Tu principal estrategia es evitar las dietas de moda que te prometen bajar de peso rápido y fácil. ¡Decile no a los ayunos! y elegí los alimentos más nutritivos que van a cuidar tu cuerpo. Podés consumir lácteos descremados para ahorrar calorías y grasas, reemplazar las gaseosas comunes por sus versiones “light” y si te gusta el agua, mucho mejor, no tiene calorías y te mantiene hidratada.

También  la mayonesa y los aderezos los podés reemplazar por mostaza, vinagre, limón, unas gotas de aceite de oliva, un chorrito de salsa de soja, semillas de sésamo y todo tipo de hierbas para condimentar o darle gusto a tus platos.

Bajá la cantidad de sal y sobre todo elegí diferentes tipos de frutas frescas, las ensaladas y verduras cocidas en todos sus colores, así te aseguras las vitaminas, minerales y fitoquímicos que necesitas para estar bien.  

Probá nuevos sabores, jugá con las combinaciones y recibí los beneficios que una alimentación saludable tiene para vos.

LO MEJOR

Bebé muchos líquidos.

Consumí grandes cantidades de frutas y vegetales frescos.

Consumí cereales integrales, semillas, más pescados, yogures descremados.

Cená liviano: incluyendo hortalizas, carne sin grasa y frutas.

Reducí el consumo de sal.

Tomá té verde o negro.

Disfrutá siempre del placer de los alimentos y una sana alimentación.

DÍA AL PLATO

Desayuno: Infusión con ½ taza de leche descremada; 2-3 tostadas de pan lactal integral con queso blanco descremado y mermelada.

Media mañana: 1 fruta.

Almuerzo: Tallarines integrales con verduras (morrón, cebolla, zanahoria, tomates, hojitas de rúcula), 1 fruta.

Merienda: Infusión con ½ taza de leche descremada, 1 barrita de cereal.

Media tarde: Té verde, 3 tostadas de gluten con queso blanco descremado.

Cena: Filet de merluza con ensalada de rúcula, tomatitos cherry con queso rallado, 2 frutas pequeñas.