Silvia Luna abre con dificultad la puerta de su casa en calle Rioja al 100 de barrio La Milka. Se percibe una mujer abatida, golpeada y desolada. Su hija Camila Ferreyra (21) falleció hace casi dos semanas, presa de una batalla desigual contra un cáncer cerebral contra el que, junto a ella, luchó por 10 años.

Pese al intenso momento de dolor que atraviesa (ya había sufrido la pérdida de otra hija en 2015), la mujer accedió a hablar con El Periódico no solo para recordar a Camila, sino también para dejar un mensaje a las familias que también pasan por momentos de angustia por situaciones y enfermedades similares.

Entre lágrimas, la mujer confiesa que es su nieta, Abigail -hija de Camila-, la que le da las fuerzas para seguir adelante. “Cami me la encargó tanto, ella ya sentía que se moría y me dijo: ‘Lo único que te pido es que la cuides, yo sé que vos la vas a criar como nos criaste a nosotros y que no les vas a hacer faltar nada’ y eso le prometí”, comenzó diciendo Silvia.

Hoy Abigail tiene un año y seis meses y comenzó a dar sus primeros pasos, pasitos que Camila lamentablemente no pudo llegar a ver.

La despedida a Camila Ferreyra: “Fue una guerrera que la luchó hasta lo último”, dijo su mamá

Una larga batalla

Silvia guarda una memoria precisa de lo que fue la década acompañando a su hija en la batalla contra la enfermedad y recordó que el 13 de enero del 2013, con apenas 12 años Camila era diagnosticada con un ependimoma grado II en fosa posterior del cráneo.

En ese entonces le habían pronosticado solo dos años de vida, pero la mamá y su nena se decidieron hacerle frente al tumor y así comenzaron un largo peregrinar de estudios, tratamientos, cirugías, recaídas, mejoras, muchas lágrimas pero también alegrías.

Por eso, Silvia aseguró: “Camila fue una guerrera que la luchó hasta lo último. La peleamos todo lo que pudimos”. Y en este sentido, rememoró algunas palabras que le fueron diciendo algunos de los tantos profesionales que atendieron a su hija: “Me decían que estos ‘ependimomas grado II duran de cinco a siete años, ella duró 10, te regaló y luchó tres años más’”.

La despedida a Camila Ferreyra

El avance del tumor

Silvia contó que Camilia comenzó a desmejorar en la primera quincena de mayo de este año mientras se encontraba realizando controles en el Hospital Córdoba de la capital provincial y que fue agravándose con el correr de las semanas. “El 12 de mayo nos dicen que iban a programar una cirugía porque el tumor se había vuelto muy grande y mientras pedían distintos elementos nos dejaron venir a casa. Las cosas nunca llegaban, ella empezó a desmejorar. Un día me dijo que no podía tragar, sentía una presión alrededor del cuello, yo ya intuía que eso era el tumor”, relató.

La mamá relató que pocos días después Camila ya no se pudo levantar de la cama. “La tuvimos que llevar al Hospital Iturraspe para que la internen o la deriven. El 10 de junio recién conseguimos una cama en el Hospital San Roque”, contó.

La despedida a Camila Ferreyra: “Fue una guerrera que la luchó hasta lo último”, dijo su mamá

Durante ese período, nuevamente en Córdoba, Camila fue intubada y luego debieron practicarle una traqueotomía para que pudiera respirar sin tanta dificultad. El 15 de junio, sostuvo Silvia, llegó la peor de las noticas: “Los médicos me dijeron ‘no hay más nada para hacer’. Decidieron que no se podía operar porque el tumor ya había tomado toda la parte posterior al cuello, que si entraba al quirófano iba a morir y que iban a hacer lo posible para darle una mejor calidad de vida en sus últimos días”.

En concordancia con los médicos, Silvia decidió trasladar a Camila al Hospital Iturraspe para que la joven pueda tener un control profesional cerca. Así, madre e hija llegaron al nosocomio de San Francisco el último 27 de junio.

Una pizarra de deseos y encargos

Mientras transitaba sus últimos días, Camila apenas podía comunicarse, por ello los enfermeros del Hospital Iturraspe le acercaron una pizarra para que pudiera escribir lo que deseaba.

“Cami tenía muchas ganas de vivir- relató la mujer-. Ella había hecho muchos planes, como estaba enferma vivía conmigo y su pareja estaba solo alquilando, decidimos que lo mejor era que se quede conmigo, porque sabía de su enfermedad y cómo cuidarla. Ella quería superar esto para irse a vivir con él y estar los tres juntos con Abigail”.

Durante su internación en el Hospital, Blas, pareja de Camila y papá de Abigail, le propuso matrimonio y Silvia recordó ese momento: “Ella estaba feliz, lo escribió en la pizarra, estaba emocionada pero no podía llorar”.

Al estar expuesta durante años a la quimioterapia y radioterapia para tratar su tumor, produjo una obstrucción de sus conductos lagrimales, según le habían explicado los profesionales a Silvia.  

“Muchas cosas que me encargó por medio de la pizarra, sobre todo por su hija pero también que cuide a sus hermanos, a Isabella, su sobrina -hija de su hermana Gisella, fallecida en 2015-. Y que cuando ella no esté, que le explique a su nena cómo era ella y todo lo que había sufrido”, relató la mamá entre llantos.

La joven se durmió el sábado 2 de julio y falleció a las 6.45 del domingo. Cuando Camila exhaló su último suspiro, una lágrima cayó sobre sus mejillas.

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“Nunca bajar los brazos”

Todavía emocionada, Silvia quiso dejar un mensaje a las mamás y papás que tienen hijos atravesando situaciones similares: “Les diría que nunca bajen los brazos, que sigan, que vayan hasta el final. Cuando nos dijeron que Cami tenía un pronóstico de dos años de vida yo dije no, los médicos y la ciencia muchas veces nos dicen cosas que nos asustan y me asustaron muchas veces, pero nunca bajamos los brazos, la luchamos hasta el final”.