El Juzgado de Primera Instancia Civil, Comercial y Familia -Segunda Nominación- de San Francisco, resolvió hacer lugar a una demanda judicial contra el Banco Macro por parte de un jubilado que resultó ser estafado ya que le sacaron un crédito a su nombre por 400 mil pesos, sin que lo solicite, dinero que se esfumó en pocos minutos ya que fue distribuido en diferentes cuentas.

La Justicia decidió además que la entidad crediticia anule ese crédito y devuelva el dinero que se le había cobrado al demandante previamente en cuotas. Asimismo, condenó a la empresa bancaria a abonarle una indemnización de daño extrapatrimonial al damnificado, de la localidad de Freyre, y además le aplicó una multa en concepto de daño punitivo.

Cabe recordar, que el mes pasado su par, Carlos Viramonte, había condenado al banco BBVA de San Francisco en el caso de estafa donde fue víctima Nicolás Urquía, a quien también le tomaron un crédito a su nombre el cual nunca solicitó.

La estafa

Según la denuncia, la víctima compareció ante la Justicia en agosto pasado solicitando que se declare la nulidad y/o inexistencia del contrato de otorgamiento de un préstamo a su favor por medio de Home Banking por la suma de 400 mil pesos a devolver en 60 cuotas con intereses y gastos. Hasta ese entonces ya le habían retenido el dinero en concepto de las cinco primeras cuotas descontadas.

Aclaró que el dinero se acreditó en su caja de ahorro y que seguidamente fue sustraído a través de varias trasferencias a terceras personas. aseguró, además, que no existió voluntad de su parte para dicha operatoria ni tampoco efectuó el retiro de los fondos.

El jubilado narró que en enero de 2021, le otorgó los datos de su CBU a un familiar porque necesitaba recibir una transferencia de dinero por la venta de una motocicleta. Días más tare, dijo, recibió un audio mediante WhatsApp de una persona desconocida que le envió una captura de pantalla de la supuesta transferencia.

Luego, agregó que desde un número privado recibió una llamada de alguien que se identificó como “Matías”, el supuesto comprador de la moto, manifestando también que había transferido los $100.000 a la cuenta, pero que debía ir al cajero y le indicaría los pasos a seguir para confirmar la transacción.

Al verificar la cuenta bancaria, el hombre detectó que no había ingresado dicho monto. Sin embargo, continuaba recibiendo llamadas de este desconocido que insistía en que vaya al cajero para completar la transferencia. Horas más tarde, se dirigió al Banco Macro Sucursal Freyre donde lo llamaron desde un número privado y le indicaron una serie de acciones que lo indujeron a caer en el engaño.

Siempre según el expediente, al otro día, al no haber recibido la transferencia, el jubilado fue personalmente al banco y observó movimientos de transferencias en la cuenta y al consultarle al empleado de la sucursal le informó que desde su caja de ahorro se había solicitado un préstamo. Ese dinero duró poco en su cuenta ya que transferido a diferentes cuentas.

Enseguida, el hombre retiró $30.000 que tenía de la jubilación, quedando en la cuenta la suma de $20.269,77, congelando la cuenta bancaria para evitar nuevas transferencias y realizando la denuncia correspondiente que fue elevada a la Fiscalía de Delitos Complejos de San Francisco.

Respuesta del banco

Evidentemente, tanto la operación de solicitud de crédito como las sucesivas transferencias no fueron realizadas con su consentimiento. Al banco, en tanto, se le achaca no haber tomado las medidas de seguridad necesarias para verificar su identidad.

Tras el envío de una carta documento a la entidad crediticia, se encontró con una respuesta negativa. Desde el banco Macro respondieron que los sistemas informáticos no fueron vulnerados, razón por la cual los datos necesarios para que terceros operen en las citadas cuentas fueron suministradas (voluntaria o involuntariamente) por el titular o allegados al titular, entre otras explicaciones.

Justificación de la víctima

El denunciante indicó que el banco no confirmó su identidad, tampoco alertó ni avisó de los inusuales movimientos, ni tomó medidas de seguridad y bloqueo para evitar el desfalco.

Aclaró que nunca tuvo la intención de acceder a un préstamo bancario a través de un crédito, ni de manera virtual como tampoco personal.

Asimismo, dejó en claro que no existió un “beneficio” hacia su persona con dicho préstamo, ya que el dinero fue transferido inmediatamente luego de que se acreditara en la cuenta.

Por último, contó que es un jubilado con un haber exiguo que fue víctima de un engaño de terceros, a quienes otorgó sus claves.

El préstamo adquirido de 400 mil pesos, equivalía en ese momento a casi seis veces el haber jubilatorio mensual de esta persona, implicando que deba asumir el pago de una cuota que consumía casi el 50% de su ingreso mensual.