Imaginá que sos un astronauta que recién llega a Marte a partir de un aterrizaje forzoso. El hábitat produce suficiente comida, agua, aire y energía para mantenerte con vida, pero aparte de tres impresoras 3D, no tenés la mayoría de las cosas que necesitás para vivir y trabajar. Además, una rueda del rover, el vehículo de exploración espacial, se dañó en el aterrizaje forzoso, así como también se perdieron muchas herramientas que serán necesarias para arreglar cualquier cosa que se rompa. Tu desafío es diseñar herramientas, muebles y otros elementos que te ayuden en tu misión de un año. Ese fue el reto que debieron enfrentar los participantes que resultaron ganadores del Nasa International Space Apps, un evento que se realizó este fin de semana en la Tecnoteca.

Se trata de Santiago Catalán (27), técnico universitario en Química; Mariano Vatri (24), programador autodidacta; Emanuel Possetto (24); estudiante de la Tecnicatura en Programación; y Yamil Colombo (21) y Matías Costamagna (19); estudiantes de Ingeniería Electrónica, cuya propuesta resultó seleccionada como la mejor de la instancia local, con su proyecto denominado “Apple from Mars”.

Si bien había varios desafíos por elegir, éste fue el que más les llamó la atención a este grupo de jóvenes que se conoció en este mismo evento y que enseguida se puso manos a la obra bajo la colaboración de mentores que los ayudaron. Para este desafío, los jóvenes trabajaron más de 30 horas divididas en tres días.

“Fue un grupo interdisciplinario bastante bueno porque había dos programadores, dos electrónicos y yo de Química, y entre los cinco hubo una muy buena sinergia. Cada uno tenía conocimientos en determinado campo y pudimos potenciarnos”, valoró Catalán.

Ganaron un desafío tecnológico y la Nasa evaluará su propuesta

El proyecto

El grupo creó “Applee from Mars”, una misión que implicó una parte teórica y otra parte práctica. El trabajo comprendió, entre otras tareas, el diseño de herramientas y sus planos, y la impresión en 3D de una de ellas a modo de muestra. También diseñaron juegos para responder a la necesidad de recreación.

Para poder hacerlo, debieron trabajar en la producción de materiales. “Uno de problemas que teníamos era que una de las ruedas del rover estaba rota, así que en base a todo lo que teníamos, teníamos que crear herramientas para tratar de arreglarla. Para la rueda, los materiales se obtuvieron con elementos de la atmósfera de Marte. Santiago hizo toda una ecuación química para conseguir kevlar con el que hicimos una parte”, explicó Posetto.

Vatri agregó: “Tuvimos que hacer todos los diseños y llevarlos a modelos 3D, que también se presentaron junto a la documentación. De mi parte ayudé con la presentación, hice una página web para que fuera más fácil llevar adelante una explicación de lo que estábamos haciendo”.

Respecto a los materiales particularmente, Catalán manifestó que en un   principio pensé en crear PVC pero los mentores lo ayudaron a ver que podía conseguir un polímero mejor.

Ganaron un desafío tecnológico y la Nasa evaluará su propuesta

Seguidamente, amplió: “Decidimos producir kevlar porque tenía muy buenas propiedades mecánicas y físicas. Es como un plástico polimérico parecido al nylon. Con los compuestos químicos de la atmósfera planteamos ecuaciones para poder producirlo, fue bastante interesante el proyecto. Yo hice la parte química de la rueda y después Matías y Yamil la diseñaron, la llevaron al 3d. Mariano se encargó de la parte técnica de la programación y Manuel se encargaba de coordinar la parte de oratoria, era el que más facilidad tenía para coordinar el proyecto”.

“Otro de los obstáculos que había era que las impresoras imprimían en cierto tamaño. Entonces tuvimos que hacer sistemas de ensamblaje, se dividían las partes y después cada cosa se iba armando”, sumó Possetto.

Catalán agregó que uno de los puntos interesantes fue que las herramientas que diseñaron los jóvenes eran multifunción: es decir, podían utilizarse como utensilios así como herramientas para arreglar cosas.

