A lo largo de la vida Sonia Marengo tuvo muchos trabajos, es un ejemplo del rebusque permanente y eso no solo lo hizo para sentirse bien ella sino porque tenía que sacar adelante a los cuatro hijos que crió. Ahora ellos ya son grandes, pero fueron los chicos los que le dieron la idea en un momento difícil de reconvertir su negocio en una tienda y no una cualquiera sino una de ropa de segunda mano.

Todo empezó hace dos años cuando abrió en un local del centro de San Francisco un negocio de venta de ropa hindú. La economía y el destino hicieron que no tuviera el éxito esperado y cuando pensaba en qué iba a trabajar surgió la idea de volver a sus orígenes con las ferias americanas. Ahora es la dueña de Artesanando, un local dedicado al comercio de moda circular, una tendencia que crece y busca vender, pero con conciencia sustentable.

“Hace muchos años, unos 15 que empecé a hacer ferias en el lugar donde vivía. Iba juntando ropa de mujeres conocidas, amigas, y bueno, lo hacía en mi casa. No sé cómo ocurrió, sé que tenía prendas que no usaba y era de donar ropa de mis hijos y mía, alguien dijo que me compraba una prenda y largué, creo que ese fue el momento”, contó a El Periódico mientras acomodaba mercadería en su local.

Cuando arrancó se trataba de una emprendedora con una feria americana, pero llegó un momento en que su cabeza hizo clic. Una de sus hijas fue la que le abrió los ojos al enseñarle todos los recursos que se desperdician, la ropa que queda en basurales y así se inmiscuyó en la moda circular.

Sonia dijo que nunca le hizo falta pedir ropa sino que llegan solas las personas a ofrecerle las prendas.
Sonia dijo que nunca le hizo falta pedir ropa sino que llegan solas las personas a ofrecerle las prendas.

Giro

Para entender a esta emprendedora hay que saber que en su negocio todo luce como nuevo, incluso puede serlo porque hay prendas que no tienen uso o fue mínimo. Han pasado por algunas manos anteriormente y cuando son descartadas se las llevan para que a otro le sirvan.

Así en su local se pueden encontrar un par de botas, un suéter, una campera de abrigo y accesorios que de otra manera terminarían tirados u olvidados en un cajón.

¿En qué consiste la moda circular? Sonia lo explicó desde lo que fue aprendiendo: “Es la ropa que ya fue usada, pero que quedó en buenas condiciones, que se puede reutilizar de nuevo, reciclar, y darle una continuidad Estamos acostumbrados a usar una prenda un determinado tiempo y la archivamos en un ropero, pero quedó impecable”.

La consecuencia de eso es que no se dona, no se saca de ahí y ocupa lugar. Este tipo de práctica comercial lo que permite es que se reutilice. Con esta práctica las personas pueden ahorrar mucho dinero al comprar una prenda a un considerable menor costo.

Sin embargo, el verdadero aporte es otro. “Lo principal y que poco se sabe es el aporte que le hacés al medio ambiente porque al disminuir un poco el consumo textil, no termina tanta cantidad en basurales, en vertederos, se desalienta el sobreconsumo de energía eléctrica, desperdicio de agua y materia prima”.

Para ella todo eso era desconocido cuando empezó a interiorizarse sobre las diferencias entre ferias y moda circular, el descubrimiento lo hizo gracias a su hija. “No tenía idea en lo más mínimo. Es más, mi hija a mí me metió más en el tema ecológico”.

Calzados, accesorios y prendas: todo se recicla y pone en uso de nuevo evitando los desperdicios de recursos.
Calzados, accesorios y prendas: todo se recicla y pone en uso de nuevo evitando los desperdicios de recursos.

Ida y vuelta

Todo lo que fue aprendiendo sobre el rubro no se lo guardó para ella, Sonia trata de transmitírselo a sus clientes porque en su negocio nunca falta un mate, risas y buena energía, más allá de las ventas.

“Es una forma de cuidar, son cosas que aprendemos con el tiempo y nos permiten tomar conciencia. Un pequeño granito de arena. Con los clientes trato de hablarlo porque siempre me dicen que tuve una buena idea, pero trato de comentarles todo lo que se ahorraron en dinero y también que eso puede ser lindo y ayudar al medio ambiente”, relató.

Asimismo, aprovechó para derribar un mito que suele cobrar relevancia en comunidades más pequeñas. Eso se resume en “¿Y si compro algo usado y me cruzo a quien lo había comprado antes?”.

Ante estas situaciones Sonia les repite lo mismo a todos: “Si vas a cualquier negocio a comprar ropa nueva, ese negocio no trae el modelo exclusivo de una prenda, va a traer en varios talles, varios colores, y el mismo modelo. Y es lo mismo, salen 10 personas vestidas de un negocio con una prenda nueva”.

El local de la galería Mayo de Sonia no solo es un lugar donde se vende, en su mente sabe que un cliente informado le da una doble ganancia, primero la económica que le permite vivir, pero también sembrar la inquietud de ir más allá en otros, tal como le pasó a ella cuando su hija le dio una idea que le permitió salir adelante.