Tadeo Henot tiene apenas 19 años pero los valores bien claros. Con mucha convicción, desde hace tres años colabora en merenderos de San Francisco y de Frontera y, desde hace al menos un mes, realiza cortes de pelo gratuitos en el merendero “Ayudando a crecer”, del barrio Roque Sáenz Peña a los niños que allí asisten y que no pueden costearlos. 

Su llegada a este espacio obedeció a una jugada del destino. Hace tres años, por una infracción de tránsito, le retiraron su motocicleta. Y las tareas comunitarias fueron la única opción que le quedó al joven para poder retirarla.

Peluquero de oficio y de corazón

“Fue muy loca la historia. Llegué por trabajo comunitario, porque me sacaron la moto y gracias a eso conocí el mundo de los merenderos. Y me cambió totalmente. Tenía otra perspectiva de lo que era todo y cuando entré al primer merendero que era ‘Milkeñitos de corazón’ de barrio La Milka me hizo un clic la cabeza, por así decirlo, y me empecé a involucrar más. Era una multa grande, tenía que cumplir como un año más o menos de tareas comunitarias. Eso lo cumplí hace tres años y ya no lo tomaba más como un trabajo, ya me gustaba, ya formaba parte del merendero y ya lo veía como otra actividad, como algo que me gustaba y decidí seguir. Terminé las horas y decidí seguir yendo a ayudar”, recordó el joven.

“Lo hago por solidaridad”

Si bien no estudió peluquería, el joven adquirió los dotes del rubro viendo videos a través de internet y a través de la práctica.

“Hace dos años que corto el pelo. No estudié. Corto a domicilio, tengo clientes y todo para juntar algo de plata. Pero en los merenderos lo hago por solidaridad. Siempre me gustó cortar el pelo, entonces mi mamá me compró una máquina, tijeras y aprendí por internet viendo videos y animándome”, resumió.

Henot, que se mostró agradecido para con Graciela Magario y Lorena Benedetto, quienes le abrieron las puertas en el espacio de “las 800”, colabora además en otros lugares. “Voy a otros merenderos a ayudar con otros servicios, pero recién en este último tiempo empecé con los cortes, hará un mes”.

El joven se le anima tanto a hombres como a mujeres: “Le cortamos el pelo a varones y a algunas chicas, pero solo las puntas”.

Necesidad manifiesta

Con su experiencia en estos espacios, el joven aprendió que la necesidad existe. “Hay necesidad, la verdad es que hay chicos que no disponen de dinero para cortarse el pelo y lo tienen muy largo, les molesta, lo vimos como una necesidad y siempre está bueno ayudar. Cuando fui la última vez les cortamos el pelo a ocho chicos y tres chicas”, contó.

Peluquero de oficio y de corazón

Y aventuró a colaborar: “Hace mucha falta que la gente abra un poco más el corazón. Últimamente se dona poco y hay mucha necesidad ya sea de vestimenta, útiles escolares o comida”.

“Hacen falta muchas cosas y cada vez se abren más merenderos. Cuando yo empecé había solo tres funcionando en Frontera, San Cayetano y La Milka. Ahora se abrieron muchos más”, concluyó.

En su tarea, el joven utiliza herramientas propias como tijeras, navajas y una máquina para cortar el pelo.