La Línea C del transporte urbano de pasajeros parte de barrio San Cayetano y culmina en el Cementerio. Esta es utilizada, según datos suministrados por la Dirección de Transporte municipal, por el 45 por ciento de los pasajeros que diariamente toman el colectivo en San Francisco.

Un 35 por ciento utiliza la Línea B, que cruza desde barrio La Milka hasta barrio Maipú y el resto de los pasajeros viajan en la Línea A, que une barrio El Prado y el servicio penitenciario y en mucho menor medida el recorrido que va hacia Plaza San Francisco.

“La gente usa el servicio porque funciona bien”, aseguró Marcelo Ñañez, director de Transporte.

Todos los días

Diariamente son alrededor de 1800 las personas que toman el colectivo en nuestra ciudad para moverse de un lado a otro. En muchos casos, los trabajadores dejaron la moto o el auto y formaron el hábito de tomar el “bondi”. Pero lo que más motoriza al servicio son los beneficios de parte del Gobierno provincial con el lanzamiento del Boleto Educativo Gratuito (BEG), que fue tramitado este 2016 por 900 estudiantes, y el Boleto Gratuito para Adultos Mayores (BAM), que posee 200 beneficiarios en nuestra ciudad.

El precio general del boleto, para quienes no están incluidos en el BEG o el BAM, es de 6 pesos, un peso más que el año pasado.

La empresa concesionaria del servicio es Autobuses Santa Fe SRL, que llegó a San Francisco en 2006, como una salida de emergencia durante la gestión de Hugo Madonna ante las dificultades insalvables que tenía el servicio prestado con los colectivos donados por la Región Piemonte, que tuvieron escasa vida útil.

En 2007, cuando ingresó el gobierno justicialista, eran alrededor de 600 personas las que tomaban diariamente el colectivo. Hoy ese número se triplicó, aunque gracias a los beneficios impulsados por el Gobierno provincial.

Concesión

Autobuses Santa Fe SRL tiene la concesión hasta junio del año 2017. El último convenio aprobado en 2013, y que rige el servicio, establece la modernización de las unidades (circulan diez unidades más una de viajes especiales), la cesión total de los subsidios que se reciben del Estado nacional y la provisión del combustible necesario para la prestación del servicio. En tanto que el municipio se queda con la recaudación generada por el corte de boletos, y además se hace cargo de los choferes.

Pese a los años que funciona, la empresa todavía debe cumplir con algunas cuestiones como la disposición de la tarjeta magnética.