Respecto al prototipo que llevaron a la realidad, Costamagna explicó que fue a partir de que la Tecnoteca cuenta con impresoras 3D. “Fue un mango multifunción que cuenta con dos entradas para cabezales, uno para aplicación de fuerzas, que es de mayor tamaño, y otro para aplicaciones específicas como destornillar o ponerle un utensilio como un tenedor”, destacó.

Possetto cerró: “La idea era optimizar recursos y tratar de contaminar lo menos posible. Tuvimos solo un fin de semana entonces muchas ideas quedaron en el aire, pero se puede ampliar mucho más y se pueden mejorar muchas cosas, pero lo bueno es que la Tecnoteca cuenta con impresora 3D y unas computadoras que vuelan entonces los chicos pudieron hacer un prototipo y una herramienta para verla físicamente como funciona”.

Entre otros temas, también pensaron en cómo reciclar los desechos, los que podrían utilizarse como abono para alguna huerta, y en cómo separar orina con ósmosis inversa para aprovechar el agua y, además, pudiendo darle un segundo uso a la urea.

A la par, debieron hacer un informe detallado que debió ser presentado en inglés, y elaboraron una página web y un video que sirvió para la presentación.

Ganaron un desafío tecnológico y la Nasa evaluará su propuesta

La experiencia

Los jóvenes se mostraron por demás satisfechos con lo vivido. “La experiencia fue muy buena porque trabajamos muy bien en conjunto, esto te ayuda a trabajar en equipo porque te da un montón de habilidades. En un solo fin de semana, uno tiene que resolver un problema de la Nasa. Y además hubo una muy buena sinergia con otros grupos y me di cuenta que nos podíamos ayudar entre todos”, valoró Catalán.

Costamagna coincidió: “Me pareció una experiencia muy enriquecedora aporque pude aplicar los conocimientos que fui aprendiendo en el secundario y el primer año de Facultad y además pude compartir la experiencia con otros equipos”.

A su turno, Possetto mencionó que si bien dudó en ir en un primer momento por no sentirse preparado, fue una “muy buena experiencia”. “La experiencia es muy buena, ya de por sí tengo esa curiosidad e intento tratar de aprender cosas nuevas, estoy constantemente. Además quedé fascinado con las instalaciones de la Tecnoteca. Cuentan con computadoras con muy buenos requisitos. Además hice amigos y no nos faltó nada en ningún momento”.

“Estaría bueno que se siga repitiendo eventos como este tanto a nivel internacional como local, creo que San Francisco tiene mucho potencial para hacer algo similar pero a nivel local, seguramente las empresas del Parque Industrial tienen muchas problemáticas por resolver y los estudiantes de la ciudad y localidad vecinas tienen muchísimo potencial, lo demostraron ellos que están en primer y segundo año de la ingeniería y son muy jóvenes y sin embargo hicimos cosas con las que quedé fascinado y muy agradecido por la experiencia”, sumó.

Por último, Vatri reflejó: “Me imaginé que iba a ser algo de programación y si bien casi tengo un año programando, no sé si soy tan bueno, pero me animé. Fue una oportunidad única”.

Sobre el evento

La propuesta internacional Nasa International Space Apps contó con la participación de más de 45 personas. La actividad tuvo lugar en la Tecnoteca, bajo la coordinación del Área de Juventud de la Municipalidad de San Francisco y consistió en un hackathon, es decir, un encuentro de personas de distintas disciplinas y niveles educativos, desde los 15 años, quienes buscaron a través de su trabajo colaborativo, dar una respuesta a un reto o problema técnico de una organización en tiempo récord.

Las diferentes propuestas presentadas por los equipos participantes locales fueron evaluadas por un jurado conformado por integrantes de la empresa Investigación Aplicada (INVAP) y de Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

El equipo de los jóvenes resultó seleccionado como ganador de la instancia local y recibieron como premio un proyector, que donaron al IPEM Nº 96 “Prof. Pascual Bailón Sosa”, y un reloj inteligente para cada integrante del equipo.

Asimismo, el trabajo más votado por sus pares fue “GOAs”, del Grupo de Investigación Observatorio Astronómico San Francisco de la UTN San Francisco, que desarrolló un juego con un telescopio. Y hubo menciones especiales para los estudiantes secundarios que participaron.