Luis Antonio Silvestrelli, ingeniero electromecánico, ingresó a Bomberos Voluntarios en 1981, siendo el primer profesional en entrar al voluntariado. Luego de cumplir 32 años de servicio, se retiró en 2013.

Actualmente, a sus 64 años, su profesión es la docencia en el nivel secundario y terciario.

Tiene cuatro hijos: Luis Alberto, Regina, Rosana y Gian Franco, de los cuales tres  decidieron unirse a la pasión de su padre, jurando como Bomberos.

Silvestrelli recordó que de joven vivía cerca de la avenida 9 de julio, donde generalmente  “pasaba una autobomba” cada vez que había una emergencia. “Siempre que los veía, yo sentía un cosquilleo”, recordó.
A los 26, con el alta oficial, aseguró que sentía “desesperación” por asistir al cuartel y por “querer salir a toda costa”, confirmando que ser bombero era lo suyo: “Si volviera a nacer me hubiera gustado entrar de mucho más joven”.

En el transcurso de su carrera, Luis fue uno de los fundadores de varios departamentos que hoy están en vigencia. Junto con el jefe anterior empezaron con la oficina de planificación, después con la de equipamiento, automotores, estadísticas, comunicación y las demás “se fueron creando a medida que estaba la necesidad”. Asimismo, en sus inicios, empezó haciendo “mantenimiento eléctrico” y también se encargaba de pequeñas cosas como el tablero de la guardia, la ropería, etc.

Sobre su paso por la Sociedad Bomberos Voluntarios opinó que fue evolucionando constantemente: “Lo que más me gusta a mí es el espíritu de voluntariado que tiene San Francisco. Es un orgullo pertenecer a esta institución porque se ve que el granito que hice creció. Puse la semilla y creció un árbol de donde salieron brotes”.

Por otra parte, según Silvestrelli, los sanfrancisqueños le tienen un gran cariño al cuerpo activo porque saben que no “les van fallar y que, si tienen que ofrecer la vida, la darán sin duda alguna”.

16 años al mando

Silvestrelli fue segundo jefe durante cuatro años y jefe del cuerpo activo por 12. Al mismo tiempo, cinco años fue director del Centro de Capacitación de la Federación de Bomberos Voluntarios de Córdoba. En su mandato llegó a visitar unos 150 cuerpos de toda la provincia.

Recordó que el momento más crítico que le tocó vivir como director fue en un incendio  que ocurrió en Villa Yacanto en 2013. “El fuego lo borró todo. En una zona alta quedaron atrapados 30 a 40 chicos en un refugio. Mientras combatimos las llamas, otro grupo iba a rescatarlos”, explicó. También contó que en otra oportunidad le tocó guiar a 500 hombres por día, en un total de mil voluntarios.

Ahora como retirado, Silvestrelli pertenece a la Comisión Directiva como vocal desde hace cuatro años. El rol que desempeña es en la subcomisión de mantenimiento y se ocupa de la infraestructura para hacer un mejor funcionamiento de las instalaciones.