"Aprendimos que el cáncer no es sinónimo de muerte, es un problema de salud que debemos afrontar”, dicen las mujeres que forman parte de un grupo de autoayuda para pacientes oncológicos que decidieron vivir su enfermedad compartiéndola con otros que atraviesan la misma situación.

Todos los lunes, de 15 a 16.30, este grupo de mujeres se reúne en la sede de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) San Francisco - Córdoba 344-, no solo para hablar de la enfermedad, sino de los avatares de la vida cotidiana. 

En una iluminada habitación ubicada al fondo del Lalcec hay dispuestos tres sillones enfrentados y otras tantas sillas. Allí se sientan Betiana, Alejandra y Sandra, cada una con diagnósticos diferentes y quienes comparten un tiempo y espacio que aseguran les hace bien y las ayuda en sus luchas cotidianas. Las acompañan las psicólogas Alejandra Viglione y Sabrina Mansuino.

El grupo de autoayuda llevaba varios años de funcionamiento hasta que se vio súbitamente interrumpido por la pandemia. Retomó su actividad hace poco tiempo con la intención de que más pacientes que atraviesan la enfermedad se unan a compartir sus experiencias.

Es un espacio abierto tanto para hombres y mujeres, gratuito, centrado en enfermedades oncológicas y que busca acompañar a las personas que las afrontan. 

La enfermedad, como un aspecto más de la vida

Alejandra Viglione, psicóloga que dirige el grupo, admite que muchas de las personas que asisten lo hacen tras enterarse por el boca en boca. “Lamentablemente -sostiene- muchos pacientes que han sido diagnosticados se quedan solamente con la información del médico y por ahí no conocen más allá que existen otras herramientas para hacer frente a todo lo que envuelve esta enfermedad. Y este grupo es una herramienta más”.

A su vez, la profesional resalta la importancia del grupo de autoayuda como un lugar de apoyo emocional donde los asistentes pueden encontrar comprensión mientras enfrentan los desafíos del cáncer.

“Nosotros trabajamos acá desde el lado de la vida, no abordamos el cáncer desde el lado de la muerte -comenta-; porque la enfermedad forma parte de la vida y así como todos tenemos problemas, en este caso, se trata de un problema de salud”.

Lucha contra el cáncer: “No es una sentencia a muerte, es empezar a cuidarse y valorar cada momento”

Según Viglione, el diagnóstico de la enfermedad hace “resignificar un poco lo que significa el estar vivo, comenzar a vivir para uno, ponerse a uno en primer lugar, comenzar a cuidarse y creo que de esto se trata, de poner en palabras estos sentimientos que surgen ante la enfermedad como ésta”.

La psicóloga remarca que todos los miembros del grupo asisten al espacio con entusiasmo, ya encuentran un lugar donde hablar de temas que quizás no encontraban la oportunidad de abordar en otros contextos. “Algunas cuestiones podrían ser difíciles de compartir con la familia, ellas no quieren cargar lo que le pasa al contexto familiar y el grupo brinda un espacio seguro para hablar abiertamente de cualquier tema”, destaca.

Y añade: “En el grupo pasamos por distintos estados de ánimo, nos reímos, lloramos, festejamos, hay muchísimas anécdotas muy graciosas y la pasamos bien. Es un refugio donde se celebran los triunfos cotidianos”.

"La idea es que la enfermedad sea un aspecto más de nuestras vidas y no el centro de todo", concluye.

El impacto del diagnóstico

A Betiana Frizzo (43) le detectaron cáncer de ovario y peritoneo hace dos años y aún continúa con tratamiento.

Más allá de un cansancio diario, dolores musculares, el alerta para ella fue la ascistis -la acumulación de líquido en el abdomen-. “Llegaba a tener entre 2 a 5 litros de líquido y eso me lo iban drenando. Después de pasar por distintos gastroenterólogos locales, sin que me confirmaran qué me pasaba, decidí irme a Córdoba, al hospital Raúl Ferreyra, ahí me diagnosticaron”, resume la mujer.

En 2021 le diagnosticaron carcinomatosis peritoneal, aunque su biopsia no fue determinante, ya que tenía afectados sus ovarios, la zona del peritoneo, la parte exterior del intestino delgado y colon.

Tuvo dos operaciones luego de varias sesiones de quimioterapia. En la actualidad continúa bajo tratamiento mediante inmunoterapia.

“Fue complejo el diagnóstico y también entenderlo; entender lo que me decía el médico. No entendía qué era el peritoneo, por ejemplo. Sabía que tenía cáncer, pero no en dónde”, recuerda.

A Alejandra Navarro (33) le diagnosticaron cáncer de ovarios en estadio 3, luego de una operación. El año pasado en Córdoba debió realizarse una histerectomía completa -extirpación de útero y cuello uterino-, por lo que desde entonces sigue un tratamiento hormonal y controles.

“Es muy difícil detectar un cáncer de ovarios. Son muchos análisis y estudios para llegar a un diagnóstico”, sostiene.

Las mujeres coinciden en que el impacto del diagnóstico fue muy fuerte: “Que te digan la palabra cáncer, enseguida lo asociás a la muerte. Ahora nosotras entendemos un poco más y la verdad que no. No es una sentencia a muerte, es una alerta para centrarse en una misma, empezar a cuidarse y valorar cada momento”, coinciden.

Alejandra Navarro y Betiana.
Alejandra Navarro y Betiana.

- ¿En qué sienten que les ayudó el grupo?

- Alejandra: En la contención, que no quiere decir que la familia no te contenga, sino que acá nos entendemos un poquito entre todas porque estamos en la misma lucha. No solamente hablamos del cáncer, tenemos un montón de temas, de cómo nos sentimos como pacientes en determinados lugares, qué importancia tiene la medicina alternativa, sobre psicología y un montón de cosas.

- Betiana: Es como que hablamos el mismo idioma porque todas atravesamos el proceso, hablamos mucho de las emociones que surgen, tanto negativas como positivas, todas son importantes y acá nos ayudamos a tener recursos y estrategias para poder superar las emociones. También hablamos de las cosas buenas que nos pasan, nos alegramos, leemos textos que nos hacen reflexionar, o canciones, o por ahí surge alguna pregunta o palabra e intentamos analizarla, incorporarla. Como todos, tenemos nuestros problemas… económicos, de trabajo, de salud, también hablamos de los duelos que tenemos que hacer que son muchos y bueno, y que todas nos entendemos porque hemos pasado más o menos por lo mismo.

Otro de los aspectos que las mujeres concuerdan y destacan que pudieron analizar y charlar en el grupo fue en “ver la vida desde otro punto de vista”, y que ya no les preocupan “cuestiones secundarias”.

- ¿Qué otras cosas antes les preocupaban y ahora pasaron a segundo plano?

- B: Lo económico, decir no voy a llegar a fin de mes, la inflación, el dólar, que si la ropa me combina o no, el auto, problemas de trabajo. Nada de eso es tan trascendental como la vida, la vida en todos sus sentidos, la de tu familia, de tus hijos, tu pareja, de toda la gente que te rodea y te quieren ver bien. No quiere decir que por ahí no lloremos o no tengamos nuestros días. Pero hoy siento que lo más importante es poder abrazarlo y decir, bueno, esto es lo que me tocó y voy a seguir adelante.

- A: Yo no le había dado tanta importancia a la salud porque me sentía joven, me sentía bien y realmente después comprendí que si no tenés salud, no tenés nada. Empecé a valorar todo, desde ir a una plaza con mis hijos -es mamá de tres-, de caminar y estar bien, ya es todo.

Sandra y Alejandra, psicóloga del grupo.
Sandra y Alejandra, psicóloga del grupo.

La importancia de no cerrarse

Sandra (47) fue una de las últimas en sumarse al grupo. El 31 de diciembre de 2022 recibió la dura noticia: padecía leucemia mieloide crónica y todavía se emociona cuando habla al respecto.

Sostiene que le costó mucho entender la enfermedad: “Cuando me diagnosticaron me pregunté por qué y la pregunta sería para qué. Lo mío era el trabajo, vivía para eso y la enfermedad me hizo ver otras cosas, vivir el momento y disfrutar de mi familia”.

La mujer asegura entre lágrimas que apenas conoció su diagnóstico se ensimismó en su dolor: “Me cerré mucho hasta que lo fui asimilando. Ahora tengo que cuidarme más y pensar en mi salud”, admite.

De esta manera, Sandra ha encontrado en el grupo la fortaleza para aceptar y abrazar la vida, sin permitir que el cáncer defina sus días.

Por información sobre el grupo, los interesados pueden dirigirse a Córdoba 344 o comunicarse al teléfono 03564 43-1266. Es gratuito y abierto a hombres y mujeres que estén transitando la enfermedad.