Este lunes a las 14 falleció a los 77 años Severo Bartolomé Avaro, un reconocido vecino de nuestra ciudad, que fue noticia por estos días ya que este sábado se presentó la película "El Cruce de La Pampa", cuyo guión estuvo inspirado en su vida.

Avaro es velado en la firma Rosso Hermanos, en la sala 4. Mañana martes a las 16:15 será su sepelio.

El vecino había dado su última entrevista a El Periódico y se había definido como "un optimista de la vida”

Sobre la película que cuenta su historia sostuvo “A mí eso me hace bien. Espero que mi ejemplo sirva para inspirar a otras personas en no caer en la depresión”.

En abril se cumplieron 38 años desde que fue envenenado. Pero a Severo no le gustaba hablar de eso. Por el contrario, dice que pudo perdonar a la que fue su mujer y la defiende asegurando que ha sido buena madre y abuela.

“No estoy dolido de lo que me ha pasado, aprendí a convivir con mi ceguera y no soy partidario de la depresión ni el suicidio”, dice tajante mientras mira al vacío. Tras el envenenamiento Severo padeció una alteración en su sistema nervioso y su capacidad de visión se redujo al 10%. “Veo el bulto-sostiene-, como en un día que hay mucha neblina”.

Un corredor de la vida

Si vos tenés un problema no tenés que quedarte aplastado, deprimido. Mi deseo siempre fue vivir, yo soy un optimista de la vida. Hay que hacer lo contrario a la depresión, hay que agudizar los sentidos”, aconseja este hombre.

Pese a su reducida visión, nunca quiso quedarse quieto y se dedicó a correr. Empezó de a poco y para él fue un impulso para su vida. Su primera competencia fue el 1 de julio de 1982, en una maratón que iba desde el Club de Cazadores hasta Plaza San Francisco. "Llegué último- recuerda Severo - pero fue por el poco entrenamiento. Después comencé a entrenar bien”.

Luego en cinco años corrió tres maratones de 42 kilómetros; el primero, en Buenos Aires el 2 de octubre de 1988. En las competencias se guiaba por medio de un acompañante que iba en bicicleta unos metros adelante o a veces por algún patrullero policial.

Fue dueño de una memoria prodigiosa, que, según él, se debió al efecto de haber agudizado sus sentidos.

Falleció Severo Avaro, reconocido vecino de nuestra ciudad cuya vida llegó al cine

La importancia de los sentidos

Para el hombre al que suele verse caminando por las calles con su bastón blanco fue esencial agudizar sus otros sentidos para no tener que depender de nadie. “Estoy acostumbrado a valerme solo, si no lo hubiese hecho tendría que valerme de otra persona. Y al ejercitarte oís más, sentís más y duplicás la memoria”, aseguró.

Pese a su edad Severo no perdió nunca las ganas de seguir corriendo o caminar. Quería seguir haciendo deportes y poder ayudar a otros con similares problemas a poder luchar contra las adversidades.

Que en paz descanse.