Olga Zalazar (58), una sanfrancisqueña que nació con agenesia en ambas manos -malformación genética que le imposibilitó desarrollarlas-, vivió una semana llena de emociones. El lunes, gracias a la campaña nacional que lleva adelante el joven inventor Gino Tubaro, fabricante de prótesis gratuitas ortopédicas con impresiones en 3D, la mujer pudo tomar cosas por sus propios medios por primera vez.

Sin embargo, no se tratan de las primeras prótesis que Olga tuvo en su vida; su papá Manuel (90 años), un herrero metalúrgico, se las fue ingeniando durante todos estos años para intentar hacer la vida de su hija lo menos dura posible y a su manera creó diferentes estilos de “prótesis caseras”. Un gesto de amor incondicional que también se coronó en el llanto del hombre al ver las modernas prótesis que su hija recibió.

La historia de Olga, una vida de lucha sin sus manos

Defecto genético

Olga contó que su enfermedad fue de nacimiento por un origen genético, debido a una droga que le recetaron a su madre para que consuma durante el embarazo.

“Se trataban de unas pastillas que como especie de experimento se las otorgaron para las  náuseas. Esa droga es la Talidomida, cuyo efecto secundario podía producir malformaciones en los bebés. En mi caso me faltaron las extremidades de las manos, algo que se denomina agenesia de ambas manos”, explicó Olga a El Periódico

Desde entonces su vida fue de lucha constante en una época donde la integración social era muy dura para cualquier persona con una discapacidad. Su familia tuvo que pelear hasta que la dejaran ingresar a la escuela primaria.

La historia de Olga, una vida de lucha sin sus manos

“Siempre la familia buscó seguir y avanzar, con altibajos, con barreras y una durísima etapa en la adolescencia donde tuve que enfrentarme al mundo”, recordó. Pero por fortuna pudo hacerle frente a todo: se casó, tuvo hijos y nietos, y dice que pudo hacer “casi” una vida normal.

El contacto

Hace unos años Olga se enteró del caso del inventor Gino Tubaro, que llevaba adelante Atomic Lab, una organización sin fines de lucro que realiza manos y brazos mecánicos fabricados por impresoras 3D.

“Él (por Gino) tenía 19 años cuando empecé a seguir su trabajo. Hoy tiene 23, siempre le escribía. Lo vi en un programa de televisión, me contacté a través de su página, ellos se contactaron conmigo pero por las distancias no se podía hacer. Pasaron los años y surgió este viaje que va a recorrer toda la Argentina. El lunes me avisaron que iban a venir a entregarme las prótesis”, explicó la mujer.

Y el lunes fue un día de intensas emociones, rodeada de su familia y de todo el equipo de Tubaro.

“Fue muy fuerte todo, incluso estaba toda mi familia acá, con mis padres también muy emocionados, muchas lágrimas de por medio. Ahora tengo un período de adaptación para utilizar las prótesis porque no tengo mucha fuerza en las muñecas y esto es mecánico. Tengo que fortalecer toda la musculatura de la muñeca y del brazo. Haremos toda la rehabilitación posible para poder darles a las prótesis una utilidad para mi vida”, aseguró Olga.

Manuel, el inventor

En el día de la llegada de Gino también estuvo presente Manuel Zalazar, papá de Olga, que observó de cerca la construcción de las prótesis para su hija. El hombre también le mostró al joven inventor los “elementos caseros” que fue desarrollando a lo largo de la vida de Olga, cuestión que despertó la admiración del joven. Incluso hasta se animó a darle algunos consejos a Tubaro.

Las prótesis caseras están hechas con materiales que Manuel tenía en su taller. De esta manera construyó una adaptación para un cuchillo, una cuchara, un tenedor y hasta una especie de espátula que le sirve a Olga para sacar la ropa del lavarropas.

“Mi papá es herrero, y al encontrarse con esto buscó la forma de poder ayudarme para poder manejarme sola. Y fue ideando distintos elementos para ayudarme en varias situaciones”, relató emocionada la mujer.