Por Nicolás Albera

Mariela junto a sus amigas pasaba la noche en un boliche de nuestra ciudad. Tomaba junto a ellas fernet con coca del interior de una jarra. De pronto alguien que festejaba un cumpleaños se les acerca y las convida con un solo bombón de chocolate y ellas aceptan. Mariela lo come. Pasaron solo 20 minutos para que la chica empiece a “volar”, según definió.

“Me empecé a sentir muy mal, trataba de escribir un mensaje con el celular pero me salía cualquier cosa”, asegura a El Periódico. Luego indicó que no podía tenerse en pie y sentía que “volaba”. “No reaccionaba, era peso muerto. Estaba consciente pero inconsciente a la vez”, afirma. Jura y perjura que no fue la bebida porque fue ella misma quien la compró y observó cómo la preparaban. Además destaca que siempre toma fernet, que había tomado apenas un vaso y que jamás le provocó semejante sensación.

La joven asegura que ese día tardó bastante en dormirse y que al día siguiente no tenía ningún dolor, solo hambre.

Otros casos

El caso de Mariela no es el único. Verónica (nombre ficticio, ya que pide no revelar su identidad), aseguró que le “empastillaron” una jarra en un boliche. “Lo único que había tomado hasta el momento eran tres tragos de Gancia, me sentí mal y salí afuera a tomar aire. Por suerte estaba con amigos que me llevaron a mi casa y me acostaron. No me acuerdo de nada. Al otro día me desperté en mi cama, con otra ropa, y con un mensaje de mi amiga explicándome qué había pasado”,  relata Verónica. “Con unos tragos de Gancia no te pasa eso”, concluye.

Otras jóvenes consultadas por El Periódicoaseguran haber escuchado casos en la noche sanfrancisqueña y que muchas chicas están alertas de esto, sin embargo sostienen que no las tuvieron como protagonistas. Aunque una de ellas señaló que sí sufrió experiencias de este tipo dos veces en otras ciudades: una en Córdoba y otra en Buenos Aires. El factor común es que esas veces aceptó tragos que le servía un grupo de conocidos,y que luego no recordaba casi nada, aunque se encontraba con amigas que la asistieron.

“Una vez me ofrecieron un trago y acepté. Una de mis amigas me retó porque se dio cuenta que el vaso estaba sucio. Al rato se me apagó la tele, menos mal que estaba con amigas que me llevaron a dormir. De ahí, cada vez que tomo alguna bebida es porque me la compro yo”, afirmó Nadia.

También aseguran que algunos jóvenes utilizan ketamina y éxtasis en sus propias bebidas, pero que al compartilas terminan haciendo efecto en otros que no saben que los vasos tienen drogas.

Por tal motivo, todas las consultadas aseguran que se cuidan cuando toman alguna bebida, y que no aceptan de alguien que no de confianza. “He visto muchas chicas desmayadas en los boliches pero no sé si puede ser por droga o por el alto consumo de alcohol. Yo en mi caso me cuido y solo acepto un trago si me lo ofrece alguien de confianza o lo compro personalmente”, explicó Gisela.

Café con efecto inverso

A Verónica Pérez hace dos semanas se le apagaron las luces. Pero no las de su negocio, la panadería llamada Buen Día ubicada en la localidad de Devoto. Apenas abrió el local ese día, entró una señora que no era clienta habitual, y para agradecerle por lo bien que la había hecho quedar por una torta que había comprado en su panadería, le obsequió un café y le dio unos minutos de charla. Verónica, según dijo a El Periódico, tras beber el café sintió el cimbronazo rápido pero no cayó. Narró que se fue a sentar en la parte de atrás del local para tratar de reponerse pero no había caso. Mientras tanto, la mujer atendía el negocio. Tras despachar a un par de personas, desapareció. Verónica subió a su casa, bebió agua y durmió casi un día entero. Luego supo que le habían robado la recaudación del día.

Ante la presunción de que había sido intoxicada, Verónica partió hacía a Córdoba para internarse y hacerse los estudios de sangre correspondientes que confirmen o descarten la hipótesis de intoxicación.

La burundanga

Es una droga que tiene uso oftalmológico y que viene en polvo, gotas o ampollas. Según explicó Carlos Damín, director de Toxicología del Hospital Fernández (Buenos Aires) en una nota con el diario La Nación “no existe sustancia que espolvoreada genere un efecto inmediato". Pese a ello, el temor y la psicosis, hasta el momento, van ganando la partida.

La ciencia, además, desmiente que una droga pueda actuar con la rapidez que le atribuyen a la escopolamina, tal su nombre científico.

"Produce un cuadro sintomático que puede ser aprovechado por los delincuentes, pues causa mareos, presión en el cuello, más presión cardíaca, boca pastosa, sensación de ahogo, desorientación y, dependiendo de la dosis ingerida, puede generar alucinaciones", comentó el médico.