El tiempo corría y había un apuntado. Una niña de siete años había dejado un dato clave durante la entrevista de Cámara Gesell que fue un baldazo de agua helada: su abuelo la abusó sexualmente en épocas donde les tocó convivir en la misma casa.

Enseguida, desde la Fiscalía de Delitos Complejos intentaron dar con el hombre de 64 años que vive en San Francisco, pero aparentemente conociendo lo que iba a afrontar desapareció del mapa. En la escena, una abogada penalista apareció con la promesa de que el hombre se iba a presentar de manera espontánea ante la Justicia para aclarar que no tenía nada que ver respecto a la denuncia en su contra efectuada por los propios padres de la menor.

Las fiscalías especializadas en la temática en la provincia de Córdoba aseguran que en la actualidad son más las causas que se elevan a juicio que las que se archivan.

La promesa cayó en saco roto y el abuelo prefirió seguir escondido. Una nueva oferta surgió de boca de su defensora, pero a los investigadores se le vino a la cabeza el caso Leandro Sacco, quien ante una acusación similar –aunque en perjuicio de una adolescente- estuvo prófugo unos seis meses. No se podía seguir esperando.

“Hay que actuar y urgente porque debemos dar una respuesta”, se le oyó decir al fiscal Bernardo Alberione en uno de los pasillos del edificio de Tribunales. El tiempo, en tanto, le jugaba a favor al fugitivo. 

Cabe aclarar que este medio resguarda las identidades y otros detalles del caso para proteger la integridad de la víctima.

Dos días de búsqueda

Según pudo conocer El Periódico, una de las primeras búsquedas se centró en el seno familiar del acusado, donde la Policía de la Departamental San Justo fue a buscar información. Allí surgió como pista la provincia de Buenos Aires.

Los ojos se posaron en la localidad de Tortuguitas, donde el buscado se habría refugiado en la casa de una persona cercana a su círculo íntimo.

Fuentes consultadas indicaron que en el medio recibieron un llamado telefónico aportando otro dato: que el presunto abusador se escondía dentro de una villa. El aporte no era gratuito –remarcan los investigadores-, ya que los informantes buscaban evitar un allanamiento policial grande en ese sector.

A la Fiscalía de Delitos Complejos ingresa una denuncia por abuso sexual cada dos días.

En diálogo con El Periódico, Alberione contó que debieron enviar un oficio al juez de esa zona de la provincia de Buenos Aires (Departamento Judicial de San Martín) y también a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para acceder a la línea de teléfono celular del hombre buscado. Además se lanzó una captura a través de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).

“Tuvimos que recurrir a una fuerza como Interpol para capturar abusadores, pero nuestra función es darle una respuesta inmediata a la gente”, dijo Alberione, quien también exigió más recursos para este tipo de investigaciones por la complejidad que implican.

“Todo fue en dos días. Fue un despliegue tremendo porque esto no se resuelve por arte de magia”, afirmó el fiscal, quien agradeció además el trabajo de su equipo y de la Policía de San Francisco.

En San Francisco y el Departamento San Justo, más del 90 por ciento de las víctimas de abuso sexual infantil que llegan a la Fiscalía de Delitos Complejos conocen a su abusador.

Caída

Finalmente, el viernes 5 de mayo agentes de la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones detuvieron a esta persona acusada por haber abusado sexualmente de su propia nieta en reiteradas ocasiones, “valiéndose de su estado de indefensión y aprovechándose de la condición de convivientes”, destacaron.

El buscado se ocultaba en el barrio Santa Mónica de la localidad de Tortuguitas. Previo a ello, los efectivos policiales montaron una discreta vigilancia en la zona antes de detenerlo.

La última semana, el abuelo fue extraditado a San Francisco donde quedó detenido e imputado de abuso sexual con acceso carnal calificado. Se espera que sea indagado en los próximos días.