Roberto Macchieraldo (77) fue noticia días atrás al ser reconocido como Arquitecto Social 2016. Bajo esa excusa y para conocer la actualidad de la industria que dirige, Macoser SA, dialogamos con él.  

El empresario es director de la única industria fabricante en el país de máquinas para coser y en la actualidad se posiciona como la segunda firma en volumen de producción de cocinas.

“La máquina de coser sigue siendo nuestro caballito de batalla, el año pasado fue casi récord de producción para nosotros”, reconoció.

¿Qué análisis hace del año que se está yendo?

Cuando me hablan de este tema siempre repregunto: ¿contra qué comparo? En el último tiempo se viene dando una situación con los años impares, si tomo 2011, 2013 y 2015 el crecimiento fue enorme, te diría de un 20 por ciento anual; pero si tomo los años pares, el crecimiento fue casi imperceptible. Con respecto al año pasado nosotros tuvimos un 27 por ciento de caída en las ventas. Ha sido un año mucho más peleado al haber más ofertas y menor demanda, nos encontramos con la necesidad de flexibilizar los pagos, pelear las ventas, salir a buscar al comprador.

¿Qué objetivos se planea a futuro?

Tenemos capacidad para seguir creciendo, hemos incorporado en el último año la producción de hornos de empotrar y anafes, que son productos de alta gama. No han sido fácil instalar, de todas maneras tampoco pretendemos estar primeros en ventas con tan poco tiempo. Como nos pasó con la cocina, la iniciamos como un complemento a la máquina de coser y después la superó.

¿Cómo avizora lo que se viene para el país?

Pienso que vamos a tener un buen 2017. Creo que vamos a poder crecer, en este 2016 los meses de julio y agosto fueron los de mayor caída y a partir de septiembre notamos cierta recuperación. Soy optimista con lo que viene.

A raíz de la situación económica muchas empresas tuvieron que reducir personal, ¿cuál fue la situación en Macoser?

No hemos reducido personal, lo que sí hicimos fue cortar horas extras y algunos trabajos que teníamos tercerizados los fuimos absorbiendo. Nunca hemos tomado como medida de crisis el despido de personal. Hoy contamos con una planta de 250 personas en la fábrica.

En lo personal, ¿cómo hace para no perderle pisada a los negocios?

Estamos siempre a la expectativa de qué se puede hacer. Las oportunidades están siempre, hay que encontrarlas o no demorarse en encontrarlas. Uno está siempre proyectando y pensando en que es uno el que trabaja para la fábrica y no al revés.

Su primer trabajo, una pasión

Roberto recordó la época en que su familia administraba los cines Mayo y Gran Rex, durante su adolescencia, y cómo le fascinaba esa vida detrás de las pantallas.

“De pibe viví prácticamente adentro del cine y hacía de todo, eso me enloquecía”, reconoció. Fue boletero, portero, pasaba películas y hasta hacía las carteleras. Fueron sus primeros trabajos y a los que recuerda con cierta nostalgia. Tal es así que su película favorita es Cinema Paradiso. “Cuenta un poco la historia de aquellos que estuvimos trabajando en un cine, cada vez que la veo se me pone la piel de gallina”, dijo con emoción.    

Arquitecto Social 2016

Roberto fue elegido Arquitecto Social 2016 en el marco de la sexta gala de premiación del Proyecto Arquitectos Sociales.

Para el empresario fue un halago dicho reconocimiento. “Aunque me parece que había mucha gente que lo merecía más que yo. Es gratificante, pasa que me da apuro, cada vez que me lo recuerdan me pongo de todos colores”, sostuvo con una sonrisa.

En la actualidad se encuentra un poco retirado de la vida social luego de participar y colaborar con diversas entidades e instituciones de la ciudad. Hoy trata de dedicarle tiempo a sus cuatro nietos.