La voz del otro lado del teléfono suena agotada, lastimosa y angustiada. Se trata de Hugo Ellena, padre de Mariana (22), que recuerda los nueve años que pasaron del choque que produjo la muerte de su hija, la joven sanfrancisqueña atropellada en la ciudad de Córdoba en septiembre de 2011 por un Fiat 147 que, en ese entonces, manejaba un menor de edad. Pese al tiempo transcurrido la familia todavía no puede cerrar ese capítulo de la historia.

Si bien en octubre de 2015 la Cámara 4ª del Crimen de Córdoba había condenado por unanimidad a los dos jóvenes que corrían la picada que terminó con la muerte de “Maru”, consideró que no se habían imaginado el resultado trágico que finalmente tuvo, al que definió como “homicidio culposo", por lo que ambos conductores quedaron en libertad. Sin embargo, en el fuero civil la familia de Catriel Bertorello, el conductor que atropelló a Mariana, se declaró en quiebra, por lo que unas de las partes de este largo juicio que se cobró la vida de la joven de nuestra ciudad, continuó.  

“Llega septiembre y lo transitás con mucha angustia, mucho dolor -asegura Hugo-. Además que hace poco nos llegó la noticia de que la demanda civil no está cerrada, que este tipo (por Juan Bautista Bertorello, padre de Catriel) se declaró en quiebra y esto está sin solución. Pese a que tenía propiedades embargadas, las vendió”.

Cada mes algún llamado de los abogados que llevan lo que resta de la causa les recuerda a Hugo y a su esposa Isabel, que el duelo permanece. “Ya mal quedó cerrada la parte penal, porque en definitiva no le hicieron nada a esos chicos, a pesar de todo el esfuerzo y la compañía que nos brindó la gente. Pero lamentablemente cuando vas allá es otro mundo. Y ahora nos enteramos que pese a que el padre del chico (Catriel) tenía embargadas unas propiedades, las vendió y se declaró insolvente, entonces vos no podés estar tranquilo nunca”, cuestionó.

Testimonios que salen a la luz

Por si esto fuera poco, en la causa civil sí se incorporó el testimonio de la acompañante de Catriel Bertorello, una testigo central del caso que fue descartada en el juicio por su cercanía al conductor y porque esperaba un bebé de él.

Se trata de Brenda Salas, la joven que esa noche iba en el auto que atropelló a Mariana. Hugo, recién supo esto a principios de este año. “Me enteré que en la causa civil sí tomaron la declaración de esta chica en donde le dice ‘Mirá que está la chica cruzando’. Pero no se tuvo en cuenta en el juicio porque tiene un hijo con él (Catriel); le dieron tiempo a que ellos tuvieran un hijo, a que ellos se repongan y ella era la principal testigo. La verdad no la estamos pasando del todo bien, tanta angustia que además se suma con todo esto que estamos viviendo”, afirmó.

“Siempre tenemos una, es tristísimo porque no se puede cerrar este capítulo, no quiero que esto le pase a nadie, pero esto no fue un accidente y cuando leés esa declaración te das cuenta de que actuaron como unos delincuentes”, remarcó Ellena.


Una visita constante al cementerio

Hugo continúa con sus visitas diarias al cementerio local donde se encuentra el cuerpo de su hija. “Podés decir que estoy loco y capaz así lo sea, pero lo tomé como una costumbre, me hace sentir tranquilo. Es un momento del día que me tomo para hablar con ella, acomodo un poquito, limpio, cambio el agua de los floreros y rezo”, describió el padre. 

Cuando el cementerio estuvo cerrado durante algunas semanas, Hugo recuerda que se angustió al no poder visitar a su hija, y como otros tantos vecinos no pudo entender el porqué de aquella medida.

Nueve años sin “Maru” Ellena: su familia no puede cerrar el capítulo final de una trágica historia


Mariana Ellena, la joven de nuestra ciudad que fue atropellada en Córdoba.

Mientras tanto, los hermanos de Mariana siguen con su vida, pese a todo. Hernán se encuentra estudiando arquitectura en la ciudad de Córdoba, mientras que Rocío, la menor, cursa una licenciatura en fonoaudiología a distancia.

Consultado si le costó el dejar que su hijo fuera a estudiar a Córdoba, donde “Maru” perdió la vida, Hugo reconoció: “El temor siempre está, pero ellos tienen que salir, no le podemos cortar las alas”. Y comentó con melancolía que en varias oportunidades, mientras caminaban por la ciudad Capital, antes de cruzar por alguna avenida siempre interponía la mano a cualquiera de su familia y él primero se lanzaba a transitar la calle: “Era algo instintivo, a mi hijo le molestaba pero no lo podría evitar”.

Para Hugo, el duelo pese a la cantidad de años que ocurrió el trágico hecho sigue: “Hasta que no se cierre esta etapa del caso, hasta que no deje de sonar el teléfono con pedidos de abogados, firmar documentos y hacer trámites, el dolor y la angustia continuarán”, reflexionó.