Al menos una vez al año es recomendable limpiar el tanque de agua de los domicilios particulares, más aún si se trata de un local comercial donde se manipulan alimentos y bebidas, con el fin de que el agua que llega por la red pública mantenga su calidad.

Los tanques se encuentran expuestos a contaminación por la acumulación de tierra, suciedad y partículas en suspensión ajenas al agua potable e incluso resulta imprescindible controlar que la tapa esté bien colocada y sellada.

Desde el Área de Bromatología de la Municipalidad de San Francisco subrayan la importancia de mantener limpios los tanques para evitar la contaminación del agua y que es responsabilidad de cada vecino.

Diego Méndez es un vecino de la ciudad que se dedica a la limpieza de tanques de agua desde hace unos años. Comenzó con el objetivo de tener un trabajo complementario junto a sus hijos, pero fueron pasando los años y se transformó en una vocación.

“Hace 20 años que trabajo en las cámaras de congelado del frigorífico, esto surgió en 2015, sufrí un accidente laboral y perdí una falange del dedo medio de la mano derecha. Mi cuñado me dio la idea de empezar a trabajar en esto, él me siguió también. Armamos la página en Facebook y empezamos a hacer algo de publicidad y así comenzamos. A la semana recibimos nuestro primer llamado, sabíamos bien cómo realizar este trabajo, pero también nos fuimos perfeccionando”, comentó Méndez.

Al tiempo se sumó Lázaro, su hijo mayor, con quien trabajó por unos seis años hasta que el joven empezó a trabajar en el frigorífico y fue su hermano Mateo quien lo remplazó. “Es una actividad muy linda, generalmente lo que hago es filmar el antes y el después, hacemos un video donde le mostramos a la gente cómo está su tanque y cómo queda posteriormente a la limpieza y a la desinfección. La gente queda muy asombrada de la suciedad que tenía el tanque, ahí recién toma dimensión del problema que tenía", contó Méndez. 

Limpieza de tanques de agua: una tarea esencial pero muchas veces olvidada

"Muchos ven que sale agua de la canilla, que es clara y por ahí cree que no pasa nada. Hemos encontrado hasta aves en estado de descomposición en los tanques, la gente nos llama cuando generalmente siente olor o cuando le sale algo raro por la canilla, pero el problema ya está agravado”, explicó.

“Hemos lavado tanques que tenían 40-50 años y que nunca fueron lavados y es impresionante la suciedad que sale. Nosotros tratamos de concientizar a la gente", dijo Méndez.

El agua es indispensable en cada hogar, con el agua de la canilla nos aseamos, limpiamos alimentos y demás, nos hidratamos y si esta está contaminada puede generar varios problemas de salud. “Nos han tocado muchos casos donde había gente enferma, gente mayor o menores que no sabían de dónde venía, dolor de panza, intoxicación”, relató.

Un proceso sencillo

Según explicó el especialista, el proceso de lavado no requiere de mucho tiempo y se puede realizar en una hora sin problemas. “Nos hemos perfeccionado tanto que el proceso de desinfección del tanque nos lleva una hora. No nos introducimos en los tanques porque es muy peligroso, tengo un aspiradora que succiona agua y barro”, indicó el trabajador.

“Lo primero que hacemos es vaciar el tanque pero al 90% le queda un resto de agua porque el caño que va a la red está más arriba justamente para evitar que la suciedad se vaya por la canilla. Ahí se va a depositando todo el barro, insectos y demás suciedad. Una vez que lo vaciamos procedemos a succionar todo ese barro y agua sucia, luego se le da un primer enjuague con escoba o cepillos y por último se le introduce agua con cloro. Dejamos actuar, lo cepillamos y se enjuaga. La gente queda muy conforme”, precisó Méndez. 


Un orgullo

Méndez se siente orgulloso de este trabajo por el hecho también de que sus hijos se han vinculado con este trabajo y sumaron sus primeras experiencias laborales. “Mis dos hijos han sabido lo que es trabajar junto con el padre. Ellos van sabiendo cómo se gana el dinero, con honestidad, con trabajo, así que me da mucho orgullo también agarrar mi auto, cargar las herramientas y enseñarles todo el proceso”, explicó.

“Entre San Francisco y Frontera ya llevamos aproximadamente unos 2.000 tanques lavados. Yo tengo registros y les recomendamos a los clientes que al menos una vez al año laven su tanque”, finalizó.

El antes y después del lavado.
El antes y después del lavado.

“Es esencial”

Por otro lado, la jefa del departamento de control alimentario del Área de Bromatología de la Municipalidad de San FranciscoMarisa Coria, destacó la importancia de cuidar la calidad del agua y mantener limpios los tanques. “Necesitamos agua para vivir y más allá de los alimentos, que es algo vital, también lo utilizamos en distintos situaciones de nuestra vida como el lavado de manos, de utensilios, en mesadas, también en el lavado de frutas y verduras, la utilizamos en la cocción, por eso es importante que esa agua que utilicemos sea segura y que no esté contaminada”, indicó.

“Nuestra agua viene desde Villa María, llega a lo que es el tanque general que tenemos sobre calle Cervantes. Se potabiliza y sale por red a cada uno de los domicilios de la ciudad, esa agua está controlada, tenemos la división de control alimentario que cuenta con el laboratorio que se encarga de hacer esos análisis dos veces a la semana de la potabilización y de esa red que pasa por los domicilios o por las veredas de la ciudad. Lo que no sabemos es qué pasa desde el medidor hacia adentro de la casa, eso depende de cada uno de los vecinos o dueño del departamento o casa”, comentó Coria.

En ese sentido, Coria remarcó que es fundamental que el tanque esté en buenas condiciones, sin un rajaduras, con su tapa correspondiente y bien sellado. “Nos ha pasado que se vuelan las tapas o los tanques están rotos y en tiempos de mucho viento, muchas sequía, el agua se va ensuciando. Muchas veces nos hemos encontrado con gente que trae la muestra de agua analizar en el laboratorio y se dan cuenta que tienen el tanque muy sucio, hasta algunos con animales muertos. Por eso se deben limpiar y desinfectar los tanques de agua cada seis meses, que sería lo recomendado o una vez al año”, indicó. 

Análisis microbiológico

Además, Coria aclaró que aquellos comercios que elaboren o manipulen alimentos tienen que contar con la aprobación obligatoria del área de bromatología, que también controla la calidad del agua que se utiliza. 

“Tenemos un análisis microbiológico para todo aquel comercio que elabore alimentos, bebidas y es obligatorio, se hace mínimo una vez al año y para la casa propia los usuarios debemos también hacer lo mismo y así evitar cualquier tipo de enfermedad, que esa agua esté contaminada y después nos produzca todo lo que son los síntomas de gastroenteritis o enfermedades transmitidas por alimentos”, recomendó Coria.

Coria también recomendó controlar otros recipientes donde los usuarios almacenan agua. “También pueden ocurrir contaminación en los recipientes como dispensers, que tiene que tener una limpieza y desinfección de manera regular, al igual que las botellitas de agua que generalmente usamos para caminar, hacer deporte o que usan los chicos para llevar a la escuela. Lo ideal es desinfectarla para que no vayan quedando residuos y microorganismo que después nos hacen mal”, explicó.

 Una vez al año, como mínimo. “Para no consumir agua contaminada, no tener que mandar al laboratorio a analizar el agua y gastar para un análisis, tendríamos que hacer por lo menos una vez al año un lavado y desinfección de nuestros tanques de agua”, dijo Coria.

"Hace 14 años que estoy en el área de Control Alimentario, estuve muchos años en el laboratorio y jamás tuvimos problemas con el agua de AMOS porque está controlada y lo que no podemos controlar depende del domicilio de cada uno. Los comercios tienen la obligación de tener ese análisis que los avale y tener esa limpieza, pero en los domicilios es más complicado y se recomienda que lo tengan en cuenta, más ahora que empiezan las épocas de calor donde se empiezan a ver más enfermedades gastrointestinales", concluyó Coria.