Mientras Ezequiel Toloza espera poder comenzar el próximo miércoles su rehabilitación tras contraer el síndrome de Guillain-Barré, una afección que lo dejó paralizado prácticamente en su totalidad, Cecilia Origlia, una sanfrancisqueña que lo contrajo a fines de 2020 y se recuperó prácticamente en su totalidad, narró su experiencia.

Cabe recordar que según la información provista por la Organización Mundial de la Salud, en el síndrome de Guillain-Barré el sistema inmunitario del organismo ataca parte del sistema nervioso periférico. Puede afectar a los nervios que controlan los movimientos musculares así como a los que transmiten sensaciones dolorosas, térmicas y táctiles. Esto puede producir debilidad muscular y pérdida de sensibilidad en las piernas o brazos.

Origlia habló en La Mañana de El Periódico por FM 97.1 y recordó los días previos a ser diagnosticada, los meses con el síndrome y el proceso de rehabilitación, a la vez que contó cómo se encuentra hoy, un año y algunos meses después.

Por el síndrome, Cecilia perdió la movilidad de gran parte de su cuerpo.
Por el síndrome, Cecilia perdió la movilidad de gran parte de su cuerpo.

En ese sentido, contó que los síntomas empezaron a fines de noviembre de 2020 y que desde los mismos, hasta el diagnóstico, pasó una semana.

"El primer síntoma fue una molestia detrás de las piernas, que me iba desde el glúteo hasta el talón. Yo lo asocié una molestia muscular, porque justo el día anterior había estado en el gimnasio, pero no fue así. Desde ese día, hasta el momento en que me diagnosticaron fueron apareciendo distintos síntomas", contó.

Luego comenzaron a entumecérseles los pies y las manos, y empezó a tener hipersensibilidad a algunas cosas, como por ejemplo, al agua fría: "Me lavaba las manos y sentía el agua fría mucho más de lo que estaba".

También empezó a sentir cómo el cuerpo se le debilitaba, principalmente las piernas. Llegar al supermercado, que quedaba a tres cuadras de su casa, podía llevarle 15 minutos. También empezó con problemas en la deglución y una parálisis facial.

El diagnóstico se demoró algunos días. Los médicos sospechaban de la actividad física en el gimnasio, otros del Covid-19. Sin embargo, fue una neuróloga quien dio el diagnóstico: síndrome de Guillain-Barré.

"Desde el ombligo para abajo llegué a no mover nada. Cuando estaba internada en la terapia, para girarme de la cama tenía que pedirle a la enfermeras que me ayudaran, porque sola no podía. Y en los brazos tenía muchísima debilidad, los movía, pero por ejemplo no podía levantar una taza con una sola mano", recordó.

La rehabilitación

Luego de un tratamiento con inmunoglobulina, y de una breve terapia con kinesiólogos y fonoaudiólogos mientras estuvo internada, le dieron el alta. Pero la rehabilitación tenía que seguir.

"Con la fonoaudióloga estuve muy poquito, porque por suerte me recuperé muy rápido, fui tres o cuatro sesiones. Y con el kinesiólogo estuve desde diciembre hasta marzo, tuve una recuperación muy rápida", apuntó.

Si bien fue de menor a mayor, afortunadamente le llevó apenas unos 10 días volver a caminar. "Me costó mucho más que nada recuperar la masa muscular porque había perdido bastante. Recién ahora tengo más o menos ya la estructura que tenía antes de enfermarme", aseguró.

El día en que volvió a mover sus piernas.

Pequeñas secuelas

En la actualidad, Origlia está recuperada en casi su totalidad. "Tengo alguna que otra secuela. Por ahí me agarra hormigueo, se me acalambran las piernas, siempre es todo más marcado de al lado izquierdo. Por ahí me cuesta la respiración cuando hago actividad física intensa, correr me cuesta los días de mucho calor y mucha humedad. Pero puedo llevar adelante mi vida con total normalidad y no hay nada que me impida poder poder hacerlo", afirmó.

En ese sentido, y para cerrar, destacó la importancia de la rehabilitación en la recuperación. "El proceso es doloroso, uno empieza a ejercitar los músculos en la rehabilitación y duele. A mí me ha pasado que me dolían partes del cuerpo que no sabía que podían doler. Pero es necesario ponerle la mejor onda posible y no solo quedarse con el día y el horario de la rehabilitación. Yo creo que la constancia y la fuerza de voluntad juegan un papel muy importante", sostuvo.

A la vez, agregó: "La asistencia psicológica también es muy importante. Después del alta, todos los días tenía pesadillas. Estuve en tratamiento psicólogo, era necesario. Es una situación muy traumática, porque de un día para el otro pasás de hacer todo a levantarte y a tener dificultades. Yo necesitaba de mi pareja hasta para que me levantara de la cama para ir al baño. La verdad que sí, es muy difícil en cuanto a lo emocional".

Así fue parte de su rehabilitación.

El caso de Ezequiel

Días atrás, Ezequiel Toloza, un vecino de San Francisco, contrajo el síndrome de Guillain-Barré y sus allegados armaron una movida solidaria para conseguir silla de ruedas, cama ortopédica y un traslado para su rehabilitación.

Según informó Sergio, su hermano, en las últimas horas consiguieron dichos elementos y Ezequiel podrá empezar su recuperación la próxima semana.

Interesados en seguir colaborando con la causa pueden hacerlo en Dante Alighieri 175 (al fondo de un pasillo), a los teléfonos (03564) 15567967 y 15560855 (Whatsapp) o a través de la cuenta bancaria: CBU 0140318103654453798309, alias TIO.DIENTE.OVEJA. La misma está a nombre de Sergio Daniel Toloza.