sapei, ex concejal de Mejor San Francisco, consideró que es "falsa" la presunta disyuntiva entre salud y economía, y que debe encontrarse un punto de equilibrio para la reapertura de actividades económicas sin poner el riesgo la situación sanitaria.

"Es una discusión falsa. Uno podría pensar que los funcionarios del Fondo Monetario Internacional se volvieron defensores de la salud, algo difícil viendo la tradición del Fondo. Pero hasta en los sectores más cercanos a los espacios de mayor poder económico la necesidad de que se resuelva el problema de la pandemia es esencial, de lo contrario arrastra también a la actividad económica", fundamentó.

Sapei advirtió que en las previsiones que están haciendo distintos organismos hay un mundo que va a sufrir importantes consecuencias. Y además, que la ayuda del Estado en Argentina no va a ser suficiente para todos los sectores.

"Los problemas se agudizan. Hay un escenario que sostiene que la pandemia se va a contener en este segundo trimestre del año y que a partir del segundo semestre empieza a haber recuperación de la actividad económica. Ese es el mejor escenario previsible, posiblemente los resultados sean peores. Y también dicen que las consecuencias de la pandemia van a ser de mucha mayor gravedad en los países emergentes, con mayores situaciones de pobreza, con sistemas de salud con menores recursos y con problemas de eudendamiento, lo que engloba a la Argentina", graficó.

Sin embargo, el especialista consideró que "predecir lo que puede pasar es imposible, nadie puede decirlo con certeza" ya que "lo único que hay es incertidumbre". Y advirtió que las consecuencias en la actividad económica para muchos "va a ser comparable a la gran crisis de los años 1928 y 1930, de hace casi 100 años".

¿Cuánto más pueden resistir las pequeñas y medianas empresas o trabajadores independientes?

Creo que hay muchas empresarias, especialmente las Pymes y aquellos comercios que no venden productos esenciales, que están en serios riesgos. El Gobierno ha dispuesto distintos tipos de medidas para satisfacer esas demandas, pero hay infinidad de demandas a las cuales difícilmente pueda dar respuesta. Es una situación muy compleja. Hay mayores demandas de los sectores más vulnerables, también de las pequeñas y medianas empresas, incluso de las grandes, y también las actividades que no se pueden desarrollar. Creo que hay que encontrar un punto de equilibrio para que sin poder en riesgo el rumbo controlado de la pandemia se empiecen a habilitar actividades. No soy especialista en salud, pero pareciera que no hay una circulación masiva del virus. Adoptando las medidas de protección necesarias que se requieran, creo que hay muchas actividades que ya podrían empezar a liberarse de manera paulatina. Y si eso genera algún tipo de reacción desfavorable, volver para atrás. Todo requiere un equilibrio delicado, no podemos perder el esfuerzo que se hizo hasta ahora con la cuarentena, con buen resultado; pero tampoco podemos dejar de comenzar a darle vida a sectores que si no van quedar muertos.

Usted ya advierte entonces que la ayuda estatal no será suficiente

Todas las situaciones que demandan asistencia requieren plata. En un Estado que está fundido y al que a su vez se le cayó notablemente la recaudación, por la baja de la actividad. Los recursos del Estado para hacer frente a las demandas legítimas de muchos sectores son limitados. Por eso es cuestión de encontrar un punto de equilibrio para que el daño sea el menor posible.

Un equilibrio entre todas opciones malas, digamos.

Claro, acá el resultado no es el mejor, sino el menos malo. Eso en todo el mundo, pero en nuestro caso se vea agravado porque entramos en esta pandemia con una situación compleja por la deuda, el nivel de pobreza y desempleo que ya existía, entonces el punto de equilibrio supone encontrar el mayor alivio posible a la mayor cantidad de gente posible. No va a haber una buena situación.

Algunas críticas apuntan a que se corre riesgo de hiperinflación ante la emisión monetaria para hacer frente a la ayuda estatal.

La emisión monetaria no es el único factor que genera inflación, hay muchos otros, entre ellos la estructura económica productiva concentrada de muchas actividades casi monopólicas. Pero tomemos en cuenta qué está haciendo la Unión Europea, por decir los países más cuidadosos de las normas monetarias. Todos han hecho emisiones para hacer frente a la pandemia. Incluso en Estados Unidos. Eso solo no puede poner a la Argentina fuera de la posición que se está haciendo en todo el mundo.