La Ley Nacional de Educación, promulgada en 2006, dictaminó que las escuelas públicas primarias deben ser de jornada extendida porque la jornada escolar de cuatro horas quedó chica para los nuevos enfoques pedagógicos que proponen a los docentes enseñar más contenidos curriculares, como un segundo idioma y tecnología, y realizar actividades culturales y sociales, que aporten aprendizajes significativos en la socialización de los estudiantes. Por ello son seis horas de clases. 

Pero esto significó un cuello de botella para algunas escuelas en horas del mediodía cuando los chicos del turno mañana tienen sus quince minutos para poder almorzar, ya que en muchos colegios no existe un lugar acorde para ello. Uno es el José Bernardo Iturraspe, ubicado sobre calle Cabrera, entre Libertador Norte y Alberdi, donde padres de alumnos de quinto y sexto grado se juntaron este jueves para reclamar un comedor dentro de la escuela. 

Reclamo

“A veces los chicos comen debajo de una planta”, graficó Gerardo, el papá de un alumno, quien con el tupper en mano sostuvo que todos los días deben concurrir al establecimiento educativo a llevarle la comida: “Los padres le traemos la comida o un sándwich, comida caliente es difícil porque hay dos hornos microondas para muchos chicos y les dan solo 15 minutos para comer”.

Los padres aclararon que tanto los directivos, como los docentes y el personal auxiliar, hacen lo posible para que los chicos estén bien, aunque apuntaron a la inspección pidiéndole una planificación: “Pedimos una planificación para los grados con jornada extendida y que se adecúen las instalaciones para tal fin”, expresó Paola, una mamá.

Nora, la madre de otro alumno, manifestó que si la jornada extendida es necesaria para tener una mejor calidad educativa se debe llevar adelante de buena manera. "Los papás hacemos un sacrificio grande, a veces venimos entre cuatro y seis veces al colegio y somos gente que trabaja, por eso pedimos una solución”, expresó.