Cada día hay casos de mascotas que se pierden o de alguna “mano negra” que se las lleva de sus hogares en San Francisco, generando una búsqueda que se vuelve muy cruel. La pérdida de “Mamu o la flaca”, una perra galga rescatada que se extravió el último lunes, sensibilizó los corazones de cientos de personas en las redes sociales que se solidarizaron para poder encontrarla.

“Mamu” es la fiel compañera de Martín, un niño de 8 años con discapacidad física y neurológica de nacimiento, con la que desarrolló un apego muy especial.

Sus vidas se conectan en varios sentidos. Martín fue adoptado cuando apenas tenía nueve meses, mientras que Mamu fue rescatada por su familia en febrero último tras sufrir años de maltrato, abandonada junto a sus cachorros porque aparentemente no era “puros”.

Silvana Gatti, mamá de Martín, contó el vínculo especial que generaron el niño y la perra: “Ella enseguida se pegó a Martín, así que la llevamos a todos lados. Cuando vamos a rehabilitación nos acompaña, también a la escuela, va todos lados con nosotros, a tal punto que en el auto tiene su lugar al lado de la sillita de Martín”, explicó la mujer a El Periódico.

El lunes último cuando la mamá y su nene fueron al supermercado, la perra los esperó afuera como en múltiples ocasiones. Sin embargo, a la salida ya no estaba y la desesperación paralizó a la familia. Silvana hizo un pedido desesperado en sus redes sociales y la búsqueda se viralizó.

“Enseguida un montón de gente se prendió la búsqueda. Gente que no conocemos y a la que agradecemos muchísimo”, relató emocionada. En la mañana del jueves un vecino avisó que la tenía retenida y la galga volvió al hogar, a su vida con Martín.

“La extrañamos mucho estos días, ella también se había encariñado un montón con nosotros y no podías soportar otra pérdida”, admitió la mujer. Es que el pasado 21 de junio, tras algunos meses de enfermedad, el papá de Martín, Julio, falleció a los 46 años y dejó un profundo vacío en la familia.

Conexión

“Mamu” lleva en su piel marcas de una vida dura anteriormente, algunas cicatrices de mordidas y aunque no ladra, sí reclama caricias a los que llegan de visita y se muestra entusiasta. Con Martín la conexión es especial, parece entender perfectamente las dificultades de su “hermanito” y por eso no lo molesta, sin embargo siempre se mantiene atenta a su lado.

“La conexión entre ellos es diferente, tienen una forma muy particular de conectar y no se despegan uno del otro”, aseguró Silvana, que agregó: “Con Duque -el otro perro de la familia- no tiene el mismo apego que con ella; la ama”, sintetizó. 

El centro de la familia

Los días de Martín están llenos de actividades. Tiene kinesiología tres veces a la semana, terapia ocupacional dos veces, fonoaudiología, psicopedagoga y un acompañante terapéutico y una maestra integradora que lo acompañan. Además de distintos controles de salud rigurosos que evalúan su estado de salud.

Asimismo asiste a la escuela de Plaza San Francisco con su docente, aunque esto no le impide tener la visita de amigos y amigas a su casa para jugar. “Estamos solos, Martín no tiene hermanitos, pero es querido por todos, es el centro de la familia y de atención donde estamos”, sostuvo la mujer mientras mira dulcemente a su hijo.

Martín y “Mamu”, la historia de una conexión especial

- No cualquier familia está dispuesta a adoptar a un niño con discapacidad: ¿cómo fue esa decisión?

Nosotros estábamos decididos a adoptar desde hacía tiempo, habíamos hecho trámites para una adopción internacional. Pero bueno, no se dio. Tengo cuatro sobrinos que son adoptados. Después tuvimos un nene en guarda un tiempo, pero ya era grandecito. No nos adaptamos en general, pidió irse y para para nosotros fue una frustración muy grande, pero no podíamos hacer nada contra esa decisión. Quedamos en la lista de adoptantes y al año, más o menos, nos llamó la jueza y nos dijo que estaba el caso de Martín, un bebé con una discapacidad importante. A mí particularmente me costó la decisión. Tuvimos reuniones con médicos, los terapistas que venían siguiendo su caso, con la familia que lo tenía en guarda y en una semana tuvimos que decidir. Y dijimos bueno, vamos para adelante.

- Fue todo un aprendizaje.

No estábamos preparados, la verdad. Creo que nadie lo está. Te vas preparando en el camino y de a poquito te vas fortaleciendo y aprendiendo. Y bueno, ya somos una familia, él fue siempre aceptado y amado por toda mi familia. También es como que Dios va abriendo puertas, vas conociendo gente, como nos pasó con la pérdida de ‘Mamu’, mucha gente que se fue sensibilizando por el caso y nos ayudaron a encontrarla.

- ¿Qué podés decirle a alguien que tiene la posibilidad de adoptar en caso similar al tuyo?

Entendí como que era el hijo que hubiera parido, con esa dificultad. Lo procesé así, él es nuestro hijo, el que Dios nos tenía preparado para nosotros. Y uno se va a fortaleciendo también. Después uno recibe mucho más de lo que da de parte de ellos. Es como un proceso lleno de satisfacciones y también frustraciones, pero en la medida en que él va aprendiendo o mejorando cosas de su salud la alegría es doble. Con el tiempo te adaptás a todo y es tu camino, el que uno va eligiendo y agradezco haber tomado esa decisión.