Como en las películas, a Bernardino Roberto Aliaga (72) se le prendió fuego el auto en el medio del campo. Estuvo más de 60 horas perdido, sin abrigo, ni comida, ni agua, hasta que fue salvado por un helicóptero de la Policía.

“Se me quemó la nave”, les dijo a sus nietos adolescentes, en el reencuentro.

El jocoso abuelo Roberto es jubilado de la industria aceitera. Muy querido en su pueblo, General Deheza, donde vive con uno de sus hijos y dos de sus nietos.

Viudo desde el 29 de enero pasado, el domingo decidió ir a visitar a dos amigos, mayores que él, que viven en la población de General Cabrera (localidad ubicada a 11 kilómetros de su pueblo). Tras ver un partido de fútbol y compartir una picada, emprendió el regreso, al anochecer.

Antes de irse, Roberto les comentó a sus compañeros que, como había tomado bebidas con alcohol, para esquivar los controles de la Policía Caminera en la ruta nacional 158, iría por un camino rural alternativo, según surge en la causa.

El hombre conoce bien la zona pero, de noche, tomó mal una bifurcación y se perdió. Cerca de las 20, terminó metido en un lote de maíz y el auto, un Citroën Picasso, se le quedó empantanado al lado de una laguna.

En su desesperación, habría exigido tanto al motor y lo recalentó.

Según Bomberos, “le explotó el embrague”, y se le prendió fuego.

El fiscal de Río Cuarto, Daniel Miralles, dijo que la familia se preocupó porque Aliaga no regresó el domingo; y el lunes, a primera hora, fue a la Policía a denunciar su desaparición.

El hombre estaba sin celular porque lo había llevado a reparar.

“Ordené tomar la denuncia, no esperar 48 horas para empezar a movernos. Todo salió bien felizmente por la diligencia de mucha gente y por los medios técnicos que salvan vidas, como el helicóptero que lo encontró y los perros que ya estaban muy cerca. No hay que escatimar esfuerzos”, resumió Miralles.

“Aliaga es diabético y aparentemente, desde el domingo a la noche hasta el miércoles al mediodía, no comió nada ni tomó agua, porque el agua de la laguna es intomable. Pero cuando le dieron los primeros auxilios estaba lúcido, contento de que lo encontráramos”, relató el fiscal.

Desconcierto

El peor momento para los investigadores y la familia fue cuando se halló el auto calcinado, el martes a última hora.

“Ahí la cabeza me iba a mil, pensaba de todo. Pero no podía creer que se hubiera suicidado porque él vive para sus nietos. A mis hijos, de 5 y 8 años, los lleva a la escuela”, testimonió Matías, uno de sus hijos.

Aliaga se recupera en el hospital de General Cabrera.

“Lo que más me impactó fue la fortaleza del hombre, cuando había tantos pronósticos adversos. Estaba deshidratado, con hipotermia porque la campera se le quemó en el auto, descalzo, se ve que se había sacado las zapatillas. Respondía bien. Sólo un poco confundido en el tiempo, pensaba que era lunes”, reveló Walter Huerta, jefe de zona de la Departamental Juárez Celman.

Entre 50 y 60 efectivos policiales y de Bomberos participaron de la búsqueda de Aliaga.

“No tengo palabras para agradecer a todos. Mi papá me comentó que, esta mañana, cuando estaba acostado boca abajo, en el maizal, se despertó porque oyó que lo llamaban. Eran mi hermana y mis sobrinos, que junto a la Policía, lo anduvieron buscando por ahí cerca. En el rastrojo de maíz nadie lo veía. Pero lo divisaron desde el helicóptero”, agregó Matías.

Como no podían llegar con la ambulancia al interior del lote, policías y bomberos, presurosos, lo trasladaron en camilla, a pulso, más de 400 metros, y lo salvaron.

Fuente: La Voz del Interior