Leonardo Julián Cabral,  llegó a San Francisco en 2011 y un año después se sumó a División Seguridad S.A y como paramédico en el Baby futbol. En nuestra ciudad pudo concretar su deseo de estudiar Paramédico, se capacitó en socorrismo, y realiza un curso de emergencias médicas, mientras finaliza su instrucción en primeros auxilios. En 2013 juró como Bombero Voluntario de San Francisco.

Cabral cuenta que comenzó en 2008 en su ciudad natal. Su padre fue integrante del primer cuerpo de bomberos de Malabrigo, que se formó en 1995. 

“Cuando llegue acá estuve un año sin pisar bomberos, lo primero que quería era conseguir trabajo, hasta que en el 2012 vine y me anoté. Acá tuve que empezar de nuevo toda la capacitación porque el sistema de Córdoba es más exigente, en el 2013 juré y empecé el voluntariado. Este año cumplí 10 años de servicio”, detalla Cabral.

Área K9

Leo vive junto Nilo y Mateo, sus dos perros. Mateo fue su pionero en el área, con quien comenzó esta especialidad, pero desde hace un tiempo por cuestiones de salud, pasó a ser su mascota. En ese momento le consiguieron desde el cuartel a Nilo, quién hoy se encuentra en entrenamiento. 

Explica que cada binomio –pareja de trabajo hombre y perro- debe tener a su perro en su casa, para generar un vínculo y poder educarlos. Estos no son tratados como mascotas, ya que precisan de una educación y un entrenamiento específico.

“No lo tenemos como una mascota, porque debemos educarlo. Cuando vos lo necesitas para trabajar tienen que estar activo; por eso cada uno tiene su canil. Lo que se busca es que no estén en áreas muy abiertas porque si no corren mucho y se cansan”, expresa Leo.

Los días de entrenamiento para el área de K9 son los miércoles. El voluntario cuenta que hay dos perros en búsqueda de restos humanos y uno, en rastro específico, que buscan a una persona a través de un objeto o prenda que haya usado.

Como un juego

“En  mi especialidad, lo que hace el perro para buscar es un juego. Cada perro tiene que ser obsesivo por un juguete. Entonces le ponemos adelante una persona, que la llamamos figurante, y nosotros nos tenemos que poner firmes para no dejarlo ir. El figurante se esconde con el juguete y soltamos al perro para que lo busque, el perro en realidad va a buscar el juguete no al figurante. Cuando lo encuentra empieza a ladrar como una señal sonora para que nosotros sepamos donde está y ahí se lo premia” expone Cabral.  

Finalizando la entrevista explica que son dos años de entrenamiento y que algunos perros del cuartel están compitiendo para obtener una certificación que les permita trabajar también fuera del país